(Río Negro): Como era de esperarse, los medios de prensa cooptados "apuestan" por el kirchnerista Miguel Angel Pichetto, se trata del candidato de Monsanto para el Senado Nacional por la provincia de Rio Negro. Pero Argentina no necesita más cómplices de Alta Traición a la Patria, aliados a la mega minería, la industria farmacéutica y Monsanto. Lo que Argentina necesita es personas que vayan de frente contra las corporaciones que atropellan nuestra soberanía.
Magdalena Odarda, primera candidata a senadora por la Alianza Frente Progresista, ha demostrado públicamente, su fuerte postura patriota con respecto a estos temas. Es la única candidata a senadora nacional que ha puesto énfasis en el siniestro pacto del gobierno nacional con las empresas extranjeras como lo son las mineras y las gigantes biotecnológicas (Monsanto).
El pueblo de Río Negro tiene que pensar que esta mujer, candidata a senadora, es la única que lleva adelante la bandera de la salud y de la vida, para los ciudadanos de Rio Negro y sus futuras generaciones. Cabe pensar que los demás candidatos, evidentemente, no desconocen el tema, aparentemente están más al servicio de las corporaciones que del pueblo de su provincia.
¿Por qué hay que votar por Magdalena Odarda?
Porque su mano no se va a levantar para apoyar las leyes que los patrones de Cristina Kirchner ordenan.
Lea:
"Otra vez las mayorías automáticas deciden por todos los argentinos"
Por Magdalena Odarda, diputada provincial bloque Progresista CC-ARI Río Negro.
Magdalena Odarda
Twitter: @MagdalenaOdarda
Facebook: https://www.facebook.com/magdalena.odarda
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La perspectiva de Odarda sobre el día de la Soberanía.
Odarda: "Nuestra soberanía Lastimada"
En 1845 las fuerzas patriotas bajo la orden del gobernador Juan Manuel de Rosas enfrentaron naves extranjeras – anglo- francesas – que pretendían remontar el río Paraná hasta Corrientes interesados por las riquezas en esa zona. Con menos recursos que los invasores, la milicia argentina logró reducir al enemigo y obligarlo a volver. Ese día cargado de significado histórico, nos hace hoy conmemorar el día de la Soberanía, pero ¿qué soberanía festejamos? ¿La propia?
Es apropiado hacer algunas reflexiones en el sentido de lo que llamamos “soberanía”. Ayer en ese hecho histórico, como hoy, este concepto se relaciona con el ejercicio de defender las fronteras de un territorio y todos los bienes comunes o recursos naturales que contiene, los que están ligados directamente con el destino de una nación.
Los bienes que constituyen la riqueza de un territorio son objeto de competencia y conflicto, y por eso deben ser protegidos y administrados de tal forma que puedan sostener la vida de las generaciones presentes y futuras.
Actualmente, la tierra productiva, el agua, los hidrocarburos, los minerales, la biodiversidad, son objeto de ambición de intereses económicos concentradores que pretenden “acaparar” estos bienes sin otro propósito que el lucro desenfrenado, a cualquier costo ambiental, cultural o social. Estos propósitos se mueven sin fronteras entre los territorios más ricos del planeta, como es América Latina.
Hablar de soberanía de nuestro país sobre los bienes comunes, en este esquema, demanda una fuerte política del Estado resistiendo las actividades extractivistas -como la megamineria-, por ejemplo. Pero muy por el contrario, se consideran estas actividades como la receta salvadora para un desarrollo promisorio que conduce… vaya saber a dónde… pero que seguro no nos garantiza ni soberanía sobre nuestros bienes ni futuro digno para la población.
Hablar de soberanía también demanda que se limite eficazmente la concentración de la tierra en pocas manos, lo que viene unido a una extranjerización creciente del territorio, no solo en grandes extensiones de tierras productivas sino en espacios de gran riqueza biológica e hidrológica, a veces en regiones de Seguridad de Fronteras, zonas sensibles en relación a la soberanía nacional. Si nuestro país registra un gran porcentaje de su territorio concentrado en manos foráneas, como surge de un reciente relevamiento, me pregunto ¿Que soberanía nacional festejamos?
En los últimos 8 años en el alto Valle de la provincia de Rio Negro han desaparecido más de mil productores pequeños y medianos debido a un sistema que fagocita al pequeño a favor del más grande. El acceso al lago Escondido, sigue sin ser resuelto, es decir, se nos priva a los ciudadanos de disfrutar de un bien que es de todos, así como también otras costas tienen limitado su acceso, cuando son de dominio público. Se autoriza un gran aeropuerto privado en una zona marítima de frontera como es el de la empresa Bahia Dorada. Se promueven proyectos extractivistas como el de potasio Rio Colorado en manos de una empresa transnacional que contaminará la cuenca que comparten cinco provincias, con el fin de proveer potasio a Brasil que se usará en la industria de los monocultivos transgénicos. Se le permite a la trasnacional VALE financiar obras que debe construir y mantener irrenunciablemente el propio Estado, como hospitales, escuelas y ferrocarril.
El gobierno impulsa la extracción de gas y petróleo no convencional en los valles rionegrinos, a sabiendas de innumerables daños al agua y a los ecosistemas, sin consulta, sin intervención de la población y sus organizaciones sociales y para abastecer, posiblemente, la inconmensurable cantidad de gas que requiere Potasio Rio Colorado. El gobierno provincial insiste en convertir a Rio Negro en una provincia megaminera en manos de capitales que se llevan todo los minerales estratégicos que hay bajo la superficie, contradiciendo a miles de rionegrinos, asambleas y organizaciones que se oponen por las consecuencias sociales, ambientales y económicas nefastas que la actividad conlleva. ¿Qué soberanía festejamos?
¿La soberanía nacional de un país que abrió las puertas a un crecimiento(¿) económico basado en la brutal extracción de bienes comunes o recursos no renovables, de materia prima y commodities para exportar y alimentar las ambiciones de los mercados externos? Si esta nación no mira hacia adentro, hacia la gente, no hay soberanía nacional que se pueda ejercer.
Perdimos el tren del valle medio, alto valle y la trochita, con el vaciamiento ferroviario del gobierno menemista, y poco se sabe si se cumplirán las promesas para recuperarlo. El Tren también es parte del patrimonio nacional perdido y de nuestra SOBERANÍA.
A lo largo del país y de esta provincia, las fuerzas políticas disidentes con el poder central y las fuerzas sociales siguen sin ser escuchadas mientras se pide a gritos un cambio de rumbo. ¿Qué soberanía festejamos?
***
Votá a consciencia. Vota por una patriota.
Diego Ignacio Mur
En 1845 las fuerzas patriotas bajo la orden del gobernador Juan Manuel de Rosas enfrentaron naves extranjeras – anglo- francesas – que pretendían remontar el río Paraná hasta Corrientes interesados por las riquezas en esa zona. Con menos recursos que los invasores, la milicia argentina logró reducir al enemigo y obligarlo a volver. Ese día cargado de significado histórico, nos hace hoy conmemorar el día de la Soberanía, pero ¿qué soberanía festejamos? ¿La propia?
Es apropiado hacer algunas reflexiones en el sentido de lo que llamamos “soberanía”. Ayer en ese hecho histórico, como hoy, este concepto se relaciona con el ejercicio de defender las fronteras de un territorio y todos los bienes comunes o recursos naturales que contiene, los que están ligados directamente con el destino de una nación.
Los bienes que constituyen la riqueza de un territorio son objeto de competencia y conflicto, y por eso deben ser protegidos y administrados de tal forma que puedan sostener la vida de las generaciones presentes y futuras.
Actualmente, la tierra productiva, el agua, los hidrocarburos, los minerales, la biodiversidad, son objeto de ambición de intereses económicos concentradores que pretenden “acaparar” estos bienes sin otro propósito que el lucro desenfrenado, a cualquier costo ambiental, cultural o social. Estos propósitos se mueven sin fronteras entre los territorios más ricos del planeta, como es América Latina.
Hablar de soberanía de nuestro país sobre los bienes comunes, en este esquema, demanda una fuerte política del Estado resistiendo las actividades extractivistas -como la megamineria-, por ejemplo. Pero muy por el contrario, se consideran estas actividades como la receta salvadora para un desarrollo promisorio que conduce… vaya saber a dónde… pero que seguro no nos garantiza ni soberanía sobre nuestros bienes ni futuro digno para la población.
Hablar de soberanía también demanda que se limite eficazmente la concentración de la tierra en pocas manos, lo que viene unido a una extranjerización creciente del territorio, no solo en grandes extensiones de tierras productivas sino en espacios de gran riqueza biológica e hidrológica, a veces en regiones de Seguridad de Fronteras, zonas sensibles en relación a la soberanía nacional. Si nuestro país registra un gran porcentaje de su territorio concentrado en manos foráneas, como surge de un reciente relevamiento, me pregunto ¿Que soberanía nacional festejamos?
En los últimos 8 años en el alto Valle de la provincia de Rio Negro han desaparecido más de mil productores pequeños y medianos debido a un sistema que fagocita al pequeño a favor del más grande. El acceso al lago Escondido, sigue sin ser resuelto, es decir, se nos priva a los ciudadanos de disfrutar de un bien que es de todos, así como también otras costas tienen limitado su acceso, cuando son de dominio público. Se autoriza un gran aeropuerto privado en una zona marítima de frontera como es el de la empresa Bahia Dorada. Se promueven proyectos extractivistas como el de potasio Rio Colorado en manos de una empresa transnacional que contaminará la cuenca que comparten cinco provincias, con el fin de proveer potasio a Brasil que se usará en la industria de los monocultivos transgénicos. Se le permite a la trasnacional VALE financiar obras que debe construir y mantener irrenunciablemente el propio Estado, como hospitales, escuelas y ferrocarril.
El gobierno impulsa la extracción de gas y petróleo no convencional en los valles rionegrinos, a sabiendas de innumerables daños al agua y a los ecosistemas, sin consulta, sin intervención de la población y sus organizaciones sociales y para abastecer, posiblemente, la inconmensurable cantidad de gas que requiere Potasio Rio Colorado. El gobierno provincial insiste en convertir a Rio Negro en una provincia megaminera en manos de capitales que se llevan todo los minerales estratégicos que hay bajo la superficie, contradiciendo a miles de rionegrinos, asambleas y organizaciones que se oponen por las consecuencias sociales, ambientales y económicas nefastas que la actividad conlleva. ¿Qué soberanía festejamos?
¿La soberanía nacional de un país que abrió las puertas a un crecimiento(¿) económico basado en la brutal extracción de bienes comunes o recursos no renovables, de materia prima y commodities para exportar y alimentar las ambiciones de los mercados externos? Si esta nación no mira hacia adentro, hacia la gente, no hay soberanía nacional que se pueda ejercer.
Perdimos el tren del valle medio, alto valle y la trochita, con el vaciamiento ferroviario del gobierno menemista, y poco se sabe si se cumplirán las promesas para recuperarlo. El Tren también es parte del patrimonio nacional perdido y de nuestra SOBERANÍA.
A lo largo del país y de esta provincia, las fuerzas políticas disidentes con el poder central y las fuerzas sociales siguen sin ser escuchadas mientras se pide a gritos un cambio de rumbo. ¿Qué soberanía festejamos?
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Votá a consciencia. Vota por una patriota.
Diego Ignacio Mur