Políticos corren riesgo de linchamiento en Madrid y sufren altercados en Asturias y Barcelona
Los políticos españoles ya no pueden salir a la calle porque
los linchan, los abuchean o los insultan. Y han sido los ciudadanos los
que han ocupado su lugar para protestar por la grave emergencia que vive
el país: esta semana han sido entre 250.000 y 300.000 personas las que salieron a la calle en Madrid convocadas por la Marea Verde de la Educación, en total 2 millones en 70 ciudades españolas. Y otros 200.000 ciudadanos solidarios con las víctimas del terrorismo, que insultaron e intentaron agredir a la media docena de políticos del PP que, parapetados entre escoltas y coches oficiales, acudieron a la Plaza de Colón de Madrid. Antes, la reina Sofía y los príncipes Felipe y Letizia fueron sonoramente abucheados en Asturias, al igual que el presidente Rajoy, la vicepresidenta Soraya, la ministra Ana Pastor y el dirigente del PP, Javier Arenas, que también fueron abochornados en Barcelona. Acudían a la boda de Pablo Lara (hijo del editor Lara (Grupo Planeta) y Anna Brufau (sobrina de Antoni Brufau, presidente de Repsol) en compañía de la ex vicepresidenta socialista, Teresa Fernández de la Vega y del ex presidente Jordi Pujol y Marta Ferrusola, que también recibieron improperios de los ciudadanos.
Definitivamente parece complicado seguir ocultando que en España se ha puesto en marcha un cambio social de tal envergadura que ni los políticos ni la prensa oficial pueden pararlo.
Un total de 200.000 ciudadanos solidarios con las víctimas del
terrorismo salieron a la calle en Madrid y la media docena de dirigentes
del PP que se acercaron ante su público natural, estuvieron a punto de
ser linchados. Del miedo en el cuerpo que tienen los
dirigentes conservadores da cuenta el hecho de que los 300 metros que
separan Génova 13, sede nacional del PP, de la Plaza de Colón, donde
estaba convocada la concentración de la Asociación de Víctimas del
Terrorismo (AVT), tuvieron que recorrerlos en coche oficial con
cristales tintados. El extremeño Floriano, el valenciano González-Pons y el andaluz Javier Arenas, los 3 dirigentes a los que la manchega Cospedal había ordenado acudir en representación del partido, estuvieron en serio peligro de perder su integridad física. El periodista Carlos E. Cue, que fue testigo de los hechos, lo cuenta así: “No engañéis a la gente, a esta manifestación venimos también a protestar contra vosotros, nos habéis engañado”. En
vez de bajar andando como habían hecho otros dirigentes, la seguridad
les condujo con coches oficiales hasta el lugar de la protesta. Pero
allí, a la entrada, estaba esperándoles un nutrido grupo de jóvenes para
gritarles. Pitidos, insultos, abucheos y gritos de “traidores”;
“cobardes” y “¿dónde está Rajoy?” recibieron a los tres dirigentes”.
El relato prosigue describiendo como los dirigentes del PP a duras
penas pudieron escapar: “Las caras de tensión de los tres eran
evidentes. “Queremos una derecha de verdad, nos os hemos votado para esto, sois unos cobardes, traidores, sois igual que el PSOE”, les gritaban varias señoras. Sonoro abucheo como el que sufrieron a su llegada a la plaza Arenas, Pons, Floriano o el vasco Iñaki Oyarzábal, (Rajoy) hoy ha tenido que escuchar a decenas de personas que le llamaban “cobarde” y “traidor”.
Los discursos de las víctimas eran interrumpidos por gritos aislados de
“¡Rajoy, traidor!” y los organizadores tuvieron que pedir en varias
ocasiones calma y respeto para que la protesta no derivara. También
insultos más graves. “Rajoy, marioneta, te va a votar la ETA”,
gritaban. Lo peor, con todo, se vivió cuando acabó la protesta. Arenas,
Pons y Floriano se dirigieron escoltados hacia sus coches oficiales. Y
en el trayecto recibieron una catarata de insultos e incluso algún conato de empujón que los escoltas impidieron. Los gritos eran cada vez más insistentes, y los tres se metieron con caras de circunstancias en sus coches oficiales, que salieron de allí a toda velocidad mientras algunos ciudadanos intentaban rodearlos y seguían gritándoles. Oyarzábal decidió atravesar todo el barrio de Salamanca a pie sin apenas seguridad, hasta encontrarse con Arantza Quiroga, líder del PP vasco, que también recibió abucheos”.
En las televisiones oficiales españolas de carácter generalista todo
esto se censuró, pero en youtube y en los medios digitales los vídeos
eran elocuentes: “El PP logró minimizar los daños en la presentación
pública del acto, en lo que se vio por televisión. Pero en directo, en
la calle, entre los manifestantes, la manifestación se le fue de las manos a la dirección en varias ocasiones, y los miembros de su cúpula difícilmente olvidarán el mal rato que pasaron en la plaza de Colón”, concluye el periodista.
La periodista Luz Sanchez Mellado también vio los altercados: “Llegaron ufanos a lo que querían que fuera una comunión de domingo y salieron con un sapo atragantado en la tráquea y el cáliz apurado hasta las heces. Esteban González Pons, Javier Arenas, Carlos Floriano, Esperanza Aguirre, Ignacio González, Ana Botella y Arantza Quiroga
recibieron en pleno rostro, juntos, sudorosos y apelotonados bajo el
estrado donde atronaba la megafonía, los reproches, la rabia y la ira de
la concurrencia. “Rajotero, dimisión”, se leía en una pancarta casera
rotulada a mano por un asistente que no quiso dar su nombre: “No quiero
significarme”, pero que, sin saberlo, había resumido el ambiente
generalizado entre los asistentes. “Ni Zapatero, ni Rajoy, ni
Aznar en su día, nos sirven. Hacen lo mismo. Todos han negociado con
ETA. Busco un partido que me represente y no lo encuentro”,
dijo el anónimo manifestante minutos antes de que Pedraza, desde el
estrado, preguntara retóricamente: “¿Qué han hecho todos los poderes
públicos para evitar esta situación a lo largo de tantos años?”. El
“Naaaaada” de la masa atronó en todo el barrio de Salamanca. Juntos,
sudorosos, apiñados bajo el estrado desde donde les estaban dando
estopa, los dirigentes populares tragaban quina con cara de póquer y
sonrisa de circunstancias. Miraban al tendido, escuchaban respetuosos,
aplaudían cuando no les quedaba otro remedio. Cuando Pedraza cerró el
acto autoadjudicándose para las víctimas el papel del “último dique de contención de la dignidad democrática en España”, Ana Botella miró al cielo”.
Su testimonio es refrendado por la periodista Yolanda González:
“Pons, Arenas, Floriano y otros dirigentes del partido como diputados y
senadores, pudieron escuchar todo tipo de insultos: desde “ladrones” a “traidores” pasado por un “no os merecéis el pueblo que tenéis. Poneos a trabajar”. El periodista Fernando Lázaro vio incluso como “el portavoz adjunto en el Congreso, Rafael Hernando, ha protagonizado un enfrentamiento verbal con uno de los concentrados, que previamente le había increpado”. Otro periodista, David Noriega, escuchó lo que otro vídeo en youtube confirma: que ni siquiera tragan ya a Esperanza Aguirre:
“Somos exvotantes del PP y justo ahora estábamos debatiendo a quién
votar en las próximas elecciones”, comentaba un grupo. “Fíjate que han
conseguido que hasta nosotras estemos tan indignadas”, afirmaba una
antigua admiradora de Esperanza Aguirre, a la que
acusaba de “cara dura” por “venir aquí a hacerse la foto” e “intentar
mantener a su electorado”. Su repaso a las ausencias del PP son
significativas: temieron a los manifestantes y por eso no fueron
Aznar, Rajoy, Jorge Fernández (ministro de Interior), Soraya,
Gallardón, Alfonso Alonso, Cristina Cifuentes… Y por supuesto, ninguno
de los dos presidentes de las dos cámaras, Jesús Posada o Pío
García Escudero, al que el juez descubrió que había cobrado de Bárcenas
un préstamo de 24.000 euros como supuesta “víctima del terrorismo”.
Entre 250.000 y 300.000 ciudadanos protestan por la Educación en Madrid
Eso sucedió este domingo. El jueves fueron entre 250.000 y 300.000 asistentes los que se manifestaron entre la Plaza de Atocha hasta la Puerta del Sol en una Marea Verde que se extendió por otras ciuades españolas. Los convocantes calcularon más de 2 millones de ciudadanos en las 70 concentraciones en favor de la Educación y se quejan de que los medios de comunicación oficiales han ofrecido una imagen distorsionada y anecdótica de violencia e incidentes que no se corresponde con la realidad pacífica y masiva.
Mariano Rajoy no acudió a la manifestación de la AVT por
temor a lo que podría haber desembocado en un magnicidio y prefirió irse
de boda de alta alcurnia a Barcelona. Sin embargo, allí tampoco se libró de las protestas ni de los pitidos, según las crónicas:
“Abucheos a la sombra del clásico: Los políticos no se salvaron de
las críticas ni como invitados en una boda. Aunque la ocasión no lo
requería, no pudieron evitar ser criticados y abucheados. Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santa María y Ana Pastor no quitaron la sonrisa a pesar de ser acusados de ladrones. Los tres políticos del Partido Popular llegaban a la iglesia entre numerosos abucheos, ante gritos de “corruptos, ladrones”. Ante esto, los políticos seguían manteniendo la sonrisa. Javier Arenas también fue uno de los afectados”.
Tampoco se libraron antiguas personalidades de la oposición, como Jordi Pujol, su esposa Marta Ferrusola o la socialista María Teresa Fernández de la Vega,
que “hizo su aparición como una de las personalidades del mundo de la
política más cercanas a la familia del novio. La madre de Pablo Lara
posó en la escalinata junto a la exvicepresidenta del gobierno de Zapatero, que fue abucheada y calumniada de igual manera. Un gesto que a la madre del novio no le sentó bien en absoluto”, describe el diario Voz Populi.
La periodista Anna Abella dice que Rajoy intentó incluso esconderse de la gente, pues evitó todo contacto con el pueblo: “Otros solo fueron a la iglesia, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que llegó acompañado de la ministra de Fomento, Ana Pastor, de rojo, y de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, de azul, que soportaron abucheos, igual que el popular Javier Arenas“.
Y si esto se produjo el sábado, el viernes los que tuvieron que
soportar el bochorno de ser insultados por su propio pueblo fueron la reina Sofía y los príncipes Felipe y Letizia. Sucedió en Oviedo, durante la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. “Numerosos ciudadanos portaban un buen número de banderas republicanas.
Estaban muy vigilados por un amplio despliegue policial. A la llegada,
Felipe, Letizia y la reina saludaron con la mano a los presentes,
incluyendo a los que protestaban. Tuvieron que escuchar cánticos como “Los borbones, a la guillotina” y “Que desahucien la Casa del Rey”, señala Infolibre. Y un vídeo, que va ya por las 45.000 visitas,
revela que mientras la calle se agita masivamente contra la Monarquía
con banderas republicanas, las élites caben todas en un pequeño
auditorio donde se encierran para aplaudirles.
Para evitar estas situaciones, la Casa Real ha limitado sus
apariciones a pequeños pueblos donde aparecen por sorpresa y así sortean
las protestas. Lo hicieron en el pueblo de Teverga (Asturias) de tan solo 1899 habitantes. Felipe de Borbón aprovechó que no tenía réplica para desquitarse: “Esa España desmoralizada de la que se nos habla no es la España verdadera”. Y entregó el Premio al Pueblo Ejemplar que otorga la Fundación Príncipe de Asturias a sus escasos y pacientes vecinos.
Con esas palabras parecía contestar al escritor Muñoz Molina, que le había afeado en sus propias barbas, durante la entrega de su premio literario, que vivía en “un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia. Los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios.
Es difícil hablar de la perseverancia y el gusto del trabajo en un país
en el que tantos millones de personas carecen angustiosamente de él. España
se ha convertido en un país donde la rectitud y la tarea bien hecha
tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar”.
Ese mismo día, la revista Forbes, especializada en
las grandes fortunas del mundo, anunciaba su último número, donde
refleja que en España la mayor parte del dinero lo acaparan unos pocos: “Un total de 30 familias se reparten gran parte del capital de España,
según Forbes, que sostiene que las enormes fortunas siguen siendo un
asunto de familia, ya que estos grandes grupos empresariales acumulan entre sus miembros hasta 32.000 millones de euros. El círculo del poder familiar se estrecha todavía más entre los muy poderosos, ya que hay tres familias que acumulan más de 11.200 millones de euros
y que se encuentran en el selecto grupo de las 10 primeras riquezas del
país, tal y como refleja la lista Forbes de los 100 millonarios más
ricos de España que saldrá a la luz a finales de mes. Juan Roig
(Mercadona); Isak Andic y familia (Mango); Manuel Jove; Rafael del Pino
(Ferrovial); Juan Abelló; Florentino Pérez (ACS); Gabriel Escarrer
(Meliá); Enrique Bañuelos o Alberto Cortina. El Rey Juan Carlos no aparecerá en la lista de las 100 personalidades más ricas de España, pues la riqueza del monarca sigue siendo una incógnita y lo será a pesar de la nueva ley de transparencia”, señala la revista norteamericana.
La anécdota en Oviedo la protagonizaron los gaiteros
que fueron contratados por la Fundación Príncipe de Asturias para
acallar con sus ritmos los abucheos del público a los miembros de la
Casa Real. Sabedores de su ingrato papel, decidieron versionar con sus
gaitas una canción del grupo “Iron Maiden” a la entrada de Sofía, Felipe
y Letizia, cuya letra dice así: “Pero ¿cómo les permitimos
tomar ese camino? El reinado de terror y corrupción debe terminar. Y
sabemos desde lo más profundo que no hay… no hay otra manera. Sin
confianza, no hay razón, no hay más que decir”.
Fuentes: