miércoles, 30 de octubre de 2013
Los regímenes populistas autoritarios
echan mano de los recursos públicos para conseguir adeptos en una franja social
minoritaria, pero que con propaganda oficial la convierten en mayoritaria. El “pueblo”.
La dictadura de Galtieri
estaba en terapia intensiva. El 30 de marzo de 1982 una multitud había ganado
las calles contra el autoritarismo y sus efectos nocivos sobre el conjunto de
la Nación. Pero 48 horas después, con la
recuperación fugaz de las Islas Malvinas, los dictadores se bañaron de pueblo. Y
durante 74 días el nacionalismo futbolero dominó la agenda de un país “derecho
y humano”.
Tres décadas más tarde y a
48 horas de que el oficialismo gobernante recibiera una derrota electoral
contundente, la Corte Suprema de Justicia, en su disparatado misión de “estabilizadora
de la democracia”, falla a favor de la destrucción del Grupo Clarín para
beneficiar al kirchnerismo. Para que renueve su mentiroso capital simbólico,
castigado en las urnas.
Así las cosas, funcionarios,
intelectuales orgánicos, kirchneristas estatales y un sector enajenado por el
relato oficial festejan lo que consideran un triunfo de la democracia. Como si
la democracia dependiera del desguace de un multimedio en la era de la sociedad
de la información. Como si la democracia necesitara de una Corte
estabilizadora, en vez de un máximo tribunal dispuestos a cumplir y a hacer cumplir
Constitución.
Estamos mal. La República
agoniza. La independencia de los poderes es pisoteada. La libertad de
expresión, violada. Porque el gobierno está enfermo. Sus seguidores, también. Y
quienes deberían hacer cumplir la Constitución en última instancia, abdican,
transan, nos entregan atados de pies y manos a la voracidad del populismo
autoritario. De este modo, la democracia se torna una quimera, apenas un comodín
en el discurso de los corruptores y prostituyentes de la institucionalidad.
Mientras tanto, como una
metáfora de la Argentina real, la Presidenta se repone de una afección a la
cabeza.
DEMIÁN ABBOTT – CHAVOO RAMELLO
LA
SOLANO LIMA