¿QUE SE ESCONDE DETRÁS DE LA URGENCIA PARA LA REFORMA JUDICIAL?
Todos los medios, la mayoría de los
analistas políticos, los formadores de opinión hablan del discutible y
controvertido contenido del proyecto oficial sobre la “democratización” del Poder Judicial.
Todo es casi absurdo, empezando por el
término de “democratización” de la
Justicia. Ni que hablar del contenido del proyecto.
Pero si hilamos fino y nos detenemos en
observar el contexto completo en que se desenvuelve este nuevo lamentable y
repudiable episodio de las decisiones del gobierno y de la vida
parlamentaria, podemos arribar a otras
conclusiones.
En principio cuando se analiza una
determinada acción del gobierno, en particular de este no confiable gobierno, si así lo podemos llamar, deberíamos tratar de
determinar cuál es el objetivo ulterior de la acción del gobierno.
¿Por qué tanta premura? ¿Por qué tanta
urgencia? ¿Por qué una ley de tanta importancia, ya que roza aspectos
constitucionales y modifica el equilibrio de los tres Poderes previstos en
nuestra Carta Magna, debe ser resulta y aprobada entre gallos de medianoche?
¿Por qué ahora, después de tantos años
en el Poder el oficialismo se emperra en sancionar esta controvertida ley? ¿Por
qué tantos esfuerzos gubernamentales en lograr ello, sabiendo que una enorme
mayoría de la ciudadanía no está de acuerdo, ni en la forma ni en el fondo con
el proyecto?
Pienso que detrás de las nefastas
consecuencias directas de aprobarse el proyecto, la finalidad ulterior surge
bien clara. Es por un lado una gigantesca y maquiavélica operación de
diversión para distraer la opinión pública de otros graves problemas que
tiene el gobierno.
Pero también esta urgencia y apuro está
originado, en que actualmente se están destapando
múltiples ollas, dejando claramente en evidencia la escandalosa corrupción del ex presidente desde prácticamente
el inicio de su gestión y de la actual mandataria y muchos de sus funcionarios
y allegados.
El ocaso de este gobierno tan corrupto es una posibilidad cada vez
más cierta. Y de ello
se desprende la necesidad de poder maniobrar con jueces amigos, para como mínimo, lograr una
posición relativa más favorable cuando empiecen a desfilar por los Tribunales
Federales.
Todos debemos recordar que llegado ese
día, para dar nacimiento a uno nuevo
país es absolutamente imprescindible terminar totalmente con
la impunidad. Siempre
existieron pactos espurios para lograr la impunidad con aquellos que dejan el
Poder.
El próximo cambio en el gobierno, deberá
asegurar, de una vez por todas, que aquellos que delinquieron sean juzgados con
el mayor rigor posible para fundar las
bases de un nuevo país. Una nueva República, así con mayúscula. Se
deberá acabar definitivamente con la impunidad de los funcionarios corruptos.