Todo lo que tenga olor a kirchnerismo, es relegado hasta por el propio voto peronista
13:15 – (Por Rubén Lasagno)
– Con las elecciones de ayer en Río Negro, queda sellado nuestro
análisis político donde repito hasta el cansancio que en las elecciones
de 2019 cualquiera que se alíe con el kirchnerismo en cualquiera de sus
versiones FPV/La Cámpora/Kolina/Unidad Ciudadana, perderá
inexorablemente porque no podrá capitalizar ningún sector que no sea,
precisamente, kirchnerista. Y quien más lo sufre es el propio peronismo.
Pues, sin entender aún que el kirchnerismo no es peronismo sino
oportunismo y utilización indebida de una marca, el PJ sigue insistiendo
en fórmulas de alianzas con lo peor que le ha pasado al país en el
estricto sentido de política-desastre, con todo el gabinete de los
gobiernos de Néstor y Cristina preso, procesado y embargado por delitos
tan graves como lavado de dinero, malversación de fondos públicos,
Traición a la patria y cuanto delito se pueda sumar al Código Penal, que
no dejaron de cometer los que se robaron más de un PBI en 12 años.
Sin duda, como lo dije en otras notas, hay un piso de entre
un 15 y un 20% de kirchnerismo que votará siempre en ese sentido,
independientemente de quien lo represente, pero indudablemente gran parte del PJ
es esquiva a ponerles el voto a quienes han demostrado largamente ver por ellos
mismos, no importarle la estructura partidaria, mucho menos Perón y menos aún
aquellos idiotas útiles que les facilitan las estructuras para ensayar una
vuelta al ruedo, después de habernos robado la plata, la dignidad y la
esperanza como país.
¿Con el macrismo/radicalismo devenidos en Cambiemos, estamos
mejor?. No en todo, pero en algunas cosas hemos mejorado. Obviamente que a este
gobierno lo condena la Economía y la gente se lo está haciendo saber en cada
elección provincial adelantada, e inclusive en las PASO. En cada elección que
se ha ejecutado en estos meses en las provincias, Cambiemos está en tercer
lugar y eso no es casualidad. Sin embargo, aquel electorado independiente que
pondría su voto a cualquiera que le de esperanzas pero no se lo regalaría al
kirchnerismo, hace la diferencia y ronda entre un 18 y 20% del padrón. Al
peronismo, a pesar de todas sus idas y vueltas, le renuevan la confianza un 60%
de su electorado. El otro 40% huye cuando va asociado con los K.
Hay en todo esto una
sola verdad: el votante medio escapa de lo que huela a kirchnerismo.
Ciertamente el peronismo, como dijimos, sigue manteniendo un plafón de votantes
fijos en cada elección, pero a la vista de los resultados, indudablemente hay
simpatizantes del propio partido que salen disparados cuando encaran las urnas
y deben poner su boleta por una fórmula que lleva a un referente K o cualquiera
de esa extracción partidaria que figure contaminando una boleta.
Ayer en Río Negro, Martín Soria, kirchnerista declarado,
jugando fuertemente con la estructura del PJ provincial, fracasó ante una
ignota candidata que puso de apuro el actual gobernador Alberto Weretilneck,
ante el rechazo de la CSJ a su posible reelección.
El 10 de marzo en Neuquén fue reelecto el gobernador Omar
Gutiérrez del Movimiento Popular Neuquino, quien ganó por el 40% y por más de
13 puntos al kirchnerista Ramón Rioseco, a quien Cristina Fernández le dio su
apoyo explícito y en las urnas no alcanzó a sacar 100 mil votos, es decir,
menos del 26%. Horacio Pacheco, candidato de Cambiemos, ni siquiera pudo
alcanzar al kirchnerismo con un magro 15%.
En cuanto a las PASO de ayer en Chubut, casi como un
eventual plebiscito, Mariano Arcioni (Chubut Somos Todos) arrasó con 31,8%
sobre los lejanos 16,6% de Carlos Linares junto a Mac Karty y Omar Burgoca,
todos del PJ/FPV, que figuraron lejos como segunda opción, relegando a
Cambiemos en el tercer puesto.
El 31 de marzo, el gobernador Sergio Uñac (PJ), quien tiene
aspiraciones para las elecciones presidenciales de este año, logró una amplia
victoria en las PASO, sin embargo, no hubo ningún tipo de competencia interna y
llevó a todo el peronismo encolumnado, incluyendo algunos kirchnerista, a
quienes les han criticado haberle sumado votos (indirectamente por su presencia
dentro del PJ) a Marcelo Orrego, un ex Cambiemos que compitió con sello propio
denominado “Frente Por Vos”. En esa provincia Cambiemos como tal, no se
presentó a las PASO.
De lo actuado políticamente hasta el momento en el país, se
puede observar claramente que Cambiemos está impactado frontalmente por la crisis
económica nacional más (esto también es determinante) y la falta de apoyo de
Mauricio Macri a sus representantes en el interior del país, excepto aquellos
lugares donde el interés electoral es más fuerte e importante. Esto, sin duda,
es visualizado por el votante del propio partido como un “ninguneo” del
presidente quien cree que está en el 2015, donde su gestión era una incógnita.
Hoy, la crisis económica demuestra claramente que mintió en sus prognosis y su
equipo no es para nada eficaz a los fines de contener la inflación y
estabilizar la economía (entre otras cosas).
Otro detalle inseparable del análisis es lo tóxico que
resulta para el peronismo de base, su alianza con el kirchnerismo. Sin embargo,
la vocación masoquista del PJ sigue intacta y en cada lugar donde asiste a una
elección con kirchnerista camuflados, sale segundo y lejos del candidato
provincial (caso Neuquén y Río Negro). Esos más de 15 o 16 puntos promedios del
primero, es el arrastre del CFK, cuya imagen negativa tracciona hacia abajo. Un
peronismo sin la contaminación tóxica del kirchnerismo, posiblemente se hubiera
acercado mucho más a los candidatos provinciales que ganaron por paliza en sus
respectivas provincias.
Resumiendo: se mantiene la lógica del votante medio que en
el 2015 votó a Macri para deshacerse de la continuidad kirchnerista que
representaba Scioli. Macri, sin duda, se creyó que esos votos eran genuinos y
subido a la ola, nos hizo surfear tres años en mentiras, equívocos y transformó
al país es un tembladeral económico. Hoy la realidad le está demostrando, al
menos en el interior, que si no corrige a tiempo, en octubre la realidad los
hará despertar de su propio relato.
En octubre puede darse un
nuevo voto castigo, en este caso a Macri. Sin embargo hay una
diferencia. Al presidente lo podrían “no votar” quienes lo votaron, por
sus yerros, pero jamás votarían para que vuelva el kirchnerismo. Por lo
tanto, si la opción es Macri y el kirchnerismo (en cualquiera de sus
versiones, de manera directa o asociada al peronismo), volverá a ganar
Cambiemos, porque sin ninguna duda el argentino medio no va a permitir
que vuelvan los ladrones o que sus amigos asuman el poder en el país
para garantizarles impunidad, sacarlos a todos de las cárceles y cerrar
las causas, hecho que, de ganar el peronismo en el 2019, es lo que asoma
como inquietante realidad.
Tal vez las palabras de impresionante
realismo dichas por Grabois ayer en el programa de Majul, sean tan
descriptivas como sinceras, cuando dijo “Cristina Kirchner va a ganar las elecciones por afano”.
Sin necesidad de ser tan literal, cualquiera se da cuenta que esa es la
única propuesta que tiene el FPV y el peronismo asociado. (Agencia OPI
Santa Cruz)