lunes, 24 de diciembre de 2012

SANTA NATIVIDAD DEL SEÑOR

RADIO CRISTIANDAD
nativity-baby-jesus-christmas-2008-christmas-2806967-1000-5581El equipo de Radio Cristiandad desea a todos sus seguidores una Santa Natividad del Señor, en la espera de su ansiado retorno.
Gracias por estar junto a nosotros en esta dificil tarea de dar a conocer la Verdad
Nuestro primer deber es la adoración. La adoración es el primer acto de la religión; pero se puede decir que, en el misterio de la Natividad, este deber es aún más sagrado. 
En el Cielo, los Ángeles velan su rostro delante del trono de Dios; los veinticuatro Ancianos inclinan continuamente sus tiaras ante la majestuosidad del Cordero...
¿Qué haremos nosotros, pobres pecadores, cuando el mismo Dios se muestra anonadado por nosotros..., cuando, por la inversión más sublime, los deberes de la criatura para con el Creador son cumplidos por el mismo Creador..., cuando el Dios eterno se inclina, no sólo ante la infinita Majestad, sino ante el mismo pecador?
Por lo tanto, es justo que, a la vista de un espectáculo tan increíble, nos esforcemos en ofrecer nuestra profunda adoración al Dios que se inclina por nosotros.
Debemos imitar en la tierra, en la medida de lo posible, los sentimientos de los Ángeles en el Cielo; y jamás acercarnos al divino Niño sin presentarle primero el incienso de una adoración sincera, la protesta de nuestra dependencia, el homenaje de nuestro anonadamiento debido a esta Majestad, tanto más digno cuanto por nosotros mismos se ha rebajado, humillado y abatido.
El ejemplo de la Santísima Virgen María servirá poderosamente para mantenernos en esta actitud de humildad. La Virgen María fue humilde ante Dios, antes de ser Madre; convertida en Madre, Ella se vuelve incluso más humilde delante de su Dios y su Hijo.
Por lo tanto nosotros, criaturas viles, pecadores mil veces perdonados, adoremos con todas nuestras fuerzas a Aquel que, siendo el Altísimo, descendió hasta nuestra bajeza, y esforcémonos por compensar este eclipse de su gloria con nuestros actos de adoración ante el Pesebre.
El respeto debido a Dios se concilia maravillosamente con los cánticos sublimes, con esa alegría que nos han exhortado los Ángeles y a la cual nos han invitado a participar.
De allí viene que la Cristiandad entera, habiéndolo comprendido, celebró al divino Niño con aquellos cánticos alegres y populares, conocidos como villancicos de Navidad; preciosas tradiciones, cuyos últimos restos se van borrando con otras tantas hermosas tradiciones de la fe.
P. Ceriani