lunes, 28 de octubre de 2013

AL EXITO:PREFERI EL PUDOR


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Al éxito preferí el pudor. El ejemplo de María Luz


María Luce Gamboni es la hermosa cantante de dieciocho años de edad que tuvo la suerte de ser elegida para el papel de Julieta en la obra musical “Romeo y Julieta. Ama y cambia el mundo”, producida por David Zard (tal vez el mayor productor musical italiano). El debut en la Arena de Verona y después en los mayores teatros.



Aparte del Factor X. Una carrera garantizada, una visibilidad panorámica, dinero, tal vez el festival de San Remo y quién sabe qué más. Sin embargo, pocos días después de su debut, la joven se despidió de todos y está de vuelta en casa en Pesaro, donde cursó el último año de la escuela secundaria y el conservatorio. ¿Cómo ocurrió este gran rechazo en el último momento?

Entrevistada por Solidea Vitali Rosati para “Resto del Carlino” del 23 de octubre, ha explicado que el canto es una cosa, despojarse de la ropa, es otra. De hecho, en la escena de amor con Romeo tendría que usar sólo un camisón transparente. La protagonista principal no pidió al director poder usar por lo menos alguna ropa interior. Pero la respuesta fue categórica: llamen a otra, “porque al dinero y a mi sueño yo prefiero mi pudor”.

Maria Luce es voluntaria en el hospital de Pesaro y frecuenta la parroquia. Declaró rotundamente que “aceptar ese traje sería negar los principios en los que creo, firmemente arraigados en mi conciencia de católica y de mujer. En general, no estoy de acuerdo con la práctica ya común de que la mujer es tratada como un cuerpo desnudo”.

Esta es la gran lección que a los dieciocho años de edad, María Luce da a sus compañeras: “Creo que es importante haber comprobado que no aceptar compromisos es posible y que da una gran satisfacción. No tengamos miedo de imponer nuestras propias ideas, pensar siempre con la propia cabeza y no se dejar llevar. En suma, ser capaz saber renunciar a la oportunidad, si se entiende que la experiencia no es adecuada, justa en sí misma”.

Lo cierto es que la renuncia de María Luz no es de poca importancia. Hace pensar en lo que hay de grotesco en el mundo del llamado espectáculo: te contratan para cantar y te encuentras sin ropa frente a la platea.

María Luz Gamboni es un testimonio muy hermoso, pero también triste, porque es aislado. Piense: ha hablado de pudor. ¿Alguna vez has oído predicar sobre él en alguna homilía?