«El arte de la guerra»
La comunicación es estratégica
El
ministro italiano de Defensa acaba de iniciar una gran ofensiva
en materia de relaciones públicas para convencer a sus conciudadanos de
lo acertado de su política. Tras la retórica seudomilitar se esconde
simplemente una campaña de propaganda.
Red Voltaire
| Roma (Italia)
- El ministro italiano de Defensa Mario Mauro
¿Quién podía imaginarse que el profesor Mario Mauro,
con una maestría en Filosofía y Letras de la Universidad Católica del
Sagrado Corazón y experiencia como cabo en el servicio militar se había
convertido en todo un experto en estrategia? Al ser nombrado ministro de
Defensa, Mario Mauro promulgó una Directiva sobre la Comunicación Estratégica.
El presidente Napolitano –según se explica en la introducción– ha
declarado que hay que reaccionar ante la desinformación y las polémicas
que afectan al instrumento militar, cuyo papel, a la luz de la
Constitución, consiste en velar por la participación italiana en las
misiones de estabilización y de paz.
Informar lo que hace el ministerio de Defensa para asumir los deberes
institucionales no es, por lo tanto, únicamente un deber sino una
necesidad para contrarrestar la difusión de información incorrecta.
Información, precisamos nosotros, como la que nosotros mismos difundimos
en 2011 cuando denunciamos la guerra contra Libia y sus verdaderos
objetivos, mientras que el presidente Napolitano garantizaba: «No hemos entrado en guerra. Estamos implicados en una acción autorizada por el Consejo de Seguridad [de la ONU].»
La opinión pública y los medios masivos de difusión, subraya la
Directiva, deben ser puestos en condiciones de ser capaces de comprender
y de apreciar la necesidad de disponer de un instrumento militar
competente, flexible y capaz de “proyectarse”. Las nuevas amenazas
contra la seguridad obligan a extender lejos de las fronteras italianas
la acción de nuestras fuerzas armadas para anticiparse a dichas amenazas
y prevenirlas. Una ausencia de respuesta de la comunidad internacional
–léase la OTAN bajo las órdenes de Estados Unidos– no sólo perjudicaría
la imagen de Italia sino que incluso pondría en peligro sus intereses
estratégicos y económicos. Es por lo tanto conveniente fortalecer entre
el público la conciencia de que las operaciones militares contribuyen al
crecimiento del País y de que Italia tiene que asumir responsabilidades
cada vez mayores.
Papeles como el que el ministro Mauro confirmó en la reciente reunión
de los ministros de Defensa de la OTAN, al garantizar la participación
[de Italia] en el contingente de más de 20 000 hombres que se mantendrá
en Afganistán después de 2014 y en el gasto de los 4 000 millones de
dólares anuales que habrá que destinar al gobierno afgano –uno de los
más corruptos del mundo.
En las operaciones militares, según explica la Directiva, debe
concedérsele a la comunicación [en su vertiente relativa a las
relaciones públicas] estratégica la misma importancia que a las demás
funciones operativas. En otras palabras, mientras enviamos fuerzas
militares a la guerra hay que convencer a los ciudadanos de que es
necesario hacerlo. El mismo trabajo de convencimiento, especifica la
Directiva, debe ponerse en práctica con las comunidades que viven en los
alrededores de las instalaciones militares –por ejemplo, para convencer
a la población de Niscemi para que acepte el Muos [1]–
y con la ciudadanía que se resiste a aceptar los programas de
inversiones militares –convenciéndola que está bien gastar 15 000
millones de euros en la compra de aviones de combate F-35 [2].
Las relaciones públicas estratégicas están dirigidas generalmente a
los medios de difusión, al mundo de la enseñanza [escuelas y
universidades] y las asociaciones culturales. Y deben apuntar también a
los «actores culturales» –periodistas, directores de programas de
televisión, blogueros, etc., para que convenzan a la opinión pública de
que hay que apoyar las operaciones de las fuerzas armadas– y a los «encargados de las decisiones políticas»,
o sea a los parlamentarios para que voten leyes que fortalezcan
el sector militar. No se trata solamente de informar a los destinatarios
de las decisiones que se adoptan en materia de defensa, precisa la
Directiva, sino también de que estos se impliquen en la aplicación de
las decisiones adoptadas.
Dicho de otra manera, lo que el ministerio de Defensa está planeando
no sólo es una campaña colosal de desinformación, dirigida por un
personal escogido y formado para ello, sino un verdadero plan de
militarización de las mentes.
Fuente
Il Manifesto (Italia)
Il Manifesto (Italia)