jueves, 2 de octubre de 2014

Deterioro acelerado y preocupante de la Administración Cristina

Deterioro acelerado y preocupante de la Administración Cristina

   
por EDGAR MAYNARD

 Axel Kicillof ha logrado su objetivo de desplazar a Juan Carlos Fábrega de la presidencia del Banco Central. Kicillof tiene ahora el control total de la economía argentina. Sin embargo, ¿eso garantizará que mejore la evolución de las cuentas públicas y se active el nivel de actividad?
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 Más bien parece que la Administración Cristina se prepara para un ajetreado acto final. El Frente para la Victoria avanza hacia su derrumbe acelerado. Ahora se apresta a protagonizar un descalabro monetario y cambiario que arrastrará a la Argentina a días complejos. Si faltaba algo para confirmar las previsiones negativas, ocurrieron 3 hechos muy graves este miércoles 01/10: > la tasa del crédito más barato que hay en la banca comercial, el llamado call-money, trepó durante la jornada de 11% a 23%, un aumento desmesurado, demostración del riesgo de impago que invade la economía doméstica y que anticipa más recesión; > el índice Merval, de las actividades en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, cayó estrepitosamente -8,22% durante la rueda; y > ocurrió el arribo de Alejandro Vanoli, hasta entonces un díscolo titular de la Comisión Nacional de Valores, a la presidencia del Banco Central, en reemplazo de Juan Carlos Fábrega, forzado a renunciar luego de las gravísimas imputaciones que le hizo, sin mencionarlo, Cristina Fernández de Kirchner el martes 30/09 y por cadena nacional. El deterioro del capital humano convocado por el Frente para la Victoria es tan acelerado como sorprendente. En mayo de 2003, Néstor Kirchner asumió "con más pobres que votos", tal como él afirmaba, con el siguiente gabinete de ministros: Roberto Lavagna (Economía), Ginés González García (Salud), Alberto Fernández (Jefatura del Gabinete de Ministros), Aníbal Fernández (Interior), Daniel Filmus (Educación), Gustavo Béliz (Justicia), Rafael Bielsa (Cancillería), José Pampuro (Defensa), Carlos Zannini (Secretaría Legal y Técnica), Julio De Vido (Planificación Federal), Alicia Kirchner (Desarrollo Social), Carlos Tomada (Trabajo). También Alfonso Prat Gay (BCRA). En octubre de 2014, el gabinete nacional que acompaña a Cristina Fernández de Kirchner, quien ganó en 2011 con el 54,11% de los sufragios, es el siguiente: Axel Kicillof (Economía), Julio Manzur (Salud), Jorge Capitanich (Jefatura del Gabinete de Ministros), Florencio Randazzo (Interior), Alberto Sileoni (Educación), Julio Alak (Justicia), Héctor Timerman (Cancillería), Agustín Rossi (Defensa), también Zannini, De Vido, Alicia K y Tomada. Y Alejandro Vanoli al frente del BCRA. Integrante del llamado Grupo Fénix (economistas de ideas sesentistas más que setentistas) en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, donde fue profesor titular de Finanzas Internacionales I y II en la Maestría de Estrategia Económica Internacional; y luego fue profesor adjunto de Economía Internacional Monetaria; autor, junto a Benjamín Hopenhayn, del ensayo “Globalización Financiera: Cambios en los Mercados de Capital y efectos en los países subdesarrollados” (2002), carece de antecedentes como banquero y abunda en un enfoque tan ideológico como desactualizado de lo que es la economía contemporánea. Si bien en su curriculum-vitae él afirma haber sido analista de Planificación Financiera en la Compañía Gillete de Argentina (1983-1988), casi todos sus antecedentes son docentes, hasta que llegó el Frente para la Victoria al poder, y entonces Vanoli se hizo funcionario público. La trayectoria que va de Prat Gay y Redrado a Vanoli corrobora el derrumbe del Frente para la Victoria, al menos en lo que se refiere a la política monetaria, y puede encontrar ejemplos muy ilustrativos tanto en el deterioro de las reservas internacionales del Banco Central como la expansión de la base monetaria a fuerza de una emisión descontrolada de moneda local que carece de respaldo o contrapartida. El ciclo está concluyendo de la peor manera posible. Es cierto que los Kirchner siempre subestimaron la economía, y mucho más la política monetaria. Néstor Kirchner libró una competencia ridícula, infantil, además de innecesaria, con Roberto Lavagna por quien conducía la economía y quien era el autor de la reestructuración de la deuda pública externa (que ha demostrado ser un fracaso. Algo que debería contemplar Sergio Massa, más allá de lo que le recomiende Organización Techint). El orgullo cavernícola de Kirchner era llevar la contabilidad del Estado en una libreta en la que registraba lo que le importaba: la recaudación de AFIP y las reservas del BCRA. Kirchner decidió humillar a Lavagna designando como su sucesora a Felisa Miceli, quien permanecía en rol decorativo al frente del Banco de la Nación Argentina que ya por entonces controlaba Juan Carlos Fábrega, quien mantenía una vieja relación con Kirchner, quien así obtenía favores para Lázaro Báez y la Constructora Austral, que nunca se supo si era totalmente de Báez o totalmente de Kirchner. Los préstamos políticos, los favores más irregulares, la utilización del Banco Nación como caja política K, construyeron el ascenso de Fábrega. Es bueno recordarlo para que nadie piense que es una pelea entre buenos y malos. Es el propio Universo K que se está descomponiendo. Pero es cierto que Fábrega conoce de operación bancaria cotidiana, algo que Miceli nunca se enteró, ni los siguientes ministros de Economía, con la excepción de Martín Lousteau, quien había conducido el Banco de la Provincia de Buenos Aires para Felipe Solá. Pero lo de Lousteu fue efímero y se llamó 125. Tampoco Axel Kicillof entiende algo de sistema financiero, pero tal como no sucedía desde Amado Boudou, Cristina Fernández de Kirchner descansa plenamente en él. Si bien son etapas bien diferentes de la gestión Cristina, podría concluirse que Kicillof tiene más poder del que jamás tuvo Boudou (para comenzar, Kicillof es Máximo Kirchner, vía el camporonga Eduardo De Pedro, y Boudou nunca lo fue), y por eso se le concedió la cabeza de Fábrega, a quien detestaba, y por cuyo derrumbe hizo muchísimo desde bastante antes de sabotearle el ajuste salarial a los empleados del BCRA, origen del conflicto laboral vigente (y que Vanoli sin duda superará, concediendo el aumento que Cristina obligó a Fábrega a retrotraer... Sería ridículo que Vanoli asumiera en el BCRA con el riesgo cierto de bloqueo del clearing bancario, tal como la Comisión Interna Gremial amenazaba ya a Fábrega). Si se consideran las críticas de Cristina Fernández de Kirchner a la gestión Fábrega, vertidas el martes 30/09, como el eje de lo que será la gestión Vanoli, sólo cabe esperar presión y hasta persecución a entidades bancarias y cambiarias, consolidación del cepo cambiario, un intento de reprimir por la fuerza lo que Cristina considera es un complot de la City en su contra. Deberá recordarse que Cristina no sólo descubrió, 12 años después de comenzada la Administración Kirchner, que hay muchos expedientes en el BCRA pero ninguna condena, sino que además ella alcanzó la revelación de que hay un dólar contado con liquidación (que el bizarro Guillermo Moreno había desactivado y Axel Kicillof recuperó para impedir que se escapara tanto el dólar libre, mal llamado "blue"), y ahora la Presidenta de la Nación se enojó porque dice que hubo 'insider information' o filtración anticipada de información calificada desde el BCRA hacia el sistema bancario, que permitió a algunas entidades multiplicar sus negocios. Probablemente la imputación más descalificadora a la gestión Fábrega. Hay un tema muy interesante a tener en cuenta: cuando Fábrega llegó al BCRA en reemplazo de la patética Mercedes Marcó del Pont (a quien los Kirchner iban a enviar a su casa para que Fábrega tomara el control del Nación, pero en la crisis con Redrado por el uso de las reservas del BCRA la enviaron al frente de la autoridad monetaria, demostración de la importancia que Cristina le concede a ese cargo), convocó a numerosos ex funcionarios, gente de la 'vieja guardia' para instrumentar controles que consideró que no estaba en condiciones de ejecutar con la 'línea' actual. ¿Qué hará al respecto Vanoli? Porque él conoce casi nada de la operación cotidiana, y la gente de la 'línea' menos. En cualquier caso, Vanoli por Fábrega es un cambio previsto por algunos que consideran que la Administración Cristina avanza hacia un colapso que no quiere ni pude evitar. Y el deterioro está adquiriendo un vértigo que obliga a preocuparse muchísimo por las horas que vendrán.