martes, 23 de abril de 2013

EL G.E.K ES IGUAL A WATERGATE X 100

 
Mala Fariña                     
 El GEK (Grupo Económico Kirchner) es Watergate x 100

"Mala fariña" decían, cuando uno era pibe, ante un asunto que tenía mal olor, o una persona que inspiraba desconfianza. Un término del viejo lunfardo porteño, que parece aplicar a la perfección para el joven intermediario y estafador Leonardo Fariña.
Hemos conocido a más de un Fariña, en el asunto éste de vivir. Y todos, viejos y nuevos, parecen cortados por la misma tijera.
Necesitan recubrirse de un barniz de éxito, no importa cómo lo obtengan, para adquirir prestigio ante la gilada a la que se fuman.
Hace varias décadas, los "fariñas", frecuentaban mesas de poker del centro, y se hacían traer una francesa, para mostrarla en las reuniones de sociedad. Coqueteaban con la política aunque fuera de coté, y se hacían llamar "doctor". Eso les daba el dique que el gil tanto admiraba. Y les abría prácticamente cualquier puerta.
El éxito, por estos días, lo brinda la pantalla de TV.
  A nadie le interesa conocer demasiado de dónde usted proviene, ni cómo obtuvo todo lo que tiene, mientras aparezca en la pantalla y, de ser posible, bien acompañado.
Fariña optó por mediatizarse como reaseguro de vida, en función del peso de los pibes para los que jugaba. Le salió bien, porque consiguió conservar la vida, a pesar de haber estafado nada menos que a Lázaro Báez (pilar del GEK) en 10 palos verdes, en ocasión de la compra de varias hectáreas en Punta del Este.
Como todo pibe, no mensuró, y se puso a jugar con plata del Grupo Kirchner. Zafó de la bolsa negra por haber tenido la astucia de establecer una sociedad conyugal adecuada. Nunca falta un bulo para alquilar, si se le paga la mensualidad a la patrona.
También zafó porque su juego lo hizo en momentos en que el grupo se estaba reorganizando; principios del 2011, a la salida nomás de la muerte del presidente del directorio.
El kirchnerismo tiene la costumbre de reclutar pibes veletas y trepadores, aprovechando esa inconsciencia que les permite lanzarse a lo más osado, como si estuvieran jugando a la play.
Ya lo ha visto el amigo lector en ocasión del triple crimen de Gral Rodríguez, en 2008,  con los titulares de las droguerías que aportaron a la campaña de Cristina Kirchner  para la presidencial de 2007. Una estrategia delictiva plena de Forzas; jóvenes intermediarios que ponían nombre, firma y lo que fuera, para vivir como reyes sin laburar decentemente. Creyendo que la impunidad de los poderosos, tenía carácter transitivo. No advierten que son, al cabo, meros fusibles.
Forza también jugó demasiado con plata ajena, pero se quedó en el anonimato del  country, y así le fue.
Volviendo al tal Fariña. Con su acordada aparición mediática nada menos que con el  periodista Rial, mostró la estrategia del gobierno para intentar manejar este tema.
Banalizar la grave situación y menospreciarla desde el faranduleo. Ese que todo lo  iguala para abajo, y que permite, en ocasiones, sacar ventajas. Como aquella opereta  de los noventa con Samantha Farjat y Mauro Viale, que permitió ocultar, muy adecuadamente, la red de narcotráfico que Guillote y Diegote tenían montada en la costa argentina.
Pero lo que hay que cubrir ahora es mucho más severo.
La actualidad puede, hoy, estar llamándose Fariña, pero la gran verdad en este asunto, se llama GEK, sigla del Grupo Económico Kirchner. Y para la Argentina, esto es, o debería ser, un Watergate. Incluso mucho  más grave.
Porque no se trata de la trapisonda de un amigo del poder, sino de la terrible corrupción y el saqueo de fondos que realizó ese mismo poder, en cabeza del propio presidente. De los dos últimos presidentes de la nación. De los que manejan a su  antojo este país desde hace ya una larga década.
Entonces hay que sacarse de encima, lo antes posible, a los programas del espectáculo, que están más interesados en saber si a un tipo la mujer lo echó de la casa, que en conocer si ese tipo armó 50 sociedades ilegales en el exterior, y fue socio de la corrupción gubernamental.
Que buscan conocer la reacción de la vedette, esposa del operador que estafa, antes  que la verdad sobre el robo oficial más grande de la historia de este pobre y riquísimo  país.
Si la gente no se aleja del cotorreo televisivo vespertino, para exigir justicia, entonces  nos mereceremos que nos sigan robando la nación, como hizo Néstor Kirchner.
 
 Foto
Con presidente y vicepresidente constitucionalmente legítimos, pero extremadamente manchados de corrupción, recordamos lo que alguna vez dijimos:  La Argentina llora por los hijos que le salieron ladrones, pero mucho más por los que le salieron giles...
Usted sabrá.
Fabián Ferrante