La Gran Manzana huele mal. Por Miguel De Lorenzo
Lejos de
nosotros restarle algún mérito a R. Larreta, que tan bien ganado lo
tiene, pero la cosa es que en estos días otro jefe de gobierno, un tal
Cuomo, el gobernador de Nueva York, avanzó un paso más con el
aborto.
De este
modo, Cuomo, hijo envilecido de un tiempo perverso, consiguió que NY
igualara en las más inhumana de las crueldades a otras ciudades del
mundo, allí donde las embarazadas pueden ordenar la muerte de sus
hijos – hasta el instante mismo del parto.
Cuomo lo plantea en estos términos: ¿Y
si antes de parir la madre se arrepiente y no quiere al hijo, acaso no
tendría los mismos derechos?
El tipo lo pensó un rato y para las
madres “arrepentidas”, las del último minuto, puso a disposición una
solución tipo moral de supermercado, si no está conforme devuelve el
producto, – en este caso lo elimina – Cuomo lo anuncio alegremente,
estaba exultante, como si se tratase de un gran éxito.
Una vez
alcanzado este extremo horrido, ya no podrían seguir hablando del
montoncito de células, que no hay vida, que a partir de la semana tal o
cual, que con mi cuerpo hago lo que quiero, que todavía no sienten, y
otras mentiras para uso mediático, está clarísimo que ya no pueden,
ni quieren, no les importa disimular nada.
La
realidad cruda y dura y sobre todo abominable, es que en la gran manzana
se legaliza la pena de muerte para bebés. Por eso, si alguno quiere
matar a su hijo hasta cinco minutos antes de nacer, vaya a NY.
Cuomo, se encarga.
Pero cuidado, no dejaría de ser una temeraria ingenuidad entender lo de NY como si tratase de un hecho remoto y lejano.
Es
evidente que en el tema del aborto vienen por todo y con todo. Las
organizaciones al servicio del gobierno mundial, necesitan el control de
la natalidad, así los Soros, los Gates, los Ford, Planned Parenthood,
y una larga lista de etcéteras, apuntan sus inmensas fortunas a
concretar la mayor matanza de bebes de los tiempos.
De tal
modo que nada perturbe la paz, ni las fortunas de esos veinte o treinta
tipos más ricos del planeta, muy decididos a gobernar un mundo poblado
por un número por ellos predeterminado, de uniformes esclavos
obedientes.
Todos metidos dentro de la brutal fealdad de un mundo sin Dios.
Sin
embargo, en el mismo EEUU más allá de Cuomo, en las próximas semanas se
conocería la decisión del presidente Trump cortando el flujo de
fondos federales a Planned Parenthood y otras organizaciones
abortistas. El mismo Trump fue el que impulsó la candidatura de B.
Kavanaugh para la corte de EEUU, abriendo la posibilidad de revisar las
trampas del fallo Rae vs. Wade. Por estas incorrecciones los nuevos
bárbaros dicen que Trump estaría chiflado, pero a nosotros los
chiflados que defienden la vida con esa determinación, nos parecen muy
tranquilizadores.