miércoles, 10 de abril de 2019

INSTITUTO DE FILOSOFÍA PRÁCTICA EN DEFENSA DE BUENOS AIRES


DECLARACIÓN DEL INSTITUTO DE FILOSOFÍA PRÁCTICA EN DEFENSA DE BUENOS AIRES


“La mejor ciudad es siempre la más humana” (Patricio Randle)
“Necesito una ciudad fuerte y no la asentaré sobre la podredumbre de sus hombres” (Saint-Exupéry)
I.-
El primer capitel  pertenece a un añorado integrante de nuestra comisión directiva, quien fue, entre otras cosas, premio nacional de Arquitectura y Urbanismo y de Geografía. Si él viviera entre nosotros la presente sería mucho mejor y más contundente.
Patricio Randle se pregunta por las causas de la ciudad con rigor aristotélico: la causa material “es la aglomeración de personas y de edificios”; la causa formal es “la sociabilidad natural del hombre una dimensión inscripta en el orden natural”; la causa eficiente puede ser “la conquista de un territorio, una encrucijada de caminos, un buen puerto natural, un sitio inexpugnable y así interminablemente según se trate de cada circunstancia histórica”.
Se pregunta luego por la causa final y responde que es “el bien común, el mejor modo de ejercitar la sociabilidad para bien de todos y de cada uno”. Y agrega: “la ciudad es lo que queda cuando se retiran los edificios y las calles, eso es la esencia de la ciudad”(1), la disposición de los miembros a integrarse en la unidad de su causa final. Porque “la última razón de ser de la ciudad, por su propia naturaleza, es velar por la justicia, la paz social, la espiritualidad y el ocio creativo, que solo pueden florecer en ciudades concebidas con el recto sentido de su esencia”(2).


Y una ciudad, ya lo advierte Aristóteles, tiene que tener una medida de magnitud; es como el barco, que no puede ser tan chico que no pueda transportar pasajeros, ni tan grande que no pueda entrar en el puerto.
 
II.-
Hoy nuestra Ciudad se encuentra en peligro: gobernantes perversos atentan todos los días contra su alma y contra su cuerpo. Hoy soportamos al peor jefe de gobierno de los últimos tiempos: Horacio Rodríguez Larreta.
Este jefe de gobierno ha convertido a la Ciudad en adelantada de la contra natura, en la capital de la soberbia gay, todo esto en perfecta continuidad con Macri y Cristina Fernández de Kirchner, quien en el año 2008 hizo llegar un obsequio a un par de degenerados quienes sellaban su unión contra natura y que en el 2012 recibió muy alegre a “personajes prostibularios, quienes en virtud de leyes por ella impulsadas se les concedió una nueva ‘identidad’ sexual elegida acorde con sus deseos”.
El gran hipócrita que nos gobierna es capaz de consagrar la ciudad a la Virgen y luego permite que, en ámbitos públicos, se ofenda la misma Virgen poniéndole a una imagen un pañuelo verde y sacándola en sacrílega procesión por las calles de Buenos Aires, ante el silencio de su jefe. El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal objetó las agresiones a diversas imágenes de la Virgen María, pero sin referencia a ninguna en particular, lo que llevó al matutino La Nación a suponer que aluden a la “Virgen abortera” exhibida en un espacio cultural de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (22/3/2019)
Estos gobiernos, nacional y comunal, expresan continuidad con los anteriores y así el omnipresente Marcos Peña, a comienzos del 2016, recibió a la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, posando con sus representantes y expresando en su cara una contundente alegría.
Pero siempre hay más y a fines de julio de 2012 el gobierno de la Ciudad reconoce a una pareja de homosexuales la paternidad de Tobías, nacido en la India en un útero alquilado; pero además con las felicitaciones de Rodríguez Larreta, cuya complacencia la documenta una foto donde posa con el niño y los dos sodomitas.  
Estas manifestaciones de sus jerarcas las resume nuestro gobierno en su página oficial de turismo: “hoy Buenos Aires se transformó en un destino gay friendly por excelencia, que incluso es elegida en función de las fechas de los festivales. Año tras año en la Ciudad se celebra el festival LGBIQ y el Festival Internacional de tango Queer”.
 
En junio de 2017, en la Plaza de la República, flameó la bandera gay junto al pabellón patrio y el jefe de gobierno se fotografió sonriente, con un cartel que decía: “Yo estuve en la inauguración de la casa Trans”, efectuada el 28 de ese mes y destinada a ofrecer servicios, capacitación, atención sanitaria, orientación jurídica y actividades recreativas al colectivo homosexual. Rodríguez Larreta se mostró orgulloso por la Casa Trans, pero dijo “que todavía falta mucho en materia de inclusión”.

Porque con seguridad, el jefe de gobierno debe pensar, con el oncólogo y ex ministro italiano Humberto Veronesi, que “El amor homosexual es el más puro, al contrario del heterosexual ordenado a la reproducción. La homosexualidad es una elección conocida y más evolucionada” Corriere della Sera, Milán, 24/6/2011. Si no lo pensara ¿por qué tanta promoción?  La Ciudad fue precursora en materia de sodomonio y como señala Manuel Campos Carlés en carta a La Nación: carteles inundan Buenos Aires refiriéndose a la salud sexual y al supuesto derecho a la información y educación de los adolescentes y denuncia “un plan estratégicamente preparado derivado de la filosofía llamada “identidad de género” cuyo fin último es disolver la familia como núcleo de la sociedad, la sustitución de la autoridad paterna y materna en la educación de los hijos, la difusión obligatoria en las escuelas de prácticas sexuales,  incluyendo aquellas que van contra la naturaleza. Todo esto a niños menores” (Buenos Aires, 18/10/2018), Pero esta política de Estado tiene el apoyo del gobierno nacional.  Así, Claudio Avruj, secretario de derechos humanos y pluralismo cultural de la Nación jugó de arquero en el partido de fútbol jugado en el estadio de River para celebrar la diversidad sexual, entre representantes de embajadas de Bélgica. Holanda, Suecia, Israel y Canadá, por un lado y por otro, integrantes de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina, la Asociación Gays apasionados por el fútbol, la Casa Trans, la Fulana y la Fundación Huésped. Avruj antes del partido dijo que “la lucha contra la discriminación se gana con pequeños grandes gestos todos los días” (María Ayzaguer, La Nación, Buenos Aires, 19/5/18 con foto y texto que ocupa 1/3 de página del matutino). Vivimos en una Ciudad que hoy es triste, histérica y fea, en la cual los vicios son promovidos. Y el resultado es la pobredumbre aludida en el segundo capitel, texto de Saint-Exupéry. Pero, como señala Randle, esto es el espejo de la fealdad de su alma, dominada por el lucro sin freno, los egoísmos individualistas, las tendencias concentracionarias del Estado y la masificación innoble de sus habitantes a manos de unos manipuladores de la opinión, sea por vías privadas o estatales, lo mismo da”(3).
III.-   Pero hoy también peligra el cuerpo de Buenos Aires, pues la Ciudad desde 1947 hasta el 2010, según los censos del INDEC, tuvo una población estacionaria de poco menos de tres millones de habitantes. Hoy la demencia del jefe de gobierno y de la mayoría de la legislatura quieren duplicar ese número.
¿Cómo se logrará eso? Construyendo palomares de nueve pisos, con minúsculos departamentos en los cuales una familia con hijos no puede vivir.
Patricio Randle se refiere al peligro del desarrollo indefinido de una ciudad y afirma: “cuando el crecimiento interfiere con el normal desarrollo de las funciones (circulación, espacio vital, trabajo, esparcimiento, etcétera), entonces puede hablarse con fundamento de hipertrofia. No es por su extensión, sino por los trastornos que esa dimensión acarrea a sus funciones… Lo importante no es el número de habitantes, ni la superficie que ocupa una ciudad, sino el normal funcionamiento de sus órganos”(4).
Hoy ya estos órganos funcionan mal. La construcción irracional de muchas bicisendas y su tamaño, junto al absoluto descontrol del estacionamiento y de la carga y descarga de mercaderías, obstaculizan la normal circulación de los vehículos, de transporte público o particulares; los caminantes muchas veces tienen que mirar para abajo para no pisar los soretes perrunos y no dar algún paso en falso por el estado de las baldosas, con riesgo de chocar con otras personas o con obstáculos colocados en las veredas, invadidas por otro lado por quioscos de diarios y revistas y las mesas y sillas de confiterías y restaurantes; en subterráneos y colectivos se viaja cada vez peor; en los primeros es una rareza que funcionen las escaleras mecánicas. El aire se encuentra cada vez más contaminado, en especial en el centro, por falta de control de los escapes de camiones y colectivos. Ciertos lugares, en especial de noche, se transforman en grandes basurales. Se autoriza la construcción de edificios sin cocheras mientras crece el número de automóviles. Manifestaciones y piquetes cortan avenidas y calles, impiden el ejercicio del derechos a circular y son custodiados, en vez de ser reprimidos, por dos inútiles policías, la Federal y la porteña que tampoco sirven para controlar a los nuevos vándalos, capaces de arruinar cualquier espectáculo deportivo, como todos sabemos.
Estas policías no han mejorado la seguridad, existen zonas liberadas, lugares prohibidos para la gente de bien. Como denuncia Iris Speroni “calles enteras tomadas por vendedores minoristas de drogas, prostitutas que dan sus servicios en veredas y zaguanes y toda suerte de motochorros, carteristas y saltimbanquis”(5). Se multiplica, por otro lado, la gente llamada pintorescamente “en situación de calle”.
Multitudes de automóviles todos los días ingresan desde el conurbano y las calles se ven desbordadas; en ellos y en diversos transportes colectivos ingresan millones de personas. Randle se pregunta con agudeza: “¿qué va a suceder con una sociedad que se resiste a dominar el automóvil y que se plantea el control de la natalidad, pero se niega a controlar la producción de automóviles y su proliferación irrestricta por las calles de la urbe?”(6)
Los servicios de electricidad, gas, agua, teléfono, internet, televisión por cable, aumentan sus tarifas sin pausa, sin mejora alguna en la prestación de los mismos y en sus instalaciones obsoletas.
Las normas jurídicas y las reglas de convivencia se violan todos los días y a toda hora con lo cual Buenos Aires se transforma en una jungla de asfalto, sin premios ni castigos. O premios en lugar de merecidos castigos como ocurre con las villas: los usurpadores recibirán un título de propiedad. El haber cometido un delito tiene como consecuencia un premio y no un castigo. Como se pregunta un lector de La Nación, Jorge Carlos Ales “¿hasta dónde Rodríguez Larreta puede disponer de lo que no es suyo para con fines electorales entregárselo a los usurpadores?”
Aunque parezca mentira, como denuncia Mario de Ipola, otro lector del mismo matutino, hoy existen individuos que “en la Villa 31 construyen edificios para alquilar habitaciones. Ocupan gratis los predios, no pagan derechos de construcción, no usan arquitectos ni ingenieros matriculados, no pagan impuestos, ni servicios… Este tipo de explotación no puede seguir impunemente y el gobierno de la Ciudad tiene que hacer algo para parar esta situación de aprovechamiento ilícito”. Pero no lo hace por desidia o complicidad.
La Universidad Católica Argentina,  hizo algo original: organizar una muestra con el título: “Dignidad de las Villas Miseria”; nosotros también hicimos algo: publicamos durante el año 2014 dos declaraciones: “Acerca de las usurpaciones protegidas y ahora, además, bendecidas”, el 18 de marzo y el 10 de julio, “Acerca de otras usurpaciones”(7).
Los hospitales no alcanzan, muchos están colapsados al tener que atender a gente no residente y junto a los colegios, están sucios y deteriorados. Pero como denuncia una lectora de La Prensa el gobierno ha establecido curiosas prioridades: el presupuesto para veredas es $2.610 millones; para infraestructura escolar $ 1.256.- (Gabriela Cerruti).
IV.-  Pero, como si esto fuera poco, ahora ingresamos en un proceso que la distinguida economista Iris Speroni llama la “sovietización” de Buenos Aires.
EL 6 de diciembre pasado la Legislatura porteña aprobó por mayoría los nuevos Códigos Urbanístico y de Edificación de la Ciudad, instrumento para poder, en pocos años, cambiar tanto a Buenos Aires, para que en ella los antiguos porteños seamos los nuevos extranjeros. Grandes construcciones de hasta 38 metros de altura y departamentos de 18 metros sin bañera y sin bidet.
Volvemos a citar a Randle: “El ecosistema urbano ha perdido su armonía, diluyendo y seccionando los barrios -verdaderas unidades sociológicas- por efecto de un sistema vial al servicio del transporte y no del vecindario… en una gran ciudad la congestión, la polución ambiental y la falta de estructura social crean una situación caótica que desestabiliza el ecosistema”8. Rodríguez Larreta promueve un “gigantismo” que destruirá la Buenos Aires en la cual nacimos, vivimos y a la cual queremos, a pesar de todo lo que hoy nos duele. Debemos impedirlo, porque, como ya dice Cicerón, “no hay ninguna cosa en la cual la virtud humana se aproxime más al numen de los dioses que el hecho de fundar ciudades o conservar las ya fundadas”. Tenemos la obligación moral de conservar Buenos Aires y practicar la virtud aludida por el orador romano, porque, además, en el fundar y el conservar las ciudades existe algo sacro.  En el siglo XVI Giovanni Botero escribió que “una ciudad es una congregación unida para alcanzar el fin de una vida mejor”. Nuestro gobierno comunal, en medio de una propaganda plebeya que nos dice “en todo estás vos”, busca sin prisa y sin pausa, todos los días, que estemos cada vez peor. Este es el motivo que nos mueve a convocar la resistencia colectiva contra la sovietización y la barbarie. Si no lo hacemos, adiós mi Buenos Aires querido, adiós barrios, adiós parques y espacios verdes, adiós plazas y jardines. Como ya dijeron adiós el Tiro Federal y el Cenard. Todo estará concentrado, el centro liquidará al barrio, la masa informe y desarraigada suplantará al pueblo que todavía conserva, en cierta medida y con legítimo orgullo, su arraigo, su cultura y su tradición.
Buenos Aires, marzo 26 de 2019
Juan Vergara del Carril                                           Bernardino Montejano
Secretario                                                                  Presidente

(1)“¿Qué es la ciudad?” en La ciudad, su esencia, su historia, sus patologías, Fades, Buenos Aires, 1984, pág. 68.
(2)  “¿Qué es la ciudad?, citado, p. 74.
(3) Teoría de la Ciudad, OIKOS, Buenos Aires, 1984, p. 38.
(4) ¿Qué es la ciudad?,  citado, en La ciudad… págs. 65/74.
(5) “La Ciudad de Buenos Aires se encamina a su sovietización”, La Prensa, Buenos Aires, 30/12/2018,
(6) Aproximación a la Ciudad y el Territorio, Educa, Buenos Aires, noviembre, 2000, p. 63.
(7)  Doce años de declaraciones que no necesitan aclaraciones, Infip, 2017, ps., 220 y 237 respectivamente