Gustavo Azócar: Carta al camarada Raúl Castro
El Calabozo de la Libertad.
Estimado Raúl:
El 7 de junio de este año, escribí un artículo titulado “¿Entregarán
los hermanos Castro a Nicolás Maduro?” En ese escrito hice referencia a
los numerosos movimientos que se venían dando entre La Habana y
Washington, y las cada vez más evidentes demostraciones de que un
proceso de acercamiento se estaba llevando a cabo entre los dos
gobiernos.
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El artículo resumía las declaraciones de diversos actores políticos y
económicos que propugnaban un mayor acercamiento entre EEUU y Cuba, y
la necesidad que tenía el gobierno de La Habana, de encontrar lo antes
posible una nueva fuente de ingresos, en virtud de la debacle económica y
política que se estaba viviendo en Venezuela, y de la imposibilidad del
gobierno de Maduro de continuar subsidiando la economía cubana.
Mis sospechas de que algo extremadamente grande se venía cocinando
entre La Habana y Washington, aumentaron cuando leí 5 editoriales
continuos en The New York Times, cuyo editor Andrew Rosenthal, pedía a gritos el fin del embargo norteamericano a Cuba.
Fueron en total 5 editoriales en 5 semanas consecutivas en los que The New York Times
pedía a Barack Obama que le pusiera fin al embargo mantenido en la isla
desde 1960, retirar a Cuba de su lista de países patrocinadores del
terrorismo, y restaurar las relaciones diplomáticas al más alto nivel,
ausentes desde 1961.
Los acontecimientos ocurridos esta semana, camarada Raúl, demostraron
que teníamos razón, y que no nos equivocamos al vaticinar que usted y
Fidel estaban trabajando en un Plan B motivado a que la mina de oro que
encontraron en Venezuela en 1999, desde el mismo momento en que Hugo
Chávez llegó al poder, se estaba secando a pasos agigantados gracias a
las erráticas políticas puestas en marcha por el mismo Chávez y llevadas
al extremo por su heredero, Nicolás Maduro.
Camarada Raúl: la jugada puesta en práctica esta semana, anunciando
el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Cuba con Estados
Unidos, dejó demostrado, por centésima vez, que el pragmatismo cubano
siempre ha estado y estará por encima de las ideologías. Los
capitalistas entendieron, 53 años después, que el bloqueo no cumplió los
objetivos para los cuales fue ideado, y los comunistas entendieron (al
igual que ya lo hicieron los chinos) que el papá estado no puede por sí
solo, sacar un país hacia adelante.
Eso explica que el 30 de mayo de 2014, usted, camarada Raúl,
recibiera al líder de la Cámara de Comercio de EEUU, Thomas Donohue,
quien representa los intereses de más de 300.000 negocios y de unos tres
millones de empresas norteamericanas. La Habana necesita dinero
urgente. No importa si el dinero lo envía un inepto como Nicolás Maduro,
o un millonario como Donald Trump.
Cuba necesita “reponer” lo más pronto posible el dinero que llega de
Venezuela. Y EEUU tiene cómo hacerlo con solo mover tres teclas:
remesas, turismo e inversiones. Los envíos y remesas enviadas a Cuba
desde EEUU, significaron ingresos por 5.105 millones de dólares en 2013,
de acuerdo con los datos procesados por The Havana Consulting Group.
Entre 2012 y 2013 viajaron a Cuba 1.045.168 turistas. El 90% de ellos
procedían de EEUU. Y todos llevaban consigo algo que a Raúl le gusta
mucho: dólares. Thomas Donohue dijo que hay miles de empresarios
norteamericanos deseando invertir sus dólares en Cuba. Sólo esperan que
usted, camarada Raúl, les de luz verde.
Camarada Raúl: durante muchos años, usted sólo fue la sombra de
Fidel. Pero tal parece que usted está dispuesto a pasar a la historia no
como un hermano más, sino como el gran enterrador del trasnochado y
dinosáurico comunismo cubano. Su pragmatismo es de tal magnitud, que de
acuerdo con algunos informes de prensa, el acercamiento con el gobierno
de Estados Unidos se inició justo después de la muerte Chávez, ocurrida
el 5 de marzo de 2013. El pobre Hugo debe estar revolcándose en su
tumba.
Otra gran demostración de pragmatismo es el hecho de que siendo ateo,
convicto y confeso, usted haya apelado a la mediación del Papa
Francisco para obtener un acuerdo con Obama. No me extrañaría que en los
próximos días el Vaticano anuncie una visita de su santidad Jorge Mario
Bergoglio a La Habana.
Camarada Raúl: usted dirige los destinos de Cuba desde el 31 de julio
de 2006. Fue electo Presidente de ese país, de manera oficial, el 24 de
febrero de 2008. Usted no lo ha dicho, pero sabe que lo que heredó de
su hermano Fidel fue un completo desastre social, político y económico,
que sólo puede ser “enderezado” con dinero del imperio.
Camarada Raúl: por favor no olvide hablar con Nicolás Maduro. El
pobre muchacho está muy mal. Y no es para menos: el miércoles, Obama
anunció al mundo su nuevo esquema de relaciones con Cuba. Y 24 horas
después, firmó una Ley que sanciona a funcionarios del gobierno de
Maduro por violar los derechos humanos.
Eso sólo significa una cosa: Obama sabe que uno tiene que entenderse
es con el dueño del circo, y no con los payasos. Obama no le dijo payaso
a Maduro, pero el hecho de que haya hablado con usted, camarada Raúl, y
no con él, es más que suficiente para saber quién es quién.
A buen entendedor, sobran las palabras.
Gustavo Azócar*
* Profesor universitario (ULA Táchira), escritor y periodista en el
estado occidental venezolano del Táchira; consultor político y
conferencista internacional. (R24)