"LOS ESTADOS UNIDOS DE LA PATAGONIA": UN CUENTO NO TAN "FANTÁSTICO"
"cualquier parecido con la realidad, NO es mera
coincidencia"
CÓMO LA ARGENTINA PERDIÓ LA PATAGONIA (Un Cuento Fantástico)
Por Salvador San Martín 21/02/1984
El día 14 de agosto de 1985 estaba de guardia en el tablero
central del despacho Eléctrico de Cargas, el Ing. Bonifacio Astigueta, quien
como era habitual en él, escudriñaba atentamente y en forma personal todas las
complejas señales luminosas del tablero.A las 18 y 30 horas, cuando se disponía a retirarse, un
auxiliar llamó su atención sobre el indicador de enganche de la Línea de Alta
Tensión de El Chocón Cerros Colorados, que titilaba indicando alguna
anormalidad. El lng. Astigueta accionó enseguida el control de fallas de
tablero por si se trataba de una perturbación eléctrica y como la señal
intermitente continuara y en previsión de un sorpresivo desenganche de la
línea, ordenó, por el circuito telefónico, el estado de alerta de la Central
Costanera Sud y de Salto Grande, preparándose para reemplazar cualquier falta
de corriente de El Chocón. Cuando tuvo todo bajo control tomó el teléfono para
comunicarse con el control de la Central de El Chocón y con ojos dilatados de
espanto escuchó la siguiente comunicación:
"Aquí Comando Suicida El Chocón a nombre del Gobierno
Provisional de los Estados Unidos de la Patagonia comunican a ese despacho de
carga para su retransmisión al Presidente de la Nación Argentina lo
siguiente:"
1°) En el día de la fecha nueve comandos suicidas integrados
por ciudadanos patagónicos y bajo instrucciones del Gobierno Provisional de los
Estados Unidos de la Patagonia, presidido por el Dr. Aníbal Alejandro
Garmendia, han tomado posesión de las Centrales de El Chocón, de Cerros Colorados,
(planicie Banderita y desviador de Man Menuco), de Allicurá, de la central de
Arroyito y de Confluencia, de las plantas compresoras de gas natural de Loma de
La Lata, Pico Truncado y Cerro Cóndor. En ningún caso se han producido bajas
entre el personal de las plantas ni tampoco entre los comandos de ocupación.
2°) Cada comando ha procedido a dinamitar los puntos
neurálgicos de cada central o planta, de modo tal que una detonación afectará
incluso a las instalaciones fijas de los rodetes de turbinas o moto compresores
de gas. Los daños han sido proyectados para que ninguna instalación pueda ser
puesta nuevamente en funcionamiento antes de tres años y hasta cinco años,
según los casos.
3°) Cada comando es autónomo para tomar la decisión de hacer
volar las cargas explosivos, al menor indicio de que el Gobierno de la
Argentina haya dado orden de reunir a los comandos o atacar las instalaciones,
procediendo incluso ante cualquier movimiento preventivo de tropas, aviones, o
cualquier otra acción de fuerzas armadas o policiales de la República
Argentina.
4°) A partir de las "0" horas del día de mañana 15
de agosto, correrá un plazo de 48 horas, para que el Gobierno de la República
Argentina reconozca al Gobierno Provisional de los Estados Unidos de la Patagonia,
como legítimos gobernantes de este país y lo acepte como país asociado según
los términos que se acuerden oportunamente.
5°) Vencido el plazo de 48 horas sin que el Gobierno
Argentino haya accedido a la demanda anterior y a iniciar inmediatas negociaciones
comenzarán a reducirse el número de turbinas en operación y el bombeo de gas,
hasta el corte total del fluido eléctrico, de gas y de petróleo en las 48 horas
subsiguientes.
6°) El Gobierno Provisional de los Estados Unidos de la
Patagonia ha destacado a Ministros Plenipotenciarios ante los principales
países de la comunidad internacional a efectos de plantear el caso del dominio
colonial argentino sobre la Patagonia y procurar el reconocimiento del Gobierno
provisional instituido.
7°) Se reitera que cualquier acto militar o policial
iniciado por el Gobierno de la República Argentina, será considerado por los
comandos como prueba de rechazo de las demandas y consecuentemente se harán
todas las voladuras indicadas.
8°) En estas tristes circunstancias recordamos al pueblo
amigo de la Argentina la voluntad de ser libres de todo colonialismo expresada
en declaración de la independencia en Tucumán el 9 de julio de 1816 y
denunciamos la actitud prepotente de la dirigencia porteña que mantuvo hasta
hoy un colonialismo denigrante sobre estos territorios que no tienen otro
recurso que imponer por la violencia lo que le fue negado por la razón y el
patriotismo.
"AQUÍ COMANDO SUICIDA DE EL CHOCÓN EN CADENA CON TODA
LA RED DE RADIO Y TELEVISIÓN EN SU PODER".
Cuando cesó la transmisión telefónica el lng. Astigueta,
creyéndose víctima de una broma, dijo enojado: "Che, Cardini, dejate de
j.... y decime que está ocurriendo con la línea!". Por el teléfono se oyó
una voz que dijo: "No soy Cardini, el cual se encuentra bajo custodia de
este comando, pero si Ud. quiere podemos ponerlo en la línea para que Ud. se
percate de que esto va en serio".
Astigueta sintió que le corría un sudor frío y tartamudeando
rogó que lo pusieran al habla con Cardini el supervisor de turno en el tablero
de carga de El Chocón. Cardini, con voz serena y casi sin emoción lo impuso a
Astigueta de lo que había ocurrido, de la toma de la central por un comando
suicida, el dinamitado de las turbinas y de las playas de transformadores, etc.
Cuando terminó le dijo a Astigueta: "Apurate, hermano, a trasmitir el
mensaje al Presidente porque las papas queman y esta gente está dispuesta a
todo".
Astigueta corrió al teléfono policial para comunicarse con
el Presidente de Agua y Energía que a esa hora todavía estaba en su despacho,
el cual, enterado del mensaje, puso en duda la veracidad de toda esa historia
que calificó de Rocambolesca y ordenó a Astigueta que preparara el avión de la
empresa para ir a ver en el lugar lo que estaba ocurriendo. Por las dudas lo
impuso de la novedad al Presidente de Hidronor. Mientras tanto y a pesar de su
incredulidad se comunicó con el Ministro de Energía que casi sufre un desmayo
al oír la historia y que a su vez transmitió al Presidente de la Nación por el
teléfono policial, el increíble mensaje recibido en el despacho de cargas.
El Presidente Miguel Solanas Alvarez se hizo repetir varias
veces el mensaje mientras las máquinas teleimpresoras sacaban varias copias.
Enseguida, con gran serenidad y después de exclamar "Estos
sureños!"...ordenó convocar al gabinete de Ministros y a los Jefes de los
Estados Mayores, mientras telefoneaba al Ministerio del Interior para conocer
si allí se sabía algo de lo que realmente estaba pasando. Cual no sería su
estupor cuando el Secretario del Ministro, el cual ya había salido para el
despacho del Presidente, le informaba que se habían recibido cuatro
comunicaciones de los cuatro Gobiernos de las Provincias Patagónicas
manifestando que en razón de las circunstancias, las cuatro legislaturas y los
propios Gobernadores habían adherido al Gobierno Provisional de los Estados
Unidos de la Patagonia y se solidarizaban con su actitud, por lo cual se
consideraban estados independientes de la Nación Argentina y autónomos
económicamente. Manifestaban también su firme decisión de armar al pueblo
patagónico para repeler cualquier agresión.
Todos los teléfonos de la Casa de Gobierno comenzaron a
sonar y no se daba abasto para atender los llamados de las unidades del 5°
Ejército que transmitían al Presidente las novedades ocurridas y requerían
órdenes para proceder. El Presidente Solanas Alvarez gritaba a voz en cuello:
"Por favor! No hagan nada !, todo el mundo quieto hasta que analicemos la
situación ! Que venga enseguida el Jefe del Estado Mayor Conjunto"..., lo
que no hubo necesidad de repetir pues en ese momento ingresaba con rostro
descompuesto al despacho del Presidente y lo incriminaba: "Sr. Presidente,
este es el resultado de su política, ahora tenemos a Chile sobre nosotros a la
altura del Río Colorado, dígame ahora que hacemos?". "Por favor
General no dramatice las cosas. Espere un momento, tal vez podamos dominar la
situación mucho más fácilmente de lo que Ud. se imagina. Déjenos a los
políticos decidir sobre el particular". Y volviéndose a su Edecán le pidió
que conectara la televisión. En la pantalla apareció un locutor que con cara de
sorpresa leía comunicados recibidos desde la Patagonia originados en la Agencia
de Noticias Los Andes, entidad privada al servicio del Gobierno Provisional de
los Estados Unidos de la Patagonia. El locutor no sabía que decir ni comentar.
Todo le parecía absurdo, pero esos mensajes estaban saliendo del teletipo y no
había duda posible de que alguien los estaba emitiendo. En un momento
determinado el locutor dio cuenta de la declaración de Independencia hecha por
los cuatro gobiernos patagónicos y de un comentario que procedía de Comodoro
Rivadavia, donde la población se había volcado a las calles celebrando la
Independencia y pidiendo armas para combatir a los porteños. También había
intercepción de despachos del Gobierno de las cuatro ex-provincias argentinas a
las provincias del Norte y de Cuyo pidiendo se adhirieran a la causa patagónica
y presionaran al Gobierno de la Casa Rosada a proceder al reconocimiento de los
Estados Unidos de la Patagonia. Todo empezó a convertirse en un pandemónium,
pues los embajadores de los países extranjeros comenzaron a abrumar a la
Cancillería para que explicara la situación. El Canciller se refugió en la
Presidencia y hacía contestar que más tarde se daría un comunicado oficial al
respecto.
El Comando de aviación hizo suspender todos los vuelos a la
Patagonia, pero no pudo impedir que los aviones que estaban haciendo escala en
aeropuertos patagónicos fueran incautados por los gobiernos locales o puestos a
disposición del Gobierno Provisional. En Caleta Córdoba y en Caleta Olivia, los
obreros resolvieron no cargar petróleo en los barcos que esperaban mar afuera
para llevarlo a San Lorenzo y a Bahía Blanca.
Entre tanto iban llegando los ministros a la Casa de
Gobierno y cuando ya era imposible poner orden, logró el Presidente hacer
sentar a los que pudo, mientras otros asistieron de pié a la reunión
ministerial más absurda de la Historia Argentina. La exposición del Secretario
de Energía fue contundente, sin gas y sin petróleo era imposible prestar los
servicios en la Capital y en el Gran Litoral. Reforzando los suministros del
Norte y pidiendo desvío de buques petroleros a las empresas extranjeras, no
podía impedirse la paralización total de la vida de la ciudad. Las usinas
eléctricas sin gas ni petróleo y sin el flujo de electricidad de El Chocón,
apenas podían mantener los servicios de algunas oficinas de Gobierno y uno que
otro hospital. Había que desalojar inmediatamente la población civil de los
centros urbanos, donde no se podían accionar bombas para abastecer de agua a
los edificios elevados. Los fluidos cloacales se atascarían en toda la red
domiciliaria. Por supuesto todos los transportes pararían. Las propias Fuerzas
Armadas no tendrían combustible suficiente para una acción de envergadura. La
situación no podía ser más tremenda y angustiante. El Presidente con cara
empalidecida por la rabia y por la emoción, preguntó qué ocurriría si los
comandos suicidas hacían las voladuras que habían anunciado. El Secretario de
Energía contestó simplemente: "Mejor ni pensarlo Sr. Presidente, sería el
caos y por varios años no podríamos reparar los daños en medio de trastornos
tremendos". La cabeza del Presidente giró lentamente hacia el Jefe del
Estado Mayor Conjunto y el Secretario de Defensa que estaban sentados juntos a
su lado. No fue necesario ninguna pregunta. El General Díaz Usandivaras dijo
con tono ciertamente dramático: "Sr. Presidente, parlamente con el dicho
Presidente de ese Gobierno Provisional". Un murmullo de asombro se
extendió en el salón y después fue el gran loquero. Todo el mundo hablaba y
salían a luz reproches de todo tipo. "¿Porqué no arreglaste lo de las
regalías?" Le enrostraban al Secretario de Energía. El Presidente apartó
al Ministro del Interior y le dio instrucciones para que utilizando la misma
línea telefónica de El Chocón comunicara al Dr. Aníbal Alejandro Garmendia que
estaba dispuesto a conferenciar con él en el lugar y hora que indicase en la
seguridad de que ambos encontrarían una solución al conflicto planteado.
La transmisión se hizo inmediatamente y casi enseguida se
recibió la respuesta: Antes de cualquier parlamento era imprescindible que se
hiciera oficialmente y por medio del Congreso la declaración de que los Estados
Unidos de la Patagonia eran una Nación libre e independiente de la Nación
Argentina y solamente asociada en el mantenimiento de una estructura económica,
social y política que se mantuviera dentro de las tradiciones argentinas.
Veinticuatro horas para contestar por sí o por no.
Las siguientes diez horas fueron empleadas en convocar al
Congreso, hacer la declaración solicitada en medio de una escandalosa sesión
parlamentaria en que los diputados y senadores por las Provincias Patagónicas
fueron objeto de toda clase de agresiones y se vieron en la necesidad de
retirarse del recinto.
Antes de retirarse el diputado por Neuquén, Dr.Eleuterio
Cardozo, pudo hacerse escuchar en medio del griterío general: "No queremos
seguir siendo los "kelpers"de los argentinos". Por su parte el
Senador Llanqueleo de Chubut pudo expresar algunos conceptos que se rescataban
en medio de los denuestos de que era objeto: "Inglaterra trató mejor a sus
colonias que la Argentina a la Patagonia !..." y otras como: "Por
mucho menos de lo sufrido por la Patagonia, las colonias americanas se
independizaron de Inglaterra !..."
Finalmente, después de la declaración del Congreso, el
Presidente argentino fue citado para concurrir a una reunión con el Presidente
Patagónico en un lugar desértico de la Provincia del Chubut, cerca de Collan
Conhué, sitio histórico donde las últimas tribus patagónicas habían sido
derrotadas por el Ejército argentino. Allí se había levantado una instalación
precaria para la reunión de los integrantes de los dos Gobiernos. El Presidente
patagónico saludó con gesto severo pero no agresivo al Presidente argentino y
hechas las presentaciones de sus comitivas, ambos se introdujeron en una carpa
de campaña donde una mesa sencilla con dos tazas de café ya servidas los acogía
para la magna ceremonia.
"Sr. Presidente, comenzó diciendo el Presidente
Provisional de la Patagonia,lamento que hayamos tenido que recurrir a estos
medios para hacer valer nuestros derechos". El Presidente argentino
Solanas Alvarez contestó que lo lamentaba mucho más en cuanto se trataba de un
acto suicida y que no podía durar más que el tiempo necesario para retomar el
dominio de la región pretendidamente independizada, por todos los medios que la
Nación Argentina podía disponer levantando ejércitos numerosos como lo hiciera
en la gesta de la Independencia de España. "No olvide Señor que la
Argentina supo oponerse y vencer a las naciones más poderosas de
entonces". El Presidente patagónico, Dr. Aníbal Alejandro Garmendia,
después de escucharlo y tras un breve silencio manifestó: "Señor
Presidente, no me considerará Ud. tan tonto como para meterme en este asunto
tan grave sin haber tomado las debidas precauciones y previsto sus eventuales
consecuencias. Tampoco debe Ud. considerarme un traidor a la Patria si le
manifiesto que así como la Nación argentina buscó aliados en su guerra de la
independencia, los Estados Unidos de la Patagonia, pueden hacerlo comenzando
por sus dos más próximos vecinos: Chile e Inglaterra. O Ud. se olvida Sr.
Presidente que Inglaterra está a 450 kilómetros de la costa Patagónica con una
formidable base militar?"
"No puedo creer que Ud. haya llegado a este grado de
humillación!", contestó fuera de sí y a los gritos el Presidente
argentino, "como para pedir ayuda a los tradicionales enemigos de la
Argentina". "Perdón, Sr. Presidente, yo no necesitaré pedir ayuda
alguna, ni la he pedido, ni la pienso pedir. Sólo me he limitado a plantear a
las naciones más importantes del mundo el reconocimiento de mi gobierno".
"En ese sentido, Chile e Inglaterra estoy seguro de que
serán los primeros en hacerlo. Y como Ud. Sr. Presidente es de la Provincia de
Buenos Aires, le recuerdo que me apoyo en antecedentes muy valiosos y que Ud.
conoce muy bien, por ser oriundo de una provincia argentina que pidió el
reconocimiento de las Naciones Europeas y de Estados Unidos como Estado libre e
independiente de la Confederación Argentina en 1853. Aquí no hay más traición a
la Patria que la que cometieron quienes ignoraron los derechos de los
patagónicos y los mantuvieron en la más infame dependencia colonial. Sr.
Presidente, los minutos son valiosos. Ud. debe decirme si acepta o no confirmar
en todo la declaración de su Congreso y para comenzar a negociar libremente y
como dos Estados soberanos las condiciones en que vamos a iniciar este nuevo
tramo de nuestra vida política, asociando nuestros intereses en el respeto
mutuo de nuestros derechos".
El Presidente argentino sólo atinó a agregar:
"Evidentemente Ud. me chantajea y lamentablemente no puedo escapar al
chantaje. En Buenos Aires no nos dimos cuenta de que estábamos armando una
bomba de tiempo con estas obras de El Chocón y esta historia del gas y del
petróleo. Tendríamos que haberlos tratado realmente como colonos y puesto una
fuerza armada al lado de cada dique y cada gasoducto u oleoducto. Pero ahora
Ud. me tiene en sus manos. Pero dígame sinceramente ¿ es cierto que Chile y
Gran Bretaña reconocerán a su gobierno?". "Vea Sr.
Presidente...", contestó el Presidente patagónico, "...no sólo que lo
harán inmediatamente, sino que harán declaraciones manifestando que toda
agresión hecha a los Estados Unidos de la Patagonia será considerada un acto de
guerra contra sus propios países y si sus servicios de inteligencia, Sr.
Presidente, funcionaran correctamente, habría sabido antes de salir para aquí
que ambos países han dado orden de movilizar todas sus fuerzas armadas. Pero hay
algo que seguramente a Ud. lo compensará de éstas cosas tan desagradables. Gran
Bretaña entregará las islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del Sur a la
soberanía de los Estados Unidos de la Patagonia y formalizará con nosotros un
tratado de paz que lleva implícita nuestra participación con todos nuestros
productos en el mercado inglés y de sus dominios a cambio de la preservación de
los intereses británicos que sean afectados por el cambio de soberanía. Chile,
por su parte, nos integrará el dominio de las tres islas del Beagle".
"Nos queda Brasil!", exclamó el Presidente
argentino. "...Se opondrá al dominio de los mares del Sud por una nación
extranjera. Se unirá a nosotros. Lo mismo Paraguay, Venezuela, Perú y
Colombia".
Con mucha calma el Presidente patagónico le alcanzó un télex
que decía:"Itamaraty ha informado confidencialmente a nuestro enviado que
está emitiendo un comunicado al Gobierno Argentino advirtiéndole que cualquier
acción armada contra los Estados Unidos de la Patagonia será considerara como
el rompimiento del necesario equilibrio en los mares del Sud y obligará al
Brasil a movilizarse sobre la frontera argentina y uruguaya".
El Presidente argentino, bajó sus brazos. Se tomó la cabeza
entre las manos y dijo: "qué desastre!, Qué ciegos hemos estado!, Malditos
porteños!". Cuando los dos Presidentes salieron de la carpa y se unieron a
sus acompañantes el viento patagónico soplaba con toda intensidad sobre el
inmenso erial. Las caras mostraban las distintas emociones. No había
evidentemente triunfadores, más bien un sentimiento de amargura predominaba en
todos y alguna lágrima de rabia se escapaba de los ojos de muchos de un lado y
de otro de los que ayer hermanos, hoy estaban divididos por una frontera que
había levantado con el tiempo la desidia de los gobernantes porteños.
Así se perdió la Patagonia para la Nación Argentina.
Por su parte los Estados Unidos de la Patagonia progresaron
a ritmo inusitado. Vendiendo petróleo, gas e hidroelectricidad a la Argentina,
aún a precios inferiores a los del mercado mundial, ingresaban anualmente miles
de millones de dólares de divisas que se utilizaban para el desarrollo de su
infraestructura. Los valles de los ríos y la precordillera fueron irrigados y
explotados para exportaciones agropecuarias y agroindustriales al exterior y un
contingente enorme de inmigrantes se fue radicando libremente en una República
que echando por la borda el estatismo porteño, se apoyó en la empresa privada
para afirmar su desarrollo. En sólo diez años la población patagónica se
triplicó con los inmigrantes y en toda la región lacustre y fluvial de la
cordillera, centros de turismo de renombre mundial atraían millares de turistas
anuales que reforzaban el muy favorable balance de pagos de la flamante nación.
Industrias electrointensivas y petroquímicas se instalaron
para aprovechar los recursos energéticos disponibles a bajo costo. La
exportación industrial supero largamente a las exportaciones agropecuarias.
La moneda en circulación fue el Patagón, con garantía oro y
convertible lo cual surgió de una negociación con las principales naciones del
mudo que aceptaron pagar en oro sus compras durante cinco años para formar
dicha reserva áurea. La inflación desapareció instantáneamente.
Por supuesto los Estados Unidos de la Patagonia no tuvieron
ejército, ni marina, ni aeronáutica. Apenas una fuerza policial. Estaba
defendida por todos contra todos.
En poco tiempo los Estados Unidos de la Patagonia,
sobrepasaron a la Argentina prácticamente en todo, excepto en la producción
agropecuaria que siguió siendo la única base de la Argentina que no supo
reconocer en la Patagonia su verdadero destino.
- FIN -
Salvador San Martín 1984
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