30-10-2013 El timing para el Gobierno no podía ser mejor. La Corte declaró la constitucionalidad de la ley de medios y le permite al oficialismo retomar la iniciativa tras la derrota electoral. Además, la sentencia en contra de Clarín dividió a la oposición. Los cambios y la nueva batalla
Por Fernando Gutierrez - Sebastian Albornos
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Paradojas de la política argentina: al final, el mayor favor que se le podía hacer a Cristina Kirchner vino desde la Corte Suprema de Justicia.
Esa misma que, según se queja desde hace tiempo la Presidenta, es en sí misma una corporación, representa los intereses de las otras corporaciones y antepone la defensa de los "grupos económicos concentrados" por sobre el interés popular.
Pero el alicaído "relato" del proyecto kirchnerista no está como para ponerse exquisito y negar favores: el timing fue perfecto y el fallo judicial que confirmó la ley de medios provee una excelente excusa para dejar rápidamente atrás la derrota electoral y reeditar la mística militante.
De manera que, con más de 10 meses de retraso, el Gobierno finalmente se dio el gusto de festejar el malogrado 7-D. Ahora, la nueva fecha histórica dentro del "relato" es el 29-O.
En consecuencia, hubo un acto en la plaza del Congreso -convocado por el líder piquetero Luis D'Elía- para festejar "el fin del monopolio", Gabriel Mariotto declaró que se le había "piantado un lagrimón" por haber ganado "la madre de todas las batallas" y Martín Sabatella se mostró distendido como nunca en una conferencia de prensa.
Mientras tanto, la cotización bursátil del grupo Clarín caía en picada y los voceros del multimedio dejaban en claro que el golpe había sido doloroso.
Una sensación bien distinta a la del 7D, cuando el Gobierno sentía que le habían aguado el festejo y pugnaba por transformar esa situación incómoda en un motivo para redoblar la militancia.
Por aquellos días, Víctor Hugo Morales, un influyente del universo K, exponía el argumento oficialista: "La ley de medios tuvo anoche su mayor victoria: la de demostrar como nunca su razón de ser".
"La batalla perdida ante el poder corporativo, la batalla ganada por Magneto, en la que incluyo a Lorenzetti, es la que da nobleza a la ley de medios, la que la hace tan necesaria", decía el comentarista.
Pero ahora es todo distinto, y Víctor Hugo no sólo está con ánimo de festejo, sino que hasta pidió disculpas públicas a Ricardo Lorenzetti, el presidente de la Corte, por haber puesto en duda su independencia.
"Este fallo, unas semanas atrás, podría haber cambiado el panorama de las elecciones. Si antes de la audiencia era una barbaridad fallar en contra, después ni te cuento. La buena noticia es que el Estado tenía razón en esta disputa", dijo en su programa radial.
Mientras tanto, Horacio Verbitsky, titular del Centro de Estudios Legales y Sociales, otra figura de fuerte prédica sobre la militancia K, también tuvo expresiones de "buena onda" para con la Justicia.
"La Corte Suprema permitió a la democracia cristalizar un deseo social de 30 años", destacó Verbitsky.
La incómoda situación de los opositores
Pero tal vez el aspecto que hace más disfrutable para el kirchnerismo la victoria judicial, algo así como la "frutilla del postre", es el hecho de que, además de haberle asestado un golpe al demonizado multimedios Clarín, logró una incipiente división en la oposición, a escasas 48 horas de las elecciones legislativas.
Es el caso notorio de la coalición UNEN, donde mientras Elisa Carrió disparó munición gruesa al denunciar un pacto espurio entre Cristina Kirchner y Lorenzetti -en el cual se habría intercambiado la aprobación de la ley a cambio del control de la "caja" del Poder Judicial-, otros integrantes mostraron un matiz diferente.
Por caso, la diputada Victoria Donda, celebró el fallo. Y, si bien enfatizó en la crítica al Gobierno por la manipulación de la publicidad oficial, mostró un tono claramente discrepante con el de la teoría conspirativa que desarrolló Carrió.
"Siempre hemos creído en la independencia de esta Corte. Debemos respetar este fallo y avanzar hacia una real pluralidad de voces", afirmó.
Lo cierto es que, a partir de ahora, para la oposición se abre un momento delicado, en el cual la mayoría intentará mantener las buenas relaciones con el grupo Clarín, pero sin llegar al extremo de sumarse a las denuncias de corrupción.
"Creo que la oposición se mostrará respetuosa de la Corte, a la que considera independiente. De manera que no va a expresar una opinión contundente en contra del fallo", señala el politólogo Carlos Fara.
Desde su punto de vista, lo más probable es que el discurso transite por el argumento de que la ley es constitucional, aunque ellos no están de acuerdo con su contenido, y que cuando haya posibilidad de proponer modificaciones en el Congreso, tratarán de introducir mejoras.
Las primeras declaraciones de dirigentes políticos parecieron darle la razón. Por caso, Ricardo Gil Lavedra, diputado de la UCR, afirmó: "La ley es muy opinable en muchos aspectos, lo que no quiere decir que sea inconstitucional, y es posible que tenga que ser corregida en el futuro".
"Hay una parte de la oposición que, nuevamente, tratará de utilizar este tema como forma de debilitar al Gobierno, e insistirán en el argumento de Clarín sobre que la ley es una vergüenza. Pero esto se va a diluir cuando empecemos a ver lo útil que es tras su aplicación", afirma Fernando Braga Menéndez, ex publicista de la campaña electoral de Cristina y uno de los hombres de consulta del Gobierno para temas de medios.
Libertad de expresión, centro del debate
El debate, en estos días, pasará a centrarse en la cuestión de la libertad de expresión. Tal vez de forma conveniente para el Gobierno, justo en un contexto en el que se presume como inevitable la adopción de medidas antipáticas en el plano de la política cambiaria, fiscal y de tarifas.
Ayer, en las redes sociales, el debate comenzó nuevamente entre aquellos que creen que viene una etapa "chavista", en la cual el Gobierno intentará acallar las voces disidentes, y los que opinan que no habrá ningún derecho bajo riesgo.
"La idea de la Ley de Medios es que el INDEC diga que la pobreza bajó y no haya medios que lo cuestionen", escribió Diego Dillenberger, experto en comunicación política, quien augura el inicio de una etapa de "vía libre para el Relato Total, sin cuestionamientos ni informaciones indeseables".
Sobre el punto de la libertad de expresión, la diputada Patricia Bullrich se manifestó "muy preocupada" y dijo que la Corte Suprema falla como si estuviera en otros país: "Lejos de ser Suecia, estamos en la Argentina populista y autoritaria".
"El fallo de la Corte habla del ´deber ser´, pero no de lo que pasa realmente. De cómo debería adecuarse a las reglamentaciones de un país que está muy lejos de mantener los estándares normales en libertad de expresión", afirmó.
Y planteó dudas sobre la posibilidad real de cumplimiento sobre "el otro" punto sobre el que falló la Corte: el de la distribución equitativa de la publicidad oficial.
"Me gustaría saber cómo se va a reglar la protección a periodistas y personas que se manifiestan, por ejemplo, en contra de este Gobierno, que dio permanentes muestras de autoritarismo y censura", advierte Bullrich.
Más explícito aún, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, pidió un cambio en la autoridad de aplicación de la ley.
"El primer paso para cumplir el fallo es que renuncie Sabbatella. La Corte ha sido clara: el AFSCA tiene que ser independiente y hoy no lo es", disparó Macri.
El argumento rebatido
En principio, todo indica que no es mucho lo que la oposición podrá hacer en este punto, más allá de la guerra declarativa.
El argumento de la Corte es que no se probó que, al momento del dictado de la sentencia, exista una afectación actual de la libertad de expresión.
"La ley establece límites iguales para todos los titulares de licencias. De modo que no corresponde partir de una sospecha de ilegitimidad sino que debe ser Clarín quien debe acreditar que la ley afecta sus derechos constitucionales", indicó el voto mayoritario.
"En el caso no se encuentra afectado el derecho a la libertad de expresión del Grupo Clarín, en tanto no ha sido acreditado que el régimen de licencias que establece la ley ponga en riesgo su sustentabilidad económica", agregaron los jueces.
Para los magistrados, la "sustentabilidad" no puede ser equiparada a "rentabilidad" y, en este sentido, hace a la naturaleza propia de un proceso de desconcentración la posibilidad de una reducción consiguiente de los márgenes de ganancia empresaria.
Este punto va en contra del argumento expuesto por el multimedios en el sentido de que sólo con la sinergia de una empresa concentrada es posible sostener medios con alta calidad de producción, que no podrían sobrevivir fuera de esa estructura.
"No resulta admisible que sólo una economía de escala, como la que posee actualmente, le garantiza la independencia suficiente como para constituir una voz crítica", remarcaron los jueces.
"Hay numerosos medios pequeños o medianos que ejercen una función crítica y, a la inversa, hay grandes concentraciones mediáticas que son condescendientes con los gobiernos de turno", añadieron.
La nueva batalla
Parece apresurado afirmar que la guerra por los medios haya terminado con el fallo de la Corte. Pero cambiará de forma.
Con la cuestión "de fondo" ya saldada, ahora la pelea pasará por la forma de aplicación.
El reparto de la publicidad oficial quedará bajo la lupa y será, para los medios no alineados con el Gobierno, la parte "festejable" del fallo, dado que será difícil de justificar para las autoridades el apego a una parte de la sentencia y la ignorancia de otra.
En lo que concierne a Clarín, la nueva batalla pasará por la forma y los tiempos del "período de adecuación", en el que ya empieza a presumirse un intento de estirarlos, especulando con una modificación legislativa futura que exima al grupo de desprenderse de sus activos más valiosos.
"Ahora Clarín comenzará una larga operación para la reforma de la ley", advirtió el analista Ricardo Rouvier. Y no falta quien ponga en duda la pérdida de poder real del multimedios en esta nueva etapa.
"Desinversión va a ser igual a dividir al Grupo Clarín en dos o tres grupos Clarines", observa Julio Burdman, director de la consultora Analytica.
La reacción del multimedios, una vez conocido el fallo, no deja lugar a muchas dudas: su aviso de apelación ante tribunales internacionales hacen prever un intento por enlentecer el proceso y por darle trascendencia fuera de las fronteras para instalar la idea de una libertad de expresión amenazada.
Tal vez la gran duda esté en la actitud a tomar por el Gobierno en esta nueva etapa: ¿se dará por contento con la victoria política que significó este fallo, justo en uno de sus peores momentos?
¿O considerará que no alcanza con esta señal y que habrá que mostrar en el corto plazo un caso concreto de su determinación mediante la separación de TN y, por ejemplo, canal 13?