Un síntoma de "senilidad" política
Esta entrada trata un tema
absolutamente opinable, que no tiene relación directa con la doctrina católica
que muchas veces ocupa un lugar en nuestro blog. No expresa, por tanto, más que
la muy discutible opinión de su autor, quien ha decidido limitarse a comentar
una anécdota y glosar un artículo del Dr. Eduardo Conesa (completo, aquí). La elección del artículo de Conesa no ha sido
fruto del azar. Hace algunos lustros, o décadas, desde el “nacionalismo
católico argentino” se leía y consultaba a los economistas Eduardo Conesa y
Marcelo Lascano. Al parecer, en la actualidad se ha abandonado esta costumbre.
Al menos, es lo que se nota a primera vista cuando se miran bitácoras y páginas
de vanguardias, redes, lacebrones y otros
grupos.
Conversando con un apreciado amigo
nacionalista, le decía hace unas semanas que, a mi modo de ver, el
“nacionalismo católico argentino” no logra salir de una crisis de identidad y
misión. Pienso que los pocos nacionalistas que quedan hoy, no tienen del todo
claro si quieren ser un “movimiento cultural” (dedicado a cultivar el
revisionismo histórico, la historia de las ideas políticas, las letras, el
folklore, etc.) o un “grupo político” volcado a la política agonal (a ejemplo
del Frente Nacional en Francia, con propuestas
concretas y viables, que han logrado instalar en la agenda pública del país galo). También le hacía notar al amigo que veo en el
nacionalismo una suerte de senilidad
política. Expresión que no quiere ser insultante, sino descriptiva de un
síntoma característico de los ancianos que se van poniendo seniles: hablar en
el presente, y de la actualidad, como si viviéramos en el pasado. Ya sabemos
que la historia es importante, maestra de la vida, etc., pero es obvio que no
estamos en la década de 1950, ni en la de 1980… El tiempo pasa, las
circunstancias cambian, los problemas mutan, la evidencia empírica se acumula y
las ciencias sociales tratan de ofrecer nuevas y mejores interpretaciones de
los hechos.
El
artículo de Conesa ofrece un
breve panorama de la historia económica argentina del siglo XX y llega
hasta el
año 2014. Creo que permite tener una descripción adecuada del fin del
ciclo
kirchnerista en lo económico y cómo se ha llegado al mismo por
repetición de políticas desacertadas. Para entenderlo bien hay que
manejar algunas
nociones de Economía. No dice nada en materia cultural y religiosa. Quien espere
algo parecido a un editorial de Cabildo
se sentirá defraudado.
He aquí una sinopsis:
«Con fuerte inflación proveniente de aumentos nominales de
salarios mucho mayores que el aumento de la productividad laboral, y su
consecuencia de atraso cambiario, pero ahora además con falseamiento de las
estadísticas, con cepo cambiario, con cierre de la economía, con un gran
déficit fiscal, con un fenomenal atraso en las tarifas de servicios públicos y
con un freno al crecimiento exportador. Y por encima de todo ello, con una
enorme expansión del gasto público que llegó al 45% del PBI y que constituye
actualmente un pesado lastre que impide correr la carrera del crecimiento. En
consecuencia la gran pregunta es: ¿cómo salir de este atolladero? Ciertamente
se puede, pero es muy difícil que una política económica tenga éxito sino
inspira confianza y credibilidad. Estas son las premisas.»