PROBLEMAS BANCARIOS Y DEUDAS: LA FINANCIACIÓN DE LA POBREZA DE LAS NACIONES
Por Emilio Guillermo Nazar Kasbo
Los países “en vías de
desarrollo”, gozan de una importante deuda externa que los condiciona, y su
fuerte endeudamiento los lleva a una situación de sometimiento.
MÁS
DEBE, MÁS PAGA
Un ejemplo, es la
aplicación del “riesgo país”, mediante el cual al país que menos recurso tiene
y al que se le dificulta abonar su deuda externa, se le aplica una tasa de
interés más elevada. Es decir, que cuantas más dificultades tiene un país, el
sistema internacional le aplicará una más alta tasa de interés, de modo que se
le hará más dificultoso aun salir del sistema usurario.
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¿Puede pagar? Si es así, ¿Para qué
pide prestado? Acaso... ¿No puede pagar? Entonces… ¿para qué pide prestado? Y así, lo
que parece ilógico se vende como norma de un sistema, ya que o no se necesita pedir prestado o no se debe pedir prestado.
Los Bancos tienen una
importante intervención en esto. Pero a la vez, tienen acciones que desarrollar
en contra del lavado de dinero, mientras los organismos internacionales indican
normas que pretenden combatir los delitos. Pero esos mismos organismos
internacionales que alientan la “honestidad”, son los que indirectamente
fomentan aquello que combaten.
LAVADO
DE DINERO
En cuando al lavado de
dinero, ya se ha difundido suficientemente que dineros de fondos corruptos o
ilícitos circulan mediante billetes de cambio internacional, ya sea Dólares
Estadounidenses o Euros, en efectivo y en mano, dinero que además es calculado
en virtud del peso de los billetes, sin cuenta individual de los mismos porque
llevaría demasiado tiempo, y el margen de error es considerado ínfimo en el
marco de la operación clandestina que se realiza. Tales billetes pueden
circular dentro de un país, o de un país a otro, pero en algún momento deben
ser “invertidos”, deben ser “blanqueados” de alguna manera. Así ingresan al mundo
económico vinculado al sistema bancario, al mercado de cambios de moneda o al
sistema bursátil de diversa manera, en cuentas de empresas fantasmas, en
inversiones empresariales de elevadísimo valor, en donaciones importantes a
entidades sin fines de lucro (e incluso fundando religiones antes inexistentes
para obtener todo tipo de exenciones impositivas y beneficios económicos),
todas entidades creadas a tal efecto, en tanto que su origen financiero acaba
permaneciendo oculto.
Actualmente, a diciembre
del año 2014, debe declararse el origen de los fondos en operaciones que
superen un millón de Pesos, lo cual abarca conjuntos de operaciones vinculadas
que arrojen tal suma. Sin embargo, la suma establecida abarca prácticamente a
toda persona que adquiere un inmueble. Es decir, se trata de un monto que no
resulta inalcanzable, no es valor de una operación extraordinaria, y al
establecerse un precio que en realidad es bajo aunque para la clase baja no lo
sea, se acaban informando obligatoriamente a la Unidad de Información
Financiera (UIF) de Argentina, organismo competente en la materia, un exagerado
número de movimientos tras el cual se ocultan las verdaderas fortunas ilícitas.
Un millón de Pesos por un particular que adquiere un inmueble, no es lo mismo
que un millón de Pesos recibido por una ONG o por una nueva secta religiosa que
acaba de inscribirse en el Registro de Cultos (con su correspondiente Misión,
Visión, Valores y Objetivos empresariales, con lo cual queda bien en claro que
no se trata de un culto a Dios sino de un negocio), formadas para blanqueo de
dineros ilícitos, negocio de los líderes y engaño de incautos no formados en
sus parroquias por el Cura. Para particulares, el valor debería ser el doble
del actual, equivalente aproximadamente a la adquisición de dos inmuebles, pues
esto ya escapa a la mera clase media, siendo una base más racional para
detectar operaciones mayores.se
Las acciones que hacen al
lavado de dinero, en Argentina, no solamente son insuficientes, sino que cada
vez hay más denuncias de lavado de dinero, sin que haya medidas acordes.
Mezclados los inocentes con los culpables, en el río revuelto se benefician los
delincuentes. La Argentina, según todas las denuncias, se ha transformado en un
paraíso para inversiones de dineros fruto de origen ilícito en otros sitios del
mundo, por la falta de medidas adoptadas, e incluso se atribuye al estamento
gubernamental y legislativo, junto al policial, la complicidad con el
narcotráfico, que en vez de instalar carteles locales se maneja directamente
por sus “administradores políticos”, sin necesidad de otros intermediarios. Y
en todo esto, los bancos tienen un rol preponderante.
LA
DEUDA EXTERNA
Es público que la Argentina
tiene una capacidad de endeudamiento totalmente agotada, particularmente
después de la Guerra de Malvinas en particular. Las sucesivas deudas del país,
en un contexto en que no resulta posible asumir nuevos compromisos de pago,
acaban siendo para cancelar meramente los intereses, y jamás el Capital, de
modo que el endeudamiento se vuelve crónico. Y a esto se suma que la garantía
de pago de tales compromisos, son los recursos naturales por los cuales vienen
los grandes capitales mundiales.
Efectivamente, el pago de
los servicios de la Deuda Externa, que en Argentina responde a un sobre
endeudamiento, produce daños a la economía nacional. Si no se cumplieran tales
compromisos, el nivel de vida de los argentinos sería del doble de su capacidad
económica actual aproximadamente.
La lógica bancaria basada
en el negocio, tiende al mayor beneficio y por ende al mayor lucro, derivando
en un nivel de usura “aceptada” mediáticamente. Es la misma lógica de los
Bancos nacionales y de los extranjeros e incluso de los organismos
internacionales.
“EL
VIVO VIVE DEL ZONZO…”
Los Bancos también son un
elemento clave de la repatriación de capitales nacionales que se encuentran en
el extranjero. El gobierno argentino actual, en manos de Cristina Fernández
Wilhelm, en una política continua que data desde el año 2003, hace gala y
ostentación de que se fomenta la inseguridad jurídica como alteración de todo sentido
legal, lo cual involucra que el mismo Gobierno sea víctima de sus mismos
postulados: el Vicepresidente Amado Boudou sin ser desaforado, sin renunciar a
sus fueros, sin que les sean quitados sus fueros legislativos, es citado para
Juicio Oral penal por ser imputado en causas criminales, algo impensado en el
marco legal.
Los argentinos viven
espantados porque además de la inseguridad policial, rige la inseguridad
jurídica no solamente en causas penales, sino también en las civiles y
comerciales, abarcando todos los fueros, jurisdicciones y competencias del
país. La vida laboral y la obtención de recursos económicos para los ciudadanos
que no desean vivir aceptando planes sociales se convierte en una peripecia en
que se cumple un lema de las bromas que hacía el famoso cómico argentino Pepe
Biondi en uno de sus sketches: “el vivo vive del zonzo, y el zonzo de su
trabajo”.
Cualquier estafador y
defraudador, ostentador de falsos títulos y honores, tiene iguales o más
derechos que quien se atiene a las normas, reglas y formalidades jurídicas.
¿Qué Empresa no considerará como una operación de altísimo riesgo la inversión
en Argentina, donde con casi seguridad sus dineros se esfumarán? ¿Qué
delincuentes manejadores de fondos ilícitos no buscarán colocar su dinero en un
país semejante, en que podrá blanquear con pérdidas sus enormes ganancias fruto
de actividades delictivas?
ESTABLE
INESTABILIDAD Y POBREZA
La estabilidad que brinda
el cumplimiento de las leyes y obligaciones, ha sido sustituida por la
inestabilidad de un sistema jurídico descalabrado y falto del más mínimo
sentido común. El Estado Argentino asegura la quiebra mediante la segura deuda
bancaria o impositiva, ya que ninguna empresa mediana, y menos las pequeñas y
microempresas, tienen capacidad de dar cumplimiento completo a las fuentes de
financiamiento y a las obligaciones impositivas a la vez para tener un margen
suficiente de ganancias que les permita cancelar todas sus deudas y obtener un
margen de ganancia razonable para que los dueños puedan vivir de los ingresos,
conformar un ahorro y poder hacer una reinversión. El fracaso económico, con
este esquema, es seguro: el elevado costo impositivo y las tasas de interés también
elevadas para potenciarse ante algún saldo impago, ofrecen la combinación
segura para la cesación de pagos. El cambio permanente de las “reglas de juego”
lo garantiza, porque tenemos un Estado completamente desordenado, no solo en lo
fiscal, sino incluso en lo moral y lo espiritual.
La pobreza o la riqueza material
no son ni vicios ni defectos, ni un bien ni un mal. La miseria indigna sí lo
es. Pero estamos hablando de otra cosa: de que aun en la riqueza debe existir
un espíritu de desapego a los bienes propio de la pobreza, es decir, hablamos
de la pobreza espiritual. Detrás de la pobreza material, puede haber grandes
riquezas fruto de corazones llenos de odio y resentimiento, de desprecio a Dios
y a los demás, e incluso puede haber apego a bienes materiales de poco valor
económico pero de gran estima personal. Quien en estas condiciones vive no es
pobre, sino rico espiritualmente. Con las naciones sucede lo mismo, y el
sistema bancario hace a la pobreza de sus víctimas y a la riqueza de quienes
los manejan.
Son todos datos como para
tener en cuenta al momento de analizar los problemas financieros y económicos
de un mundo en que los bancos mezclan incluso sus inversiones en el mundo
bursátil. El
mundo material debe estar al servicio del mundo espiritual, que es el
mundo de La Verdad, pues de lo contrario carecerá de todo sentido. Es mejor vivir pobre, dignamente y feliz, que rico, indignamente e
infeliz, y esto vale tanto para las personas, como para el sistema bancario o
las Naciones.