martes, 29 de octubre de 2013

EL NEGACIONISMO CRISTINISTA


El negacionismo cristinista preanuncia el choque de la calesita


octubre 29, 2013
Por
Cristina, chocar la calesita
El optimismo de anteayer en el bunker del Frente para la Victoria tiene un punto razonable. Si bien el oficialismo fue derrotado en los cinco grandes distritos -Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza-, sigue siendo la única fuerza nacional de la Quiaca a Tierra del Fuego, a diferencia de la oposición, que está atomizada. Pero su fanatismo le impide ver las causas por las cuales se produjo el drenaje de votos. Ellos interpretan que, tratándose de una elección legislativa, la pérdida de votos no es tan importante y que por lo tanto se pueden recuperar en la próxima elección, como ya pasó en el 2009. En el fondo, impera la convicción de que no hay nada que cambiar, ya que los opositores, dicen, nunca se podrán unir -lo que le garantizaría al gobierno ganar en primera vuelta. En definitiva, que el esquema chavista se puede travestir y venderle así al electorado las mismas ideas con un envase distinto. En este contexto, siguen pensando que Daniel Scioli no debe ser candidato y promueven a Jorge Capitanich y Sergio Urribarri como aglutinadores del espacio, aunque no se ve cómo ellos podrían ganar una elección nacional.

Un plan a su medida


En el trasfondo de todo esto podría estar la voluntad de la presidente de impedir que su sucesor sea peronista, para conservar así una cuota de poder. Ella preferiría tal vez un presidente como Mauricio Macri que, según la visión K, representa al neoliberalismo, que nunca penetrará en las clases medias bajas y bajas y que además expresa la continuidad del establishment financiero y empresario que la levantó en pala en estos últimos diez años. Especialmente las empresas nucleadas en la Cámara Argentina de la Construcción. Si esta alternativa fracasara, ella podría ver con buenos ojos un gobierno radical o socialista sin influencia de Elisa Carrió, que la quiere meter presa. Es decir que la presidente no quiere un sucesor peronista y tampoco un gobierno donde Carrió tenga alguna influencia. El negacionismo de anteayer lleva a pensar que ahora vendrá más de lo mismo hasta que vuelva CFK. Y después que lo haga, no habría cambios en el modelo económico. Cuenta con mayoría en el Senado y Diputados, que le permitiría gobernar con el presupuesto aprobado. El grave inconveniente es la sangría de reservas del Banco Central debido a la inflación, la consecuente emisión monetaria y el atraso cambiario. Lo más probable entonces es que no sea la oposición fragmentada la que ponga limites sino la realidad económica que puede hacer chocar la calesita. Algo que puede ocurrir, por ejemplo, si el plenario de la Corte de Apelaciones de Nueva York decide levantar la cautelar que le impide al fondo Elliot cobrarse los 1330 millones de dólares. O bien que los mercados se adelanten pensando que el gobierno se quedará sin reservas mucho antes de lo calculado y se produzca una crisis cambiaria y bancaria entre marzo y junio del 2014.