La Presidenta
desaprovechó el marco plural y democrático que
le brindó la inauguración de las sesiones legislativas y reiteró lo que
viene
haciendo desde que inició su segundo mandato: encerrarse en el relato
oficial,
autorreferenciado, agresivo y reñido con la tradición republicana. Es la
Presidenta de los kirchneristas y no de todos los argentinos.
En su arenga -por momentos arrabalera y salpicada de tonitos
de barrabrava- apenas incorporó a la agenda gubernamental algunos temas importantes.
Una vaga reforma del Código Civil con tufillo progresista para congraciarse con
el electorado que apoyó las uniones homosexuales, ampliar a tres los vuelos
semanales a Malvinas saliendo de Buenos Aires, algunos cambios en la Carta
Orgánica del Banco Central. El resto fue una extensa perorata caribeña teñida
de lugares comunes y parafernalia partidaria.
Factor intolerante propio del populismo autoritario estuvo
dedicado a descalificar a Mauricio Macri con argumentos falsos. Los subtes
jamás fueron transferidos a la Ciudad. Por tanto, ¿cómo pueden acusar a la
Ciudad de haber devuelto lo que nunca estuvo a su cargo? ¿Quién necesita un
asesor letrado? El estado calamitoso en que se encuentra el servicio de
subterráneos, la nula predisposición al diálogo de la administración federal,
la prepotencia para transferir una verdadera bomba de tiempo luego de la
masacre de Once, debería llamara a la reflexión a la Presidenta y a sus
funcionarios, antes de deslizar torpezas y difamaciones con el sólo hecho de endulzar
los oídos de una militancia cada vez más alejada de la realidad nacional.
Lamentamos que la Presidenta haya utilizado una herramienta
republicana (y la Asamblea Legislativa lo es por antonomasia) con fines ajenos
a la consolidación de la democracia. No hay democracia con monólogo, con ataques
al pensamiento plural, con desconocimiento de los problemas reales de la
sociedad. El Gobierno pretende hacernos creer que los docentes que reclaman un
salario digno están en contra de "los pibes" y que los pueblos
sublevados contra la minería a cielo abierto son terroristas potenciales. Esa
es la lógica perversa que repudiamos porque denigra el reclamo de Justicia y
coloca a las instituciones y a la ciudadanía ante un verdadero avasallamiento
de la libertad y de los derechos humanos.
El kirchnerismo ha puesto a Mauricio Macri a la cabeza de
sus enemigos. Lo hace apelando una vez más a la propaganda sucia solventada con
recursos estatales. Igual método utilizó durante la campaña porteña de 2011 y
fracasó. La totalidad de los medios oficialistas salieron a instalar que Macri
devolvió los subtes que nunca administró. Ocultan que se firmó un convenio por
sólo 90 días para analizar la transferencia y beneficiar a los usuarios del
servicio. Pero el kirchnerismo quiere imponer todo por la fuerza y el que no
acepta su arbitrariedad es considerado un enemigo. Así, la Presidenta y Nilda Garré tuvieron que morderse la lengua
una vez más y reconocer que la seguridad de los subtes es responsabilidad de la
Nación y enviaron nuevamente a la Policía Federal de donde la habían sacado con el
objeto de desgastar a Macri perjudicando a los pasajeros.
Hoy tendríamos que haber emitido una declaración política
ponderando a una estadista. Nos equivocamos. En la Casa Rosada ocupa el sillón
de Rivadavia una mujer empecinada en dividir a la sociedad entre réprobos y
elegidos, que pronuncia largas parrafadas de inconsistencias y que dicta
cátedra de lo que desconoce. La sociedad demanda un estadista compenetrado de
la realidad, abierto al diálogo y a la pluralidad propositiva. Ese estadista
falta en la Casa Rosada pero, por ahora y hasta el 10 de diciembre de 2015.