Perdone, Señora, no está en mi ánimo el faltarle el respeto. ¡Qué
vá!; después de todo, no he sido yo el encargado de concederle semejante
distinción.
Cuando fue el tema de las cien lucas, y los treinta y tantos mil
dólares, toda una bicoca que seguramente le va en zaga a lo que recibe
cualquier barrabrava de un Clú de Fulbo de la Primera División
“A” por mes, era Ud. Ministro de Economía de “Él”. Y “Él” se lavó las
manos al mejor estilo Poncio Pilatos, cuando paradójicamente, algunos lo
colocan en una línea con Dios, y con Maradona… o sea Dios.
Y luego del fallo consagratorio, Ud., que evidentemente no está
dispuesta a mandar en cana a nadie… arrastrar a nadie, se limitó a decir
que “su problema consistió en no tener estructura de Poder”. Debo
interpretar que se ha referido a ese Poder que sí han tenido, tienen y
tendrán, desde la Señora Presidente de la Nación, pasando por su Vice,
varios Ministros y Secretarios de Estado y la infaltable e inefable
Hebe, para concluir en el parricida Sergio Schoklender, quienes se la
“fanaron y seguirán fanándosela toda”. Le aclaro que lo de Sergio, más
que nada tiene que ver con “el ir acompañado con sello de garantía, o
sea, la Hebe”.
¡Pero claro!; a Ud. no se la ha premiado por choreo, sino por ocultar
un delito proveniente del choreo… ¡vaya a saber uno, de quién!
Pero acá no termina todo, ñá Felisa. Como ya estoy curado de espanto,
poco me cuesta imaginar que el Premio se lo han otorgado “para la
tribuna”. ¡Exactamente!; si prefiere, para la gilada. A mí me parece que
es una buena manera de convencer justamente a la gilada de que la
justicia funciona del mismo modo para todos y todas, y de esa manera
justificar el fallo que a la corta o a la larga llegará, para ponerle
término a la “guerra” Gobierno Nacional-Grupo Clarín.
Si le gusta de otra manera, Ud. acaba de convertirse en una suerte de
“pichón de María Julia”. Y le recuerdo que a María Julia la encanaron y
además la dejaron en pelotas, más allá de que para entonces ya estaba
demasiado atrevida, gracias a los buenos oficios del Carlos. Ocurre que
Carlos era un aguerrido conquistador, manipulador, chorro, caudillo y
otras yerbas, y hoy, ya en edad de “merecer”, permanece abulonado a una
banca en Senadores, cuando está tan “gagá” que no creo que siquiera
sirva para quedarse un rato cuidando de sus nietos, los de él.
Habrá quienes, de acuerdo al fallo, la considerarán una simple
“delincuente”. En lo que a mí respecta, en la gran víctima de una mafia,
dentro de la que no supo encaramarse, debidamente. Ud. misma se ha
encargado de confirmármelo… (sic): “no tuve estructura de Poder”.
Ricardo Jorge Pareja