Para aquellos que no se encuentran consustanciados con el tema, a continuación trascribimos las Notas del Autor del libro.
NOTAS DE AUTOR
El Libro Negro del INADI o la Policía del Pensamiento
I.- Mucho hemos meditado y repensado acerca de si escribir o no este sintético ensayo analítico, crítico, sensible, contracorriente; espinoso en demasía. Los fundamentos a este propósito eran variados y de diferente espesor y hondura. Habrá que convenir que los tiempos que corren distan bastante de aquella ínsula pintoresca, pacífica, justa, tolerante, imaginada por Santo Tomás Moro en los albores del siglo XVI. Tampoco ofrece el mundo moderno y contemporáneo aquel soplo primaveral de aire dulce y fresco, impoluto: aquella libertad absoluta e integral que pacifistas, utópicos, liberales y marxistas han venido prometiendo desde 1789.
Por este
motivo, no podíamos dejar de advertir las consecuencias editoriales y
académicas que podrían significarnos la publicación de este trabajo,
puesto que, actualmente, todo pensamiento de ruptura con el status quo y
el orden “políticamente correcto” suele ser castigado con el ostracismo
más voraz y el silencio más ensordecedor; para el autor de un libro
así, no es otra cosa que la muerte en vida.
Al mismo
tiempo, y por lo mismo, buenos amigos y familiares señalaban otro asunto
de meridiana gravedad: el posible peligro al que nos expondríamos
tratando esta cuestión, pues hemos visto ya sobradamente cómo la Ley
Antidiscriminación puede y suele ser interpretada –y aplicada–
antojadizamente. Si se ha llegado al extremo inconcebible de perseguir
penalmente a religiosos por predicar ciertos pasajes de la Biblia e
incluso a autores de incuestionable probidad académica y reputación
mundial que -bien provistos de documentación- han cuestionado la
veracidad de supuestos “hechos históricos”… ¿Qué no podría sucedernos a
nosotros?
Asomaban
asimismo con vida propia otros dos interrogantes esenciales, plausibles
de alguna consideración, correlativos uno del otro. En primer lugar nos
interpelábamos acerca de si acaso prestaríamos algún servicio de
utilidad escribiendo este libro. Pues lo cierto es que –más allá del
ahilamiento de ciertos hechos y del rescate de ciertos sucesos
olvidados– no ofrecemos ni volcamos aquí ninguna documentación
clasificada o información de difícil acceso al gran público. Debemos
confesar, además, que siempre hemos considerado un tanto infructuosa y
estéril la tarea de abocar grandes esfuerzos a tratar cuestiones
coyunturales, efímeras; asuntos que en cuestión de minutos resultan
obsoletas y en una hora completamente inservibles. Luego decantaba por
inercia el segundo de los interrogantes mentados: es decir, si en caso
de que efectivamente la temática y las coyunturas actuales ameritaran la
publicación de este trabajo, ¿estábamos a la altura de la acuciante y
ambiciosa tarea que nos asignábamos?
Estos fueron a grandes rasgos algunos de los factores que nos detuvimos a analizar, a pensar y pesar minuciosa y pacientemente.
Finalmente
arribamos a la impostergable conclusión de que había que seguir adelante
con la empresa propuesta originariamente. Esto es, continuar con los
estudios: examinar al INADI, sus elementos constitutivos (nacionales e
internacionales), sus socios, su estructura, dependencias, objetivos, su
incidencia en la sociedad, su poder real, atribuciones y su proceder a
lo largo de sus casi 20 años de existencia.
Los motivos que terminaron por convencernos fueron particularmente cuatro:
1) el
velocísimo y dirigido proceso de inversión cultural al que la sociedad
ha sido sometida en los últimos años, casi sin advertirlo;
2) el
desconocimiento generalizado que existe de la incidencia determinante en
la sociedad y en las políticas actuales (aun entre personas bien
informadas) que este organismo tiene;
3) la
sorpresiva inexistencia de publicaciones críticas, escritas y
audiovisuales sobre este controvertido órgano fundamental del
Gobierno/Estado;
4) la
inmensa cantidad y calidad de la documentación que habíamos logrado
reunir hasta el momento, exponentes de una serie de gravísimas
irregularidades y de una manifiesta parcialidad del organismo referido.
Lo que es una cuestión singularmente grave si consideramos que su objeto
“declarado” es la promoción y defensa de la libertad de expresión y de
los DDHH de todos los ciudadanos argentinos.
II- Durante
el proceso de conformación del presente libro hemos entrevistado a
importantes dirigentes políticos como Federico Pinedo (Diputado por el
PRO), Alberto Asseff (Diputado Nacional por el Partido UNIR), Nora
Guinzburg (ex diputada nacional por RECREAR) y distintos intelectuales,
profesionales y religiosos del país, que –más allá de las diferencias
políticas, ideológicas y/o religiosas– han tenido la generosidad de
compartir sus inquietudes y puntos de vista, colaborando de esta forma
en la confección de la obra.
El esquema
propuesto intenta dilucidar una serie de interrogantes elementales. Tras
casi dos décadas de existencia – tiempo más que prudente para comenzar a
analizar el proceder, utilidad y efectividad de una institución-,
entendemos que la sociedad argentina debe formularse las siguientes
preguntas: a) ¿Ha cumplido el organismo con la misión para la cual fue
creado?
b) ¿Ha actuado con la objetividad y transparencia que demanda un organismo de estas características?
c) ¿Se ha
procurado nutrir al INADI de personas y funcionarios provistos de la
idoneidad profesional y moral que exige la causa de la defensa de los
DDHH?
d) ¿Ha
logrado el INADI mantenerse independiente y libre de la influencia y
direccionamiento del poder político; particularmente del partido
gobernante de turno?
e) ¿Ha justificado el presupuesto de 100 millones de pesos anuales que recibe de los contribuyentes argentinos?
Es de esperar que el lector pueda encontrar –parcial o totalmente– tales respuestas en este trabajo.
III.-
Adelantándonos al tratamiento de la cuestión y a algunas de las
conclusiones, podrá afirmarse, sin temor a exagerar, que el INADI es tal
vez una de las instituciones estatales más cuestionadas y
desacreditadas de la historia argentina. Sin embargo, inexplicablemente,
a pesar de sumar cada día nuevos y gravísimos capítulos de escándalos y
parcialidades manifiestas, continúa siendo beneficiada por el Gobierno
Nacional con mayores recursos y prebendas.
A lo largo
de este ensayo, a través de los hechos documentados procuraremos ofrecer
los elementos necesarios que permitan formar un cuadro y juicio
bastante certero y objetivo sobre el INADI y su accionar. Los sucesos
investigados permiten establecer que el organismo, so pretexto de la
defensa de los DDHH, pareciera cumplir una quíntuple función: política
(en favor del oficialismo), cultural e ideológica (implementación del
relativismo, con el consiguiente influjo del marxismo cultural),
internacional (en doble medida: a) promoviendo y haciendo cumplir en
nuestro país resoluciones y postulados de organizaciones como la ONU y
otras, a modo de quinta columna; y b) actuando por acción u omisión en
beneficio del sionismo y del Estado de Israel), policial (vigilando y
monitoreando, persiguiendo y difamando a los disidentes de cualquiera de
estos grupos) y hasta judicial (presionando sobre los jueces y
oficiales de la Justicia para que sus dictámenes sean acatados).
En rigor,
habrá que decir que los resultados arrojados por esta investigación no
podrán sorprender en demasía; es decir, encontrar al INADI, sus máximos
funcionarios, socios y progenitores sospechados o envueltos directa y
desembozadamente en casos de corrupción, evasión fiscal, robo, intentos
de homicidio, apología del terrorismo, infanticidio, trata de personas,
proxenetismo, narcotráfico, drogadicción, secuestro, arbitrariedades,
persecución institucional, política, ideológica y religiosa,
discriminación arbitraria, campañas de difamación, operativos de
desinformación, enfrentamientos callejeros, violencia inaudita,
insultos, maltrato laboral, despidos injustos y variopintos abusos… ya
que –dato fundamental e imposible de omitir– el mentado organismo (con
sus formas actuales) y sus titulares son creaturas, precisamente, de
Horacio Verbitsky y Néstor Kirchner.
El primero,
ex líder terrorista (miembro destacado de la Organización armada
Montoneros, que a lo largo de la década del 70 dejó un saldo de unas
2000 víctimas mortales). El segundo, notorio y fallecido especulador en
la misma década, sospechoso – entre muchas otras cosas– de haber
aprovechado su condición de Presidente para aumentar obscenamente su
patrimonio económico.
A estos se
impone añadir una extensa nómina de aliados políticos con similar
prontuario, tales como Hebe de Bonafini (apologista del terrorismo,
acusada de malversación de fondos, lavado de dinero y discriminación),
el ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni (apologista de la
droga, sospechado de proxenetismo y acusado de estafa al Fisco), el juez
Norberto Mario Oyarbide (acusado de corrupción y mal desempeño en sus
funciones), Carlos Kunkel (cuadro de fuste de la agrupación armada
Montonero), Isaac Jacobo Grossman (secuestrador convicto), Carlos García
Muñoz (violador convicto) y el extinto Eduardo Luis Duhalde (abogado de
terroristas), entre tantos otros.
IV.- El
presente ensayo no pretende ser exhaustivo. Queda aún mucho por
profundizar, investigar, cuestionar. Posiblemente haya deficiencias en
un libro como el presente; libro que era preciso abreviar pues la
materia elegida remite forzosamente a considerar decenas de agentes y
pormenores; obliga a tener en cuenta sus puntos concordantes pero
también sus asimetrías, no pocas veces casi imperceptibles. Este
trabajo, por tanto, no pretende ser un estudio definitivo sobre el INADI
sino apenas una aproximación; un mero “disparador” que aliente a otros a
la realización de obras más completas. El presente libro desea prestar
un servicio desinteresado, advirtiendo al ciudadano –y al político,
sobre El libro negro del INADI o la policía del pensamiento todo–
aquello que yace al descubierto pero que los medios de comunicación, en
general, han colaborado en callar.
Por último y
a modo de advertencia para los Fiscales de la Opinión, dejemos asentado
desde este mismísimo instante lo que debiera ser una obviedad: ni el
libro ni el autor pretenden en modo alguno ofender, estigmatizar o
perjudicar a persona o grupo alguno (minoritario o mayoritario, lo mismo
da). Lo que aquí se procura es, sencillamente, poner cada cosa en su
lugar y llamar a cada cosa por su nombre. Este libro es para todos los
argentinos de buena voluntad, cualquiera su ideología, religión,
condición social, raza o pensamiento.
El grupo al
que el INADI fustiga y estigmatiza con singular ensañamiento y denomina
“el varón, blanco, instruido, joven, pudiente, heterosexual, cristiano y
sin discapacidad visible” (sic), es también parte de la sociedad
argentina y, como tal, pasible de derechos.
Se haga justicia para TODOS
Cristián Rodrigo Iturralde