EL RHIN NACE EN BUENOS AIRES
BUENOS AIRES DESEMBOCA EN EL TÍBER PASANDO POR EL RHIN
Por Fray Gerundio de Tormes
Ya está claro. La publicación de la lista de participantes en el
inminente Sínodo, junto a las decisiones y posiciones (posicionamientos,
se dice ahora) de las últimas semanas, deja bien clarito cuáles son las
posturas y los intereses que se mueven bajo el subsuelo pontifical. Se
me ocurre que esto es como una receta de cocina para hacer un
emparedado: el matrimonio asado y carbonizado a fuego-express y
previamente adobado para que todo salga bien. O sea, mal. Que hay una línea de Obispos que ya el pasado año protestaron y
votaron en contra de ciertos planteamientos, pues el Papa por voluntad
propia decide que aún así los dichos planteamientos irán al Síngodo
Final.
Que hay un buen número de Obispos que se niegan a claudicar ante las
proposiciones kasperitas, pues se elige cuidadosamente a los
participantes.
Que entre los participantes obligados hay algunos que pueden salir
por peteneras y negarse a firmar cualquier disparate, pues se llama a
nuevos participantes, nepotes de nuevo cuño, para contrarestar a los
carcas.
Que hay dificultad para conseguir ciertas conclusiones, pues se
motuproprianunas semanas antes algunas conclusiones, que embarren el
tema y que preparen la barbacoa final.
Que el Sínodo es una asamblea que demuestra que en la Iglesia hay
colegialidad y todo eso, pues se aparenta colegialidad al tiempo que se
implanta la dictadura del real decreto.
El caso es que el Sínodo ya está en la calle, en los bares y en las
revistas. Ya están decididas las conclusiones en el imaginario
colectivo. Y ya se canta la victoria final antes de su celebración. Las
televisiones que tanto aclaman al papa Francisco, ya entonan cánticos de
alabanza: Saúl mató a mil y David a diez mil, decía el texto del libro
de los Reyes. Si en los años anteriores se popularizaron las
anulaciones, ahora se requetepopularizan, se repentinizan y se hacen
gratuitas. Se expressan. Se hacen express.
Y además, el Obispo mismo discierne sobre ellas. Bastará irse a
Buenos Aires, a Chicago, a Munich, a Tegucigalpa o a Madrid, para que
los Prelados más conocidos por su misericordia pastoral, concedan de
inmediato el portazo sentimental al sacramento que se recibió cuando los
dos anulantes (antes contrayentes) se querían, y no habían tenido que
empezar a soportarse. Hasta que cualquier cosilla nos separe.
Creo que este es el resultado de los nuevos sistemas de organización,
comunicación, manipulación y presión. Por eso, si en el Conclio
Vaticano II el Rhin desemocaba en el Tiber, según el título del conocido
y sustancioso libro, ahora es Buenos Aires el que, pasando por el Rhin y
recogiendo por allí a todo el kasperitado, desemboca en el Tíber. Y el
que se mueva, no sale en la foto. A Burke ni mentarlo, para que ni se le
ocurra aparecer por el Sínodo. No sé si le mandarán a bendecir un
palomar en Calcuta. Y a Scheneider le han puesto a vender palomitas de
maiz en Tokio. Y a Caffarra (que sí asiste al bendito Sínodo) le han
puesto un guardia suizo de vigilante, para darle con la pica si intenta
abrir la boca. Lo mismo que en otros tiempos hicieron con el micrófono
del cardenal Ottaviani, aunque ahora es mucho más fácil con los nuevos
sistemas.
imagesY es precisamente con los nuevos sistemas como se conseguirá el
efecto deseado. Se mantendrá la “doctrina” oficial, mientras se dará
carta de naturaleza a la misericordia pastoral (algo también muy del
Rhin), mediante la cual, cualquier director espiritual bien formado,
misericordioso, comprensivo y que nunca en su vida haya estudiado a
Santo Tomás de Aquino (porque en caso contrario no estaría bien
formado), pueda dirimir que se pueda acercar a la comunión un
divorciado, un trans, un tal y un cual. Porque ya se dijo en su día en
Santa Marta que la comunión no es un premio. Venid a Mí los que estais
amancebados, que Yo os aliviaré, según reza la nueva lectura del
evangelio.
Sólo les faltaría entonar el No nos moverán o el No pasarán, ante las
cámaras de televisión para que todo encaje perfectamente con un
monólogo de izquierdas. Porque esto va a ser precisamente eso: un
monólogo de izquierdas.