jueves, 31 de octubre de 2013

FERRAZ SE ARRIESGA A COMPARACIONES ENTRE EL ESTATISMO FRANQUISTA Y SUYO


Franquismo y PSOE: la pendiente hacia la democracia y la pendiente hacia la ruina

Tras lanzar una campaña titulada “Ganarse el futuro”, ayer el PSOE sacó del armario la chaqueta de pana con olor a naftalina para reclamar que se retiren los restos de Franco del Valle de los Caídos, olvidándose tal vez de que dicho monumento es una Basílica católica y, por tanto, ahí no tienen derecho a entrometerse los herederos políticos de un partido sobre el que, dicho sea de paso, pesa un sangriento historial anticatólico en la Guerra Civil.
Además de correr el riesgo de recordarnos que muchos de los enterrados en ese monumento fueron asesinados por socialistas o bajo responsabilidad directa del PSOE, que fue el partido gobernante en el bando republicano durante casi toda la contienda, los socialistas también se arriesgan a que otros partidarios del intervencionismo estatal empiecen a hacer cuentas. Y es que muchos defendemos la democracia por principios, pero en España hay otros, a ambos lados del escenario político, que desde una visión puramente utilitarista de la política, consideran disculpables o incluso necesarios los atropellos de una dictadura a cambio de cierta seguridad, prosperidad y servicios sociales, enmascarando a regímenes antidemocráticos con eufemismos como “democracia orgánica” o “democracia popular”. Sin ir más lejos, el PSOE nunca ha tenido reparos en aliarse con Izquierda Unida, formación comunista capaz de firmar un manifiesto de apoyo a la dictadura castrista con estos términos: “Cuba seguirá avanzando, a pesar de todos los obstáculos impuestos, en el disfrute de su libertad e independencia profundizando en los objetivos que sustentan la Revolución: justicia social, equidad y solidaridad.”
La incompetencia económica del socialismo frente al franquismo
Aunque no cabe comparación entre nuestra democracia y la falta de libertades políticas de una dictadura, en diversos planos las comparaciones entre el socialismo de izquierdas del PSOE y el socialismo de derechas de Franco dejan muy mal parados a los dirigentes de Ferraz, que han demostrado ser unos completos incompetentes en materia económica. Y es que si bien es cierto que tanto franquistas como socialistas tienen como denominador común su afán regulador, los primeros al menos lo hicieron con mejores resultados que los segundos:
  • A finales de 1975, la tasa de paro en España era del 2%, 230.554 parados. En marzo de 1996 Felipe González dejó una tasa de paro del 20,04%: 3.279.000 españoles sin empleo. Estas históricas cifras serían holgadamente superadas 15 años después por otro gobierno del PSOE: en noviembre de 2011 Zapatero dejó una tasa de desempleo del 22,85%: 5.273.000 españoles en el paro.
  • En 1975 la presión fiscal era del 18,2%. En el primero año de mandato de Zapatero, 2004, ya iba por el 35,1%, siendo el país de la OCDE en el que más creció la presión fiscal.
  • Con una población de 36 millones de españoles y estando España bajo una dictadura, en 1975 nuestro país tenía 650.000 funcionarios. Es una cifra difícil de comprender hoy en día: al terminar el primer mandato del PSOE en democracia, en 1996 ya había 2,3 millones de funcionarios; al terminar el mandato de Zapatero, a finales de 2011 ya eran 3,1 millones, sobre una población de 46,8 millones. Entre 1975 y 2011 la población española aumentó un 30%, pero el número de funcionarios por cada 100 españoles ocupados casi se duplicó.
  • A la muerte de Franco, la deuda pública española era del 12,8 por ciento del PIB, su mínimo histórico en el siglo XX a pesar de la situación internacional de crisis. Después de siete años de mandato de Zapatero alcanzó el 68,5%. De un déficit público del 0,4% en 1975 pasamos a uno del 8,51% en 2011, con elo Estado gastando mucho más de lo que ingresaba.
  • A finales de 1975 en España un litro de gasolina costaba 24 pesetas (0,14 euros). Con Felipe González llegó a las 67,4 pesetas (0,40 euros) en 1996. En el último mes de mandato de Zapatero el litro de gasolina se puso en 1,31 euros (218 pesetas), superando el gasoil ese precio y llevándose el Estado más de 50% de ese importe en forma de impuestos.
Una democracia erosionada por el estatismo del PSOE
Acabamos de ver el plano económico. Pero como suele ocurrir, un gobierno que se dedica a utilizar cada vez más medidas coactivas en materia económica no suele encontrar reparos en hacer lo mismo en el terreno político (hay que recordar que en España ya sumamos más de 100.000 leyes y normas, 67.000 de ellas autonómicas, una cifra que indica el desmedido afán regulador de nuestra clase política). Durante el mandato de Zapatero vimos la reaparición la censura y las multas a medios de comunicación por motivos ideológicos, e incluso su aplicación a Internet; también vimos la vuelta del adoctrinamiento ideológico en las aulas, disfrazado de “educación para la ciudadanía”; el PSOE respaldó la imposición lingüística en las escuelas e incluso en los comercios en forma de multas. Siendo el anterior régimen una dictadura, en 1975 había 8.440 presos en las cárceles españolas: en 2011 eran 71.505. La población española creció un 30%, y el número de presos se multiplicó por 8. Eso sí: desde el PSOE se han hecho todos los apaños posibles para que los terroristas de ETA dejen de formar parte de esa población reclusa, y lo ha hecho defendiendo una política penitenciaria que se deriva del Código Penal franquista de 1973, mantenido por el PSOE hasta 1995.
Más conformidad aún demostró el PSOE hacia la Seguridad Social creada durante el franquismo, que bajo la excusa de la protección del ciudadano, cercena su libertad al obligarle a contratar y pagar por los servicios del Estado, penalizando a los que deciden contratar un seguro privado; un modelo que los socialistas acabaron llevando a la quiebra.
El camino de ida hacia la democracia y el camino de vuelta a la tiranía
Aunque el régimen franquista y el socialismo se inspiran en el mismo principio del imperio del Estado sobre la sociedad, no cabe duda de que una democracia tiene unas ventajas indudables sobre una dictadura. Durante los mandatos del PSOE no se aplicó la pena de muerte ni hubo presos políticos, aunque el concepto de los derechos humanos que sostiene el PSOE quedó muy en evidencia con el escándalo de los GAL y la legalización del aborto. Paradójicamente, la dictadura franquista abandonó su corporativismo inicial para abrir cada vez más sus puertas a la libertad económica, aunque lo hiciese manteniendo formas intervencionistas y un mercado laboral muy rígido cuyas nefastas consecuencias aún padecemos. Con todas sus taras, esa apertura económica fue la que facilitó la apertura política, convirtiendo el final de ese régimen en una pendiente hacia la democracia: y es que malamente puede tender un país a una economía de mercado sin abrirse, tarde o temprano, a las libertades civiles.
Sin embargo, con el PSOE emprendimos el camino de vuelta, la pendiente hacia la ruina: en una democracia muy mejorable la aportación del PSOE ha consistido en aumentar cada vez más el peso del Estado y sus injerencias en la sociedad, la educación y la economía, erosionando nuestras libertades, llegando en ciertos aspectos a situaciones que en nada se distinguen de las que son características de una dictadura y conduciendo a nuestro país a una grave crisis política que amenaza con mandar al traste el actual régimen constitucional. Y en paralelo a ese retroceso de signo estatista, hemos vivido un retroceso económico tan profundo que por primera vez los jóvenes aguardan un porvenir peor que el de sus padres, justo lo contrario de lo que vivían éstos hace 40 años. Tras llevarnos por el camino de la ruina y el despotismo estatal, muy torpe es el PSOE al hacer que nos interroguemos sobre un régimen tan intervencionista como el partido de Pablo Iglesias y que, con sus muchas sombras y siendo inaceptable para cualquier demócrata, al menos dejó más prosperidad de la que encontró -y con ella el caldo de cultivo ideal para la democracia-, justo lo contrario de lo que hace el PSOE cada vez que abandona el poder.