El dos de agosto pasado fue la fecha tope para que el Congreso de los
EE UU autorizara al Ejecutivo contraer más deuda mediante la elevación o
extensión del límite de endeudamiento. Los republicanos, ejerciendo su
control mayoritario en la cámara baja, condicionaron su voto afirmativo a
que no se eleven los impuestos (taxes) a los ricos. Trataron
de justificar su posición diciendo que el país no tenia ningún problema
financiero y que el verdadero problema era que se gastaba demasiado
dinero. Con ese pretexto, exigieron la eliminación de programas que,
como siempre, afectará a la clase más pobre. Es decir, a los que pagan
los platos rotos de administraciones corruptas e incompatibles con los
principios enunciados por esta gran Nación: vivir en democracia y
libertad.
Fueron muchos los condicionamientos de los republicanos, pero quiero
referirme exclusivamente a la pretensión de que el problema no es
financiero, sino que se gasta demasiado. La mayoría de estos
congresistas, en especial los del Tea Party, parecen desconocer que la
deuda de USA viene desde la época de la colonia, y la misma se ha
impuesto a base de engaños, actos coercitivos, intento de asesinato al
7º Presidente de EE UU, Andrew Jackson, y asesinatos en las personas de
Abraham Lincoln en 1865, James A. Garfield en 1881, John F. Kennedy
en 1963, y su hermano Robert Kennedy en1968, cuando era candidato a la
presidencia. Todos estos crímenes han tenido un denominador común y es
que los presidentes asesinados se opusieron a la creación de un banco
central del Estado. Hoy existe un banco central, más conocido como
Reserva Federal (Federal Reserve Bank), pero es privado. En efecto, la
Resera Federal está compuesta por doce bancos privados que controlan la
economía del país a través del crédito, la emisión de moneda, los
intereses, etc. Esto fue y sigue siendo posible desde su creación, en
diciembre de 1913, mediante una ley aprobada entre gallos y media
noche por el Congreso de EE UU (Federal Reserve Act) y promulgada por
el Presidente Woodrow Wilson.
Volviendo a la hipocresía y/o ignorancia de ciertos congresistas, es
importante analizar cómo se desarrolló el endeudamiento. En 1930,
durante la Presidencia de Herbert Hoover, la deuda Nacional era de 17
mil millones. Al final de la gestión de George W. Bush, a fines del
2009, la deuda había trepado a casi 11 billones de dólares.
Durante ese período de ochenta años, los republicanos y demócratas
ocuparon la Casa Blanca cuarenta años cada uno, y fueron aumentando la
deuda de acuerdo al siguiente detalle: Herber Hoover (1930/33) la
incrementó en 10 mil millones; Franklin D. Roosevelt (1934/45), en 242
mil millones; Harry S. Truman (1946/53), en 6 mil millones; Dwight D.
Eisenhower (1954/61), en 21 mil millones; John F. Kennedy (1962/63), en
13 mil millones; Lindon B. Johnson (1963/69) en 59 mil millones; Richard
Nixon (1970/74), en 125 mil millones; Gerald R. Ford (1975/77), en 226
mil millones; James Carter (1978/81), en 310 mil millones; Ronald
Reagan (1982/89), en 1,83 billones; George H W Bush (1990/93), en 1,5
billones; William J. Clinton (1994/2001), en 1,40 billones, y George W.
Bush (2002/09), en 4,07 billones. Hasta aquí los republicanos son
responsables de haber endeudado al país por la suma total de 7,84
billones (79.4 %), y los demócratas 2,03 billones (20.6 %).
La administración del presidente Obama continúa con la misma política
de endeudamiento y, con lo que ya le ha agregado con los llamados
“bailout”, la deuda actual es de aproximadamente 14,5 billones de
dólares, con proyección de llegar hacia finales del 2011 a los 16
billones de dólares. Ante semejante deuda impagable, ¿cómo se puede
decir que la Nación no tiene problemas financieros? ¿Son ignorantes ó
hipócritas? Me inclino por esto último en virtud de que vivimos en un
verdadero cambalache. Es importante mencionar que hay más de 300
legisladores, de ambas cámaras y ambos partidos, que quieren auditar la
Reserva Federal y con ello poner fin al mayor robo y estafa a los
ciudadanos de esta gran Nación. Podemos ver con claridad que el Nuevo
Orden Mundial devenido en Gobierno Mundial no tiene preferencia por
ningún país. Todos los pueblos tienen que ser sometidos sin excepción a
los planes de dominación y control universal.
Mientras tanto, se bajó el telón de la tragicomedia de los EE UU y
nada ha cambiado para bien. Por el contrario, el acuerdo logrado llevará
al país a crisis más profundas y con intervalos cada vez más cortos, y
aún no hemos visto lo peor. Algo similar a lo que ocurre en Argentina.
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Sobre el Autor
Alfredo De Bártolo
Presidente del Foro de la Deuda Nueva York