Dicen que la letra a
fuego entra, es por ello que mando esto nuevamente y ya sobre la fecha
gloriosa, para ver si de una buena vez por todas, los argentinos aprendemos de
nuestra historia y somos merecedores de su legado
LOS QUE VERDADERAMENTE
DEFENDIERON NUESTRA SOBERANÍA NACIONAL
Los Patricios en tiempos del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas
Soldado Patricio de 1845
Recordemos antes de hablar sobre el primer
cuerpo armado de la patria en épocas de la Confederación Argentina, que no siempre
se lo reconoció como un regimiento sino, más bien, como un batallón o cuerpo de
línea. En 1806, no nació como el hoy reconocido Regimiento de
Infantería I ‘Patricios’, sino como Legión de Patricios Voluntarios
Urbanos de Buenos Aires. Se componía de 3 batallones, de destacada
labor durante la Segunda Invasión Inglesa de 1807. Sin embargo, esta
primera formación quedaba conformada por milicianos, mas no por soldados. Era
todo más bien principiante, el génesis de lo que más tarde sería la profesionalización
del ejército como tal.
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Estamos entre 1810 y 1811, y la campaña
militar al Alto Perú, por ejemplo, mostró a la ex Legión de Patricios repartida
ahora en partes iguales bajo distintos regimientos: el 1 y el
2. Otra diferencia respecto al origen de los ‘Patricios’
era que dicho cuerpo ya no quedaba limitado a hombres nacidos en Buenos
Aires. Ahora se aceptaba la incorporación de personas venidas de
otras localidades.
En 1811, cuando auxiliaron a José Gervasio
Artigas en la Banda Oriental en su lucha contra los realistas, los
‘Patricios’ destacaron una compañía de granaderos (quienes
arrojaban granadas) y dos piezas de artillería, todo bajo el mando del capitán
Gregorio Perdriel. Todavía funcionaban los “Patricios”
con dos regimientos divididos, pero fue a partir de noviembre de 1811 que el
gobierno de Buenos Aires (el Primer Triunvirato) decide unificarlos, quedando
el mote de Regimiento N° 1, a secas. En la batalla de Sipe-Sipe
(1815) ya se lo conocía como Regimiento N°1 de Infantería.
El tiempo continuó su rumbo, lo cual trajo
nuevas denominaciones para identificar a la gloriosa Legión de Patricios
originada tras la Primera Invasión Inglesa. Algunos veteranos que
habían servido a ‘Patricios’ en 1807, fueron a pelear junto al
almirante Guillermo Brown en El Callao, Perú. Esos veteranos eran
parte del Primer Tercio Cívico de Buenos Aires, “continuadores de los
Patricios, a las órdenes del capitán Nicolás García”, según sugiere el
historiador Miguel Ángel De Marco.
Los años comprendidos entre 1820 y 1825
fueron de caos para Buenos Aires, por tal motivo se dio la orden para que el
Regimiento N° 1 guarezca a la ciudad, que la resguarde. Cuando el
estallido de la guerra contra el Brasil, en 1825, los “Patricios”
se vieron representados por, entre otros, el Batallón de Cazadores N° 1 de
Línea.
Los ‘Patricios’ y la época
rosista
La patria no solamente vio cercenada su
soberanía luego de la contienda contra el Imperio del Brasil al entregar la
Banda Oriental, sino que también su ejército sufrió un lamentable proceso de
disolución que anarquizó sus cuerpos y denominaciones. El gobernador
porteño Viamonte dispuso en 1829 que solamente quedara un cuerpo de caballería,
otro de artillería y dos batallones de cazadores. Y pervivieron los
“Patricios” que, no obstante haberse salvado del escarnio, también
padecieron amplias modificaciones. El resto se disolvió.
Esto traerá consigo un nuevo replanteo a
la hora de asignar nombres para los cuerpos de milicias y batallones
argentinos, circunstancia que también tocó al Regimiento
‘Patricios’. Cuando Juan Manuel de Rosas asume la
gobernación de la provincia de Buenos Aires en 1829, a ‘Patricios’
se lo pasó a denominar “Batallón 1° de Línea”, y desde 1830 también
se lo llamó “Regimiento Patricios de Buenos
Aires”. Cualquiera de las dos designaciones servía para
referirse a los legendarios ‘Patricios’.
En las acciones de la defensa de la isla
Martín García (11 de octubre de 1838), el teniente coronel Jerónimo Costa contó
con 21 soldados ‘Patricios’, totalizando una fuerza de 125
hombres. Con esa cantidad enfrentó denodadamente, sin rendirse ni
escapar, a las tropas francesas y las de Fructuoso Rivera, las cuales
redondeaban cerca de 550 efectivos. Juan Manuel de Rosas, entonces, en
honor de la resistencia patriota ante la invasión a Martín García, impuso al
Regimiento Patricios de Buenos Aires el nombre de “Batallón
Independencia”. Jerónimo Costa fue ungido, a su vez, jefe de
los “Patricios”, cargo que desempeñó hasta 1844. Su
sucesor fue el coronel Ramón Rodríguez.
En 1840, el Batallón 1° de Línea o
Regimiento Patricios de Buenos Aires (también llamado “Batallón
Independencia”), se dividió internamente en 4 batallones:
a) Primer Batallón de Patricios de Buenos
Aires.
b) Segundo Batallón de Patricios de Buenos
Aires.
c) Tercer Batallón de Patricios de Buenos
Aires.
d) Cuarto Batallón de Patricios de Buenos
Aires.
Desde 1840 a 1845, y a decir de Adolfo
Saldías, el Batallón 1° de Línea estuvo fraccionado “según las exigencias
de la luctuosa guerra civil y de los bloqueos e intervención armada de Gran
Bretaña y Francia”.
Batalla de Vuelta de Obligado
La batalla que determinó la reivindicación
de nuestra soberanía nacional, ubica a las tropas de los “Patricios”
bajo el nombre genérico de “Batallón Patricios de Buenos Aires”,
según las referencias volcadas por el primer cronista del combate de Vuelta de
Obligado, teniente coronel Evaristo Ramírez Juárez. Ahora bien, ese
batallón estaba formado por una compañía del Primer Batallón, por otra del
Segundo Batallón y por una restante del Cuarto Batallón de Patricios de Buenos
Aires (batallones creados todos en 1840, como se ha dicho antes).
Otra opinión deriva de los historiadores
Isidoro Ruiz Moreno y Miguel Ángel De Marco, que no difiere tanto de la de
Ramírez Juárez. Sostienen aquellos que el “Batallón Patricios
de Buenos Aires” que peleó en Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de
1845, se componía de los siguientes batallones y compañías:
a) Primer Batallón de Patricios de Buenos
Aires (Compañía Granaderos Patricios; es decir, los que lanzaban granadas con
la mano, con uniforme de gala).
b) Segundo Batallón de Patricios de Buenos
Aires (con uniforme de gala).
c) Cuarto Batallón de Patricios de Buenos
Aires (sus oficiales, por ejemplo, lucieron uniforme de parada).
Los efectivos ‘Patricios’
estuvieron mandados por el coronel Ramón Rodríguez, y se ubicaron en la Batería
“Restaurador”, que fue la primera de las cuatro que vio acercarse a
los buques de guerra y mercantes anglo-franceses. Esa batería se
constituyó en la vanguardia del ejército patriota y federal en la jornada del
20 de noviembre de 1845. El Batallón Patricios de Buenos Aires presentó 372 plazas
sobre un total de 2.143 tropas nacionales, si bien otras fuentes consultadas
sugieren que los “Patricios” llegaron a tener alrededor de 400 y
hasta 500 efectivos.
Las fuerzas del coronel Ramón
Rodríguez partieron de los cuarteles de Santos Lugares el 31 de octubre de 1845
y llegaron a Obligado el día 8 de noviembre. También se dice que
arribaron al teatro de operaciones seis días antes del 20 de noviembre.
La banda militar del Batallón Patricios de
Buenos Aires entonará las estrofas del Himno Nacional, y al último son, el
general Lucio Norberto Mansilla, jefe de las fuerzas nacionales, dará la orden
de abrir el fuego. Las acciones estallaron a las 9:15 horas de la
madrugada. A las 17:50 horas, los ingleses hicieron un intento de desembarco
con 325 hombres, pues contaban con la ventaja de que las municiones federales
se habían extinguido. Sin embargo, formados en posición marcial
frente al general Mansilla, los infantes del Batallón Patricios de Buenos
Aires, los infantes del Batallón Patricios de San Nicolás y los infantes del
Batallón del Departamento Norte, “en formidable carga a la bayoneta,
desafiando la metralla enemiga, cae sobre las primeras líneas de los invasores,
arrollándolos hasta sus mismas embarcaciones”, nos señala Ramírez Juárez.
Aquí es donde hieren al general
Mansilla. Rápidamente es reemplazado en el mando por el coronel
Francisco Crespo, el cual ordena al jefe del Batallón Patricios de Buenos
Aires, coronel Rodríguez, “sostener la lucha sin desfallecer”. En
medio de estas circunstancias, los franceses imitaron a los ingleses al
pretender desembarcar sus tropas. En número de 125 soldados, los
galos reforzaron a los repelidos 325 ingleses, quienes reiniciaron su ataque
terrestre para apoderarse de la posición. Una vez más, los valientes
infantes “Patricios” llevan a cabo una nueva carga a la bayoneta,
el último recurso que tenían a esta altura del combate. Distinta fue
su suerte, dado que los buques “Expeditive”, “Procide”
y el “Philomel” cañonearon a la infantería con ardorosa violencia,
lo que los hizo detenerse en la carga, si bien los infantes trataron de
mantener como podían la posición.
Esta heroica y tenaz resistencia a los
invasores, persistió hasta cerca de las 20:00 horas de aquél 20 de
noviembre de 1845. Finalmente, y tras aguantar sin municiones a la
artillería enemiga, los restos del Batallón de Patricios de Buenos Aires se
repliegan adentrándose en el monte de Obligado. Los franceses e
ingleses no logran desembarcar, prefiriendo continuar aguas arriba con sus
averiados y sobrevivientes buques mercantes y de guerra. Las dos
cargas a bayoneta habían logrado su esfuerzo, y la sangre federal corrió a
raudales. Las acciones de la batalla de Vuelta de Obligado se dieron
por concluidas, pero no de forma definitiva.
Otros fuegos de la Guerra del Paraná
El combate de Vuelta de Obligado está
incluido dentro de lo que llamamos Guerra del Paraná, la que también incluyó
las siguientes acciones:
a) 2 de enero de 1846: Segunda batalla de
Vuelta de Obligado que, si bien no tuvo la duración de la de 1845, constituye
otra muestra cabal de la reafirmación de la soberanía nacional. Aquí
pelearon tropas del general Lucio N. Mansilla, del coronel Juan Bautista Thorne
y del teniente Facundo Quiroga, primogénito del recordado “Tigre de los
Llanos”.
b) 9 de enero de 1846: Tienen lugar dos
acciones de corta duración. La primera, en el Paso del Tonelero
(actual Ramallo, provincia de Buenos Aires) y, ya en horas de la tarde, en
Acevedo (actual San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires).
c) 16 de enero de 1846: El ataque
argentino se hace sostenido en la localidad de San Lorenzo, provincia de Santa
Fe, a cargo nuevamente del general Mansilla. En cambio, la
artillería argentina (al mando del capitán Álvaro José de Alzogaray y Juan B.
Thorne) recibe con una lluvia infernal de cañonazos a la flota imperial que
intentaba pasar por la Angostura del Quebracho con rumbo a Corrientes y el
Paraguay.
d) 10 de febrero de 1846: Los buques de
guerra “Alecto” y “Gorgon” bombardean durante tres
horas las posiciones argentinas apostadas en el Paso del Tonelero, pero la
artillería y la infantería federales mandadas por el mayor Virto respondieron
con denuedo.
e) 6 de abril de 1846: Los vapores
“Alecto”, “Gazendi” y “Coquette”, todos de
la escuadra francesa, son averiados en el Paso del Tonelero en momentos en que
se disponían a reforzar a otras embarcaciones que estaban siendo reparadas
cerca de allí.
f) 21 de abril de 1846: Como táctica de distracción
para hacer disminuir los ataques federales, los ingleses atinan a desembarcar
en Ensenada, provincia de Buenos Aires, acción que es notablemente repelida por
la guarnición del lugar, a cargo del general Prudencio Ortiz de Rozas, hermano
del Restaurador de las Leyes.
Los Patricios en Angostura del Quebracho
Hostilizadas las escuadras imperiales que
pretendieron, sin más derecho que la fuerza, navegar los ríos internos de la
patria para comercializar, en desmedro de las industrias locales, sus
manufacturas, faltaba, sin embargo, una última acción más de la Guerra del
Paraná.
El 4 de junio de 1846 tiene lugar la
batalla de la Angostura del Quebracho, en las proximidades de la hoy ciudad de
Puerto General San Martín, en la provincia de Santa Fe. Allí
estuvieron nuevamente las fuerzas del Batallón Patricios de Buenos Aires al
mando del mayor Manuel Virto. Se contabilizaron cerca de 600
soldados de infantería (entre ellos los “Patricios”), más 150
carabineros y 200 soldados del regimiento del coronel federal Martín de Santa
Coloma. Además, hubo otros 200 infantes de reserva y dos escuadrones de
lanceros de Santa Fe.
Todas las tropas junto con los 17 cañones
argentinos, hicieron estragos en las filas anglo-francesas, que no pudieron
reaccionar ante la magnitud del ataque de las fuerzas de la Confederación
Argentina. Lo que siguió a Angostura del Quebracho fueron las firmas
de sendos tratados de paz pedidos a Juan Manuel de Rosas por Inglaterra (1848)
y Francia (1849).
La bandera del 2do. Batallón de Patricios
Fue en los desembarcos anglo-franceses y
en las cargas patriotas de Obligado, donde tuvo lugar el robo de la bandera de
guerra del Segundo Batallón de Patricios de Buenos Aires.
El encargado de devolver dicha bandera fue
el almirante B. J. Sullivan, cuando se presentó ante el cónsul argentino en
Londres, el 25 de octubre de 1883. Sullivan había estado como jefe
del buque “Philomel” con el grado de capitán, y fue uno de los que
cañoneó las costas argentinas cuando la batalla en Obligado estaba
prácticamente definida para los aliados invasores, en horas de la
tarde. Casi 38 años después, extenderá a los diplomáticos
argentinos, además del glorioso estandarte, un relato donde explicaba por qué
lo devolvía. El mismo dice así:
“En la batalla de Obligado, en el
Paraná, el 20 de noviembre de 1845, un oficial que mandaba la batería principal
causó la admiración de los oficiales ingleses que nos hallábamos más cerca de
él, por la manera como animaba a sus hombres y los mantenía en sus puestos, al
pie de los cañones, durante un fuerte fuego cruzado bajo el cual esta batería
estaba más especialmente expuesta.
Por más de seis horas se paseó por el
parapeto de la Batería exponiendo su cuerpo entero; sin otra interrupción que
cuando, de tiempo en tiempo, ponía el mismo la puntería de un cañón.
Por prisioneros heridos de su Regimiento,
supimos después que era el coronel Rodríguez del Regimiento de
Patricios. Cuando todos los artilleros fueron muertos o heridos, hizo
maniobrar los cañones con soldados de su Regimiento de Infantería, hasta que el
combate estuvo casi terminado, perdiendo 500 entre muertos y heridos, de 800
que lo componían.
Cuando los marineros y soldados ingleses
desembarcaron a la tarde y tomaron esa Batería, él con los restos de su
Regimiento y sin otro recurso de las fuerzas defensoras, mantuvo su posición en
retaguardia a pesar del fuerte fuego cruzado de todos los buques, por entre los
bosques que se hallaban detrás de la Batería, y fue el último en retirarse.
La bandera de la Batería que había
defendido tan notablemente, fue arriada por uno de los hombres de mi mando y me
fue dada por el oficial inglés de mayor rango, el capitán Toman. Al
ser arriada la bandera, cayó sobre algunos de los cuerpos de los caídos y fue manchada
con su sangre.
He visto, últimamente, que la bandera de
un Regimiento inglés que estaba en poder de una familia desde la guerra de
1807, había sido restituida al Regimiento por esa familia.
Deseoso de seguir ese ejemplo, quiero restituir
al coronel Rodríguez, si vive, o sino al Regimiento de Patricios de Buenos
Aires, si aún existe, la bandera bajo la cual y en la noble defensa de su
Patria cayeron tantos de los que en aquella época componían”.
Se dice con justa razón que el anterior
relato contiene algunas inexactitudes. Por empezar, Sullivan no
intentó desembarcar en las costas argentinas, por lo que su visión y narración
de los hechos los evidenció desde el “Philomel”, el buque que
comandaba. Esto debe ser el motivo de sus errores de interpretación
de los sucesos que finalizaron con la toma de la bandera del 2do. Batallón de
Patricios. Por eso es que, para rectificar al almirante Sullivan,
hay que decir que el jefe del Batallón Patricios de Buenos Aires en Obligado,
coronel Ramón Rodríguez, no mandó ninguna batería. A lo sumo, los
“Patricios” ocuparon uno de los flancos de la Batería
“Restaurador”, a pocos metros de las aguas.
Además, se establece que Sullivan en la
misiva que escribió en 1883, parece confundir al coronel Rodríguez con el
nombre del artillero Juan Bautista Thorne, pues en las acciones de Vuelta de
Obligado, tanto la Batería “Manuelita” (que dirigía Thorne) como
los infantes de “Patricios” fueron de las últimas tropas argentinas
en cesar el fuego, es decir, que resistieron hasta el final. Es más:
fue en el momento preciso en que la Batería “Manuelita” se quedó
sin municiones que, por una orden del general Mansilla, los
“Patricios” calaron bayonetas y emprendieron dos cargas sucesivas
contra los anglo-franceses.
Sullivan sostiene que los oficiales
ingleses sintieron admiración por el oficial que mandaba “la batería
principal”, y la batería principal en Obligado era la Batería
“Manuelita”, no solamente por la cantidad de efectivos que la componían
sino porque era la que más elevada estaba sobre las costas del río
Paraná. Desde ella arengó Mansilla a sus tropas para abrir el fuego.
Pero las tropas del inglés Sullivan se
enfrentaron con los integrantes del Batallón Patricios de Buenos
Aires. De los 325 marinos ingleses que intentaron pisar y adentrarse
en las costas nuestras, varios provenían del “Philomel” que dirigía
B. J. Sullivan, por ende, con los primeros y únicos que se cruzaron fueron con
los infantes del Batallón Patricios de Buenos Aires que los persiguieron a
bayonetazos limpios. Los artilleros de que hace referencia Sullivan
en 1883, estaban en una posición de altura y prácticamente todos muertos,
mutilados o heridos.
El pabellón del Segundo Batallón de
Patricios de Buenos Aires arribó al país, y en la actualidad se encuentra en el
Museo Histórico Nacional.
Los últimos años de la Confederación
Argentina rosista, le dieron otra denominación al Batallón Patricios de Buenos
Aires: se le llamó “Batallón Federación”. Con este nombre
permanecerán los “Patricios” hasta 1852, cuando se produce la caída
del Restaurador de las Leyes.
Autor
Gabriel Oscar Turone
Bibliografía
Montiel Belmonte, Jorge F. “Homenaje
al 136° Aniversario de la batalla de Vuelta de Obligado” (folleto),
Comisión de Homenaje y Monumento a los Héroes de Vuelta de Obligado, Noviembre
1981.
Ramírez Juárez, Tcnl. Expedicionario
Evaristo. “Conflictos Diplomáticos y Militares en el Río de la Plata
1842-1845”, Buenos Aires 1938.
Ruiz Moreno, Isidoro J. y De Marco, Miguel
Ángel. “Historia del Regimiento 1 de Infantería Patricios de Buenos
Aires”, Edivérn, Buenos Aires, Septiembre de 2000.
Saldías, Adolfo. “Historia de la
Confederación Argentina”, Tomo III, Librería “El Ateneo”
Editorial, Buenos Aires 1951.
Saldías, Adolfo. “Los números de
Línea del Ejército Argentino”, Buenos Aires, Ministerio de Guerra, 1912.
Scunio, Alberto D. H.
“Patricios”, Círculo Militar, Buenos Aires, Agosto/Setiembre 1967.
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