
La clave asiática del comercio argentino
Por Francisco Castaño para L’ombelico del Mondo
El presidente Mauricio Macri volvió al ruedo en el escenario
internacional, tras más de dos meses desde la cumbre de líderes del G20
en Buenos Aires y la inasistencia a la asunción de Bolsonaro como
presidente de Brasil, nuestro principal socio comercial. Entre el 17 y
19 de febrero, Macri realizó su primera visita de Estado del año a la
República de la India, mientras que entre el 20 y 21 visitó a quien se
ha transformado en uno de los socios comerciales más importantes en los
últimos años: la República Socialista de Vietnam.
Esta gira por el sudeste asiático se enmarca en un modelo de
inserción económica orientada hacia afuera, impulsando la apertura de la
economía, un Mercosur comercialista y ofensivo en la firma de acuerdos
comerciales con otros bloques, y la búsqueda de inversiones en energía y
alimentos. En este marco, la consolidación del vínculo con los
países del sudeste asiático ha ganado consideración en la visión
oficial, ya que es una región que se muestra ampliamente complementaria
en materia comercial, algo que hasta ahora no tuvo su correlato con los
socios predilectos hacia los cuales el macrismo orientó la inserción
internacional desde su llegada a la Casa Rosada: EEUU y Europa.
En efecto, los ingresos estimados de US$ 50 millones por el acuerdo
de limones con EEUU resultan minúsculos en términos cuantitativos, ya
que no compensaron el cese de ventas de biodiésel debido al aumento de
los aranceles del 72% establecido por la administración de Trump, lo que
cercenó completamente las ventas por un monto cercano a los US$ 1200
millones.
Con respecto a Europa, si bien las negociaciones entre el
Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) se encuentran
encaminadas, las tratativas con la Unión Europea (UE) distan de alcanzar
un punto final debido a las restricciones y condiciones
desproporcionadas pretendidas por la contraparte europea. A estas
últimas se suman los derechos antidumping impuestos al biodiésel
argentino en 2013, los cuales tendrán que ser eliminados tras la
victoria de la apelación argentina ante la OMC y un reciente fallo del
Comité de Instrumentos para la Defensa Comercial de la Comunidad
Europea.
En este marco, el sudeste asiático –al igual que ciertos países del norte de África– ha incrementado su nivel de importancia en la política exterior argentina en la medida que son países con los cuales existe una importante complementariedad productiva.
A su vez, con muchos de ellos existe un importante superávit
comercial, como es el caso de la India y Vietnam, lo cual le ha
permitido aminorar el déficit total de US$ 3882 millones en 2018,
producto del agujero que le genera el enorme intercambio negativo con
los tres socios principales: Brasil, China y EEUU. Es en este contexto
en donde se enmarcan las visitas de Estado de Macri a India y Vietnam,
quien afirmó que “Asia es la región que más puede ayudarnos a crecer en
el comercio y las inversiones”.

Del Taj Mahal al Rashtrapati Bhavan
Además de ser el segundo país más populoso del mundo con más de 1.400
millones de habitantes, India es actualmente la séptima economía
mundial y el sector de servicios comprende el 61% de su actividad
económica. También se destaca por participar en el G20, los Brics y por
poseer armas nucleares, lo cual la ubica dentro del selecto club de
nueve países con dicha capacidad, junto con las cinco potencias del
Consejo de Seguridad de la ONU, Israel, Pakistán y Corea del Norte.
Caracterizada por muchos como la democracia más grande del mundo, la
calidad de los números de la séptima economía demuestra un panorama
diferente al esperable. En efecto, la India continúa siendo un país
altamente inequitativo, con una de las cantidades más altas de pobres en
el mundo, siendo que casi 100 millones de indios viven con menos de 1,9
dólares por día, de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial. Asimismo,
casi el 40% de los niños menores de cinco años son bajos en estatura y
peso para su edad, lo cual constata un nivel de desnutrición crónica.
Luego de visitar el Taj Mahal, Macri se reunió con el primer ministro
y con el presidente indio en el palacio presidencial Rashtrapati Bhavan
en Nueva Delhi. En el marco de la celebración del 70° aniversario del
establecimiento de relaciones diplomáticas bilaterales, Macri aseguró:
“La Argentina es un proveedor confiable y competitivo de alimentos para
los consumidores indios y tenemos mucho potencial para la cooperación en
producción agrícola y en biotecnología”.
Entre los sectores más impulsados, la búsqueda de inversiones
para la explotación de energías no convencionales y renovables en el
país ocupó un lugar central, tratando de que “la India participe también
de la segunda reserva de shale gas en el mundo que es Vaca Muerta”.
Por otro lado, se destacan los acuerdos para exportar limones, huevos
y harina de pescado, de acuerdo a la Cancillería, quedando en el debe
el escaso valor agregado en las ventas de productos argentinos y el
nivel de concentración y dependencia de un solo bien.

El gráfico anterior evidencia el superávit argentino estructural en
el intercambio bilateral con respecto a los últimos diez años, siendo el
de la India el tercer superávit comercial que tiene Argentina con un
país asiático (US$ 956 millones), detrás de Vietnam e Indonesia.
Por el lado de las exportaciones argentinas, el 91% de lo vendido a India en 2018 fue aceite de soja, seguido por aceite de girasol y cueros. Los números concretos se traducen en que la India se ha erigido como el séptimo destino de las ventas nacionales, aunque la sustantiva concentración de las mismas en un solo producto significa una importante vulnerabilidad para Argentina ante una posible implementación de medidas arancelarias y para-arancelarias. Por el lado de las importaciones, se destacan motos, hilados y sustancias vegetales y químicas.
A pesar de la suscripción de un Acuerdo Preferencial de Comercio
entre el Mercosur y la India en 2009, la participación argentina en el
comercio exterior total del país asiático es muy magra, comprendiendo
solo un 0,4% para el 2017, mientras que la participación india en el
comercio exterior total argentino es de 2,3% para el mismo año, de
acuerdo al Centro de Economía Internacional.
Finalmente, en estas semanas de convulsión política en América
Latina, no puede dejar de mencionarse el hecho de que la India había
anunciado importantes medidas con respecto a Venezuela. A pesar
de las sanciones impuestas por EEUU a la compañía Petróleos de Venezuela
(PDVSA), se confirmó que la India aumentó la importación de crudo
venezolano al punto tal que se convirtió en su principal comprador en la
primera mitad de febrero, incrementando las importaciones hasta 620 mil
barriles al día, según comunicó el medio televisivo NDTV India.
El gobierno indio tomó una postura de no intervención en los asuntos
internos de Venezuela, a la vez que se suscribió a la idea de que sean
los propios venezolanos quienes solucionen sus problemas. Ante la
consulta de periodistas durante su estadía en la India, el canciller
argentino Jorge Faurie afirmó: “Probablemente la India compre más
petróleo a Venezuela, esto es algo que puede ser negativo para la
región”. Los acuerdos bilaterales y la inexistencia de una respuesta
oficial por parte de la India indican que el vínculo comercial supera
las desavenencias ideológicas frente a terceros.

Construyendo la torre (comercial) de Hanói
El segundo destino de la gira de Macri fue Vietnam, en donde se
reunió en Hanói con su par Nguyen Phu Trong. Vietnam tiene más de 95
millones de habitantes y en los últimos años se posicionó como
uno de los principales socios argentinos en el sudeste asiático, siendo
el quinto socio comercial y el segundo mercado más importante de la
Argentina en la región después de China. Es por ello que Macri
abogó por elevar el nivel de relacionamiento bilateral: “Queremos llegar
lo antes posible a que nuestra asociación sea integral”.
A su vez, el presidente abogó por trabajar conjuntamente para
“promover las exportaciones e impulsar el crecimiento de la inversión
extranjera directa en sectores estratégicos, especialmente en
agronegocios”.
De acuerdo a la Casa Rosada, el viaje le deja a Argentina la aprobación de las ventas de cuatro cítricos: naranjas, pomelos, mandarinas y limones. Por
su parte, el presidente vietnamita pidió que los funcionarios
argentinos estudien la posibilidad de aprobar el ingreso de
electrodomésticos, cerámicas y productos del mar.

El gráfico anterior deja en claro el importante superávit comercial
argentino con Vietnam, que para 2018 fue de US$ 1500 millones, el más
importante con un país asiático y el tercero en el comercio exterior
nacional, detrás de Chile y Argelia.
Por el lado de las exportaciones, más de la mitad de los
envíos a Vietnam corresponden a harina de soja (52%), seguidos por maíz,
mariscos y trigo. En cuanto a las compras, se destacan
bienes industriales intermedios, como partes de televisores, radios y
teléfonos y también calzados. A diferencia de la relación con
la India, Argentina no tiene suscrito con Vietnam un acuerdo comercial
desde el Mercosur, lo cual amplía las oportunidades para incrementar las
exportaciones. Exista ese acuerdo o no, es un deber urgente del Estado
nacional la diversificación y agregación de valor de las mismas.
En la apuesta por una “inserción inteligente” al mundo, el gobierno
argentino privilegió la relación con EEUU y Europa, cuestiones que le
valieron las presidencias pro tempore de la OMC y el G20 y la aprobación
de las gestiones con el FMI. Sin embargo, el sudeste asiático en
general se transformó en un importante mercado consumidor de bienes
agroindustriales y en un socio a tener en cuenta en la búsqueda de
inversión extranjera.
En consecuencia, la profundización de la relación comercial con países como la India y Vietnam le ha permitido al gobierno de Macri saltear las restricciones impuestas por los paladines del intercambio sin distorsiones en los foros y organismos multilaterales, con quienes el gobierno pretendía fortalecer los vínculos económico-comerciales, algo que finalmente no tuvo lugar debido a la llegada de Trump y a las fuertes trabas con la UE.
En definitiva, la complementariedad y superávit con los mercados
asiáticos fungieron como descompresor ante los vaivenes con los socios
predilectos y le permitieron al gobierno sortear las pálidas de una
política exterior que fue orientada hacia determinados partenaires
dentro de un escenario internacional más abierto, pero que terminó
privilegiando alianzas con socios de segundo rango al inicialmente
apuntado, vinculado a la imperiosa necesidad de revertir el déficit
comercial y repuntar una economía en rojo.
* Por Francisco Castaño para L’ombelico del Mondo. Twitter: @francastano91
