Ghislaine Lanctot, autora de "La mafia médica" libro que le costó su expulsión del colegio de médicos y la retirada de su licencia para ejercer medicina, acabó sus estudios de Medicina en 1967, una época en la que -como ella misma confiesa- estaba convencida de que la Medicina era extraordinaria y de que antes del final del siglo XX se tendría lo necesario para curar cualquier enfermedad. Sólo que esa primera ilusión fue apagándose hasta extinguirse.
Dra. Ghislaine Lanctot.
MEDICINA SIGNIFICA NEGOCIO
-¿Por qué esa decepción?
Porque
empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar. Por ejemplo, que
no todas las personas respondían a los maravillosos tratamientos de la
medicina oficial. Además, en aquella época entré en contacto con varios
’terapeutas suaves’ -es decir, practicantes de terapias no agresivas (en
francés Médecine Douce) – que no tuvieron reparo alguno en abrirme sus
consultas y dejarme ver lo que hacían. Y llegué pronto a la conclusión
de que las medicinas no agresivas son más eficaces, más baratas y, encima, tienen menores efectos secundarios.
-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la Facultad nadie le había hablado de esas terapias alternativas no agresivas
Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme cómo era posible que se tratara de charlatanes a personas a las que yo misma había visto curar y por qué se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por otra parte, como médico había participado en muchos congresos internacionales -en algunos como ponente- y me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que aparecen en tales eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser primero aceptadas por el ’comité científico’ organizador del congreso. ¿Y quién designa a ese comité científico? Pues generalmente quien financia el evento: la industria farmacéutica. ¡Sí, hoy son las multinacionales las que deciden hasta qué se enseña a los futuros médicos en las facultades y qué se publica y expone en los congresos de medicina! El control es absoluto.
-Y eso fue clarificador para usted…
Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que están sometidos los médicos -y los futuros médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender claramente que la Medicina es, ante todo, un negocio. La Medicina está hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual- porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre el tipo de medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más, los seguros determinan incluso el precio de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la seguridad social… encontramos lo mismo.
-El poder económico
Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina.Y lo único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio es ganar dinero. ¿Y cómo ganar más? Pues haciendo que la gente esté enferma…. porque las personas sanas no generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación… pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si es posible, toda la vida.
-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la Facultad nadie le había hablado de esas terapias alternativas no agresivas
Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme cómo era posible que se tratara de charlatanes a personas a las que yo misma había visto curar y por qué se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por otra parte, como médico había participado en muchos congresos internacionales -en algunos como ponente- y me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que aparecen en tales eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser primero aceptadas por el ’comité científico’ organizador del congreso. ¿Y quién designa a ese comité científico? Pues generalmente quien financia el evento: la industria farmacéutica. ¡Sí, hoy son las multinacionales las que deciden hasta qué se enseña a los futuros médicos en las facultades y qué se publica y expone en los congresos de medicina! El control es absoluto.
-Y eso fue clarificador para usted…
Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que están sometidos los médicos -y los futuros médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender claramente que la Medicina es, ante todo, un negocio. La Medicina está hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual- porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre el tipo de medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más, los seguros determinan incluso el precio de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la seguridad social… encontramos lo mismo.
-El poder económico
Exacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina.Y lo único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio es ganar dinero. ¿Y cómo ganar más? Pues haciendo que la gente esté enferma…. porque las personas sanas no generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación… pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si es posible, toda la vida.
UN SISTEMA DE ENFERMEDAD
-Infiero que ésa es la razón de que en su libro se refiera al sistema sanitario como ’sistema de enfermedad’...
Efectivamente.
El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema de enfermedad.
Se practica una medicina de la enfermedad y no de la salud. Una medicina
que sólo reconoce la existencia del cuerpo físico y no tiene en cuenta
ni el espíritu, ni la mente, ni las emociones. Y que además trata sólo
el síntoma y no la causa del problema. Se trata de un sistema que
mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia, y al que se
estimula para que consuma fármacos de todo tipo.
-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las personas
Está
al servicio de quien le saca provecho: la industria farmacéutica. De
manera oficial -puramente ilusoria- el sistema está al servicio del
paciente pero, oficiosamente, en la realidad, el sistema está a las
órdenes de la industria que es la que mueve los hilos y mantiene el
sistema de enfermedad en su propio beneficio. Se trata, en suma, de una
auténtica mafia médica, de un sistema que crea enfermedades y mata por
dinero y por poder.
-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?
El
médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad- la correa de
transmisión de la gran industria. Durante los 5 a 10 años que pasa en la
Facultad de Medicina el sistema se encarga de inculcarle unos
determinados conocimientos y de cerrarle los ojos a otras posibilidades.
Posteriormente, en los hospitales y congresos médicos, se les refuerza
en la idea de que la función del médico es curar y salvar vidas, de que
la enfermedad y la muerte son fracasos que debe evitar a toda costa y de
que la enseñanza recibida es la única válida. Además se les enseña que
el médico no debe implicarse emocionalmente y que es un ’dios’ de la
salud. De ahí que incluso exista caza de brujas entre los propios
profesionales de la medicina. La medicina oficial, la ’científica’, no
puede permitir que existan otras formas de curar que no sean serviles al
sistema.
-El
sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única medicina válida
es la llamada ’medicina científica’, la que usted aprendió y de la que
ha renegado. Precisamente en el mismo número en que va a aparecer su
entrevista publicamos un artículo al respecto
La
medicina científica está enormemente limitada porque se basa en la
física materialista de Newton: tal efecto obedece a tal causa. Y, por
ende, tal síntoma precede a tal enfermedad y requiere tal tratamiento.
Se trata de una medicina que además sólo reconoce lo
que se ve, se toca o se mide y niega toda conexión entre las emociones,
el pensamiento, la conciencia y el estado de salud del físico. Y cuando
se la importuna con algún problema de ese tipo le cuelga la etiqueta
de ’enfermedad psicosomática’ al paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas para los nervios.
-Es decir, que a su juicio, la medicina convencional sólo se ocupa de hacer desaparecer los síntomas.
Salvo
en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y algunas pocas cosas
más, como los modernos medios de diagnóstico, sí.. Da la impresión de
curar pero no cura. Simplemente elimina la manifestación del problema en
el cuerpo físico pero éste, tarde o temprano, resurge.
-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves o no agresivas
Son
una mejor opción porque tratan al paciente de forma holística y le
ayudan a sanar… pero tampoco curan. Mire, cualquiera de las llamadas
medicinas alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso:
complementos. Porque el verdadero médico es uno mismo. Y cuando uno es consciente de su soberanía sobre la salud deja de necesitarterapeutas. El enfermo es el único que puede curarse. Nadie puede hacerlo en su lugar. La autosanación es la única medicina que cura.
La cuestión es que el sistema trabaja para que olvidemos nuestra
condición de seres soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y
dependientes. En nuestras manos está, pues, romper esa esclavitud.
-Y,
en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas, mediáticas y
económicas lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no acaban con este
sistema de enfermedad, costosísimo por otra parte?
A
ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás no saben
que todo esto está pasando… pero es difícil de aceptar porque la
información está a su alcance desde hace muchos años y en los últimos
veinte años son ya varias las publicaciones que han denunciado la
corrupción del sistema y la conspiración existente. La segunda hipótesis
es que no pueden acabar con ello… pero también resulta difícil de creer
porque los gobiernos tienen el suficiente poder.
-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistema
Pues
lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa parece la más
plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con un sistema que
arruina y mata a sus ciudadanos es porque forma parte de él, porque
forma parte de la mafia.
LA MAFIA MÉDICA
-¿Quiénes integran, a su juicio, la ’mafia médica’?
A
diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la
industria farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes
laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias
del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la
ONU- y, por supuesto, el gobierno mundial en la sombra del dinero.
-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la Salud es ’la mafia de las mafias
Así
es. Esa organización está completamente controlada por el dinero. La
OMS es la organización que establece, en nombre de la salud, la
’política de enfermedad’ en todos los países. Todo el mundo tiene que
obedecer ciegamente las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De
hecho, desde 1977, con la Declaración de Alma Ata, nadie puede escapar
de su control.
-¿En qué consiste esa declaración?
Se
trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer los
criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó así
a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un
gobierno mundial no elegido cuyo ’ministerio de salud’ es la OMS. Desde
entonces ’derecho a la salud’ significa ’derecho a la medicación’. Así
es como se han impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la
población del globo.
Una labor que no se cuestiona
Claro,
porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la
Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse quién
controla a su vez esa organización a través de la ONU: el poder Económico.
-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control?
Por
supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen de la
ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y, por tanto, sus
actividades están igualmente controladas. Organizaciones como Médicos
Sin Fronteras creen que sirven altruistamente a la gente pero en
realidad sirven al dinero.
-Una mafia sumamente poderosa
Omnipotente,
diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los investigadores
se les ’orienta’. Los disidentes son encarcelados, maniatados y
reducidos al silencio. A los médicos ’alternativos’ se les tilda de
locos, se les retira la licencia o se les encarcela también. Los
productos alternativos rentables han caído igualmente en manos de las
multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las patentes de
la OrganizaciónMundial
del Comercio. Las autoridades y sus medios de comunicación social se
ocupan de alimentar entre la población el miedo a la enfermedad, a la
vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por vivir más o, simplemente,
por sobrevivir ha hecho prosperar incluso el tráfico internacional de
órganos, sangre y embriones humanos. Y en muchas clínicas de
fertilización en realidad se ’fabrican’ multitud de embriones que luego
se almacenan para ser utilizados en cosmética, en tratamientos
rejuvenecedores, etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos,
se modifican los genes, el agua está contaminada, el aire envenenado… Es
más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a la
escuela. Y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita: el
padre, la Viagra; la madre, el Prozac; el niño, el Ritalin. Y todo esto,
¿para qué? Porque el resultado es conocido: los costes sanitarios suben
y suben pero la gente sigue enfermando y muriendo igual.
LAS AUTORIDADES MIENTEN
-Lo
que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad que
cada vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido algunas de
sus afirmaciones respecto a lo que define como ’las tres grandes
mentiras de las autoridades políticas y sanitarias’
Pues
lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos
protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten
cuando dicen que el cáncer es un misterio.
-Bien,
hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista no compartimos
algunos de sus puntos de vista. Si le parece, podemos empezar hablando
de las vacunas. A nuestro juicio, afirmar que ninguna vacuna es útil no
se sostiene. Otra cosa, que sí compartimos, es que algunas son
ineficaces y otras inútiles; a veces, hasta peligrosas
Pues
yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad auténtica es la
natural y ésa la desarrolla el 90% de la población antes de los 15 años.
Es más, las vacunas artificiales cortocircuitan por completo el
desarrollo de las primeras defensas del organismo. Y que las vacunas
tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar de lo cual se oculta. Por
ejemplo, una vacuna puede provocar la misma enfermedad para la que se
pone. ¿Por qué no se advierte? También se oculta que la persona vacunada
puede transmitir la enfermedad aunque no esté enferma. Asimismo, no se
dice que la vacuna puede sensibilizar a la persona frente a la
enfermedad. Aunque lo más grave es que se oculte la inutilidad
constatada de ciertas vacunas.
-¿A cuáles se refiere?
A
las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos, vacunas que no
confieren ninguna inmunidad; la rubéola, de la que el 90% de las mujeres
están protegidas de modo natural; la difteria, que durante las mayores
epidemias sólo alcanzaba al 7% de los niños a pesar de lo cual hoy se
vacuna a todos; la gripe y la hepatitis B, cuyos virus se hacen
rápidamente resistentes a los anticuerpos de las vacunas.
-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?
Las
innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde trastornos
menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas; por
ejemplo, la muerte súbita del lactante. Por eso hay ya numerosas
protestas de especialistas en la materia y son miles las demandas
judiciales que se han interpuesto contra los fabricantes. Por otra
parte, cuando se examinan las consecuencias de los programas de
vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.
-Le agradecería que mencionara algunas
Mire,
en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los estados un
gasto de miles de millones de euros al año. Por tanto, el único
beneficio evidente y seguro de las vacunas… es el que obtiene la
industria. Además, la vacunación estimula el sistema inmune pero,
repetida la vacunación, el sistema se agota. Por tanto, la vacuna
repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el ’sida silencioso’ y
garantizar un ’mercado de la enfermedad’ perpetuamente floreciente. Más
datos: la vacunación incita a la dependencia médica y refuerza la
creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz. Aunque lo más
horrible es que la vacunación facilita los genocidios selectivos pues
permite liquidar a personas de cierta raza, de cierto grupo, de cierta
región… Sirve como experimentación para probar nuevos productos sobre un
amplio muestrario de la población y es un arma biológica potentísima al
servicio de la guerra biológica porque permite intervenir en el
patrimonio genético hereditario de quien se quiera.
-Bueno,
es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un buen o
mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las
utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda ’gran mentira’ de las
autoridades: usted afirma que el Sida no es contagioso. Y perdone, pero
así como el resto de sus afirmaciones en este ámbito nos han parecido
razonadas y razonables, no hemos visto que argumente esa afirmación
Yo
afirmo que la teoría de que el único causante del sida es el VIH o
Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran
mentira. La verdad es que tener el VIH no implica necesariamente
desarrollar sida. Porque el sida no es sino una etiqueta que se ’coloca’
a un estado de salud al que dan lugar numerosas patologías cuando el
sistema inmune está bajo. Y niego que tener sida equivalga a muerte
segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos imponen
a la fuerza la idea de que el Sida es una enfermedad causada por un
solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto
Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya en 1990
que el VIH no es suficiente por sí solo para causar el sida. Otra
evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus VIH y
numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos). Por otro lado,
aún no se ha conseguido demostrar que el virus VIH cause el sida, lo
cual es una regla científica elemental para establecer una relación
causa-efecto entre dos factores. Lo que sí se sabe, sin embargo, es que
el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa cuando el sistema
inmune está debilitado.
-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente en un laboratorio
Sí.
Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado
mientras se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en grupos
de homosexuales. Y todo indica que el continente africano fue
contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra la
viruela. Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que
el virus del sida fue cultivado como arma biológica y después
deliberadamente propagado mediante la vacunación de grupos de población
que se querían exterminar.
-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT para tratar el sida
Ya
en el Congreso sobre SIDA celebrado en Copenhague en mayo de 1992 los
’supervivientes del sida’ afirmaron que la solución entonces propuesta
por la medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era
absolutamente ineficaz. Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo
afirmo que se puede sobrevivir al sida… pero no al AZT. Este medicamento
es más mortal que el sida. El simple sentido común permite entender que
no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema
inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran negocio. Por
tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da mucho dinero a
la industria farmacéutica. Es así de simple.
-Hablemos de la ’tercera gran mentira’ de las autoridades: la de que el cáncer es un misterio
El
llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de células,
es algo tan habitual que todos lo padecemos varias veces a lo largo de
nuestra vida. Sólo que cuando eso sucede el sistema inmunitario actúa y
destruye las células cancerígenas. El problema surge cuando nuestro
sistema inmunitario está débil y no puede eliminarlas. Entonces el
conjunto de células cancerosas acaba creciendo y formando un tumor.
-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del ’sistema de enfermedad’
Así
es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de inmediato al
paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija entre estas tres
posibilidades o ’formas de tortura’: amputarle (cirugía), quemarle
(radioterapia) o envenenarle (quimioterapia). Ocultándosele que hay
remedios alternativos eficaces, inocuos y baratos. Y después de cuatro
décadas de ’lucha intensiva’ contra el cáncer, ¿cuál es la situación en
los propios países industrializados? Que la tasa de mortalidad por
cáncer ha aumentado. Ese simple hecho pone en evidencia el fracaso de su
prevención y de su tratamiento. Se han despilfarrado miles de millones
de euros y tanto el número de enfermos como de muertos sigue creciendo.
Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como sabemos quién la ha
creado y quién la sostiene. En el caso de la guerra todos sabemos que
ésta beneficia sobre todo a los fabricantes y traficantes de armas.
Bueno, pues en medicina quienes se benefician son los fabricantes y
traficantes del ’armamento contra el cáncer’; es decir, quienes están
detrás de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la
industria hospitalaria.
LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA
-Sin
embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica es una
necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué quiere decir con esa
afirmación?
Verá,
piense en un pez cómodamente instalado en su pecera. Mientras tiene
agua y comida, todo está bien pero si le empieza a faltar el alimento y
el nivel del agua desciende peligrosamente el pez decidirá saltar fuera
de la pecera buscando una forma de salvarse. Bueno, pues yo entiendo que
la mafia médica nos puede empujar a dar ese salto individualmente. Eso
sí, habrá mucha gente que preferirá morir a saltar.
-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinado
Sí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La información que antes se ocultaba
ahora es pública: que la medicina mata personas, que los medicamentos
nos envenenan, etc. Además, el médico alemán Ryke Geerd Hamer ha
demostrado que todas las enfermedades son psicosomáticas y las medicinas
no agresivas ganan popularidad. La mafia médica se desplomará como un
castillo de naipes cuando un 5% de la población pierda su confianza en
ella. Basta que ese porcentaje de la población mundial sea consciente y
conectado con su propia divinidad. Entonces decidirá escapar de la
esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y el sistema actual se
derrumbará. Tan sencillo como eso.
-¿Y en qué punto cree que estamos?
Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en menos de 5
años todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va al médico va a un
especialista de la enfermedad y no a un especialista de la salud. Dejar
a un lado la llamada ’medicina científica’ y la seguridad que propone
para ir a un terapeuta es ya un paso importante. También lo es perder el
respeto y la obediencia ciega al médico. El gran paso es decir no a la
autoridad exterior y decir sí a nuestra autoridad interior.
-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior?
El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el miedo, por sí
mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos morimos de miedo. Se nos
olvida que la naturaleza humana es divina, es decir, concebida para
comportarnos como dioses. ¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada
vez que nos comportamos de manera diferente a la de un dios nos ponemos
enfermos. Esa es la realidad.
-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia?
Informar
sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a la gente hacer lo
que quiera con la información. Porque intentar convencerles sería
imponer otra verdad y de nuevo estaríamos en otra guerra. Se necesita
sólo dar referencias. Basta decir las cosas. Luego, la gente las
escuchará si resuenan en ellos. Y si su miedo es mayor que su amor por
sí mismos dirán: ’Eso es imposible’. En cambio, si tienen abierto el
corazón, escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es entonces, en
ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar más
información.
Fuente: El Ciudadano