Las tensiones y, por qué no decirlo, la gran preocupación política
por lo que hará el kirchnerismo y en particular la presidente Cristina
Fernández ante su convencimiento de que en octubre sufrirá una derrota
espectacular, podrán alcanzar niveles también espectaculares. La
preocupación existente en su entorno está ampliamente justificada como
para que podamos enterarnos de algunos entretelones indicativos de que
la Argentina se encuentra en vísperas de cambios profundos y también por
los movimientos que hará la Primera Magistrada con relación al
problema. Asimismo y como punto de partida de nuestro comentario de hoy,
podemos decir dos cosas básicas: la primera, que ya actúa lo que se da
en llamar un incompleto gabinete en las sombras y la segunda, que a
partir del próximo fin de semana es probable que se conozcan más
detalles acerca del grave problema de la corrupción, con fotografías
incluidas.
Para mantener la cronología que contiene este informe, comenzaremos
por señalar que hace relativamente poco, Cristina pidió mantener una
reunión con alguien representativo del peronismo tradicional o
disidente, para negociar su libertad y la de sus hijos, tema que subió
algunos niveles y abrió la posibilidad de un cambio institucional. Más
aún, durante esas tratativas quedó implícito que la incorporación de
Daniel Scioli a la campaña electoral obedeció a la necesidad de demorar
el derrumbe que, en conversaciones más cercanas, le permitieron a
Cristina apreciar ante sus colaboradores inmediatos que “de no haber
sido así, ya nos encontraríamos en plena Asamblea Legislativa”.
Las tratativas ni avanzaron ni se congelaron y en el ínterin se
desarrolló el proceso electoral caracterizado por rumores de distinta
naturaleza -incluso algunos tan avanzados que el periodismo no se hizo
cargo- con los resultados conocidos. Divulgada la primera parte de la
información del viaje presidencial a la República de las Islas
Seychelles, con reservas surgieron otros datos respecto de éste y otros
temas que hicieron imposible encarrilar las conversaciones que se
truncaron con una respuesta contundente: “No, de ninguna manera…” Así,
Cristina supo definitivamente que se le habría el abismo, que sus hijos
quedarán involucrados y de hecho sus colaboradores y allegados
comprometidos con la corrupción. Cristina recibió en persona la negativa
a su inquietud, que había crecido al recibir la noticia de que la
candidatura de Sergio Massa a diputado por la provincia de Buenos Aires,
ya estaba en vías de superar el 40 por ciento de los votos.
Estupefacta, su reacción fue coherente con su personalidad y carácter:
palabras más, palabras menos, increpó en la cara de su interlocutor
“entonces apréstense a conocer lo que significa tierra arrasada… vamos a
ver a quiénes podrán jubilar…” Imaginamos que habrán existido otros
vocablos acordes con la situación, pero la referencia específica a la
caja de la ANSESS permite apreciar que se vendrían actos de gobierno
tendientes a dejar una buena impresión popular -a costa de los jubilados
y otros sectores- por parte de quien está a punto de concluir con su
ciclo político.
Como podrá apreciarse, la situación es particularmente grave por
todos los factores que están juego, factores que van desde el ámbito
diplomático -Chile y Gran Bretaña, por ejemplo- hasta el comercial y el
narcotráfico. Antes señalaremos que el caso de las Seychelles tiene
aspectos tragicómicos y que demuestran hasta dónde las mentiras
oficiales se conocen en el mundo. Por ejemplo, se sabe que la visita al
paraíso fiscal fue planificada con unos dos meses de anticipación,
cuando se hizo contacto con el gobierno de las Islas para cumplir con el
protocolo correspondiente a una visita presidencial pero privada -hubo
intercambio de regalos- y con el fin de elegir las plazas hoteleras y
concretar las reservaciones para lo que sería el grupo argentino, que
superó a las 15 personas -entre las que llegaron en el avión y las que
partieron directamente de Buenos Aires- con custodios incluidos, que
cubrieron el lujoso departamento reservado para Cristina, hecho que
quedó registrado por una periodista presuntamente venezolana, quien
tuiteó a la Casa Rosada en busca de información complementaria.
Concretado el contacto, la periodista llegó hasta un ansioso Parrilli
que le negaba lo que ella veía y registraba fotográficamente. Lo
ocurrido sería gracioso si no fuese que estaba en juego la imagen
argentina nada menos que desde un paraíso fiscal.
Aparte de este tema central y representativo del grado de
resquebrajamiento que alcanzó la República en sus más altos niveles de
responsabilidad, no podemos dejar de referirnos a la crisis abierta por
la medida adoptada contra LAN -la empresa aérea formalizó ayer una
medida de cautelar ante la Justicia de nuestro país- para quitarle
competencia a Aerolíneas Argentinas, administrada por La Cámpora. El
pedido para que abandone un galpón es tan sólo un argumento menor que no
permite entender que arriesgue las relaciones con Chile. En realidad,
la cuestión de fondo desatada por La Cámpora gira en torno del control
de la empresa de embarques Intercargo, que había pertenecido al grupo
Yabrán. Esto es así porque lo que se desea es cerrar el circuito para
controlar los embarques de droga hacia el interior y el exterior. Algo
más que un escándalo.
Carlos Manuel Acuña