CAUSA 'CUADERNOS' EN CRISIS
Se huele la putrefacción (perforado el chaleco antibalas de Stornelli)
La
investigación periodística "Cuadernos" gana premios internacionales
pero el expediente judicial "Cuadernos" agoniza, y desesperado por
rescatar la obra del final de su carrera, el juez Claudio Bonadío
apuesta por nuevos fiscales ya que no sólo se llevaba mal con Carlos
Stornelli, sino que al ex funcionario de Daniel Scioli y allegado a
Daniel Angelici, le perforaron el chaleco antibalas. El problema
consiste en que los nuevos fiscales no son nuevos y alguno, tal como
Guillermo Marijuan, vienen de dar lástima con las excavadores que nunca
encontraron nada luego de revolver media Provincia de Santa Cruz.
Contenido
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Jorge Asis Digital). Averías
La causa moral de los cuadernos está moralmente averiada.
Caen cáscaras, como en una pared de yeso ordinario.
El efecto D’Alessio fue devastador. Produjo estragos banales.
“Pronto, de seguir así, los presos de Ezeiza podrán salir en andas”, confirma la Garganta. “Como los presos de Villa Devoto en 1973”.
Si no llega pronto el auxilio, la moral de la causa puede quedarse en la banquina.
Falta sangre de fiscales nuevos para tratar los robos viejos.
Otra Garganta de Comodoro Py baja la línea.
“Causa Cuadernos no se va a caer. Pero entró en el limbo. Pierde impulso y credibilidad”.
Carolina Mantegari
—————————————————————————
Ocurre que al fiscal Carlos Stornelli, El Girado, le entraron las balas.
Lo arrastra el ventarrón del juzgado de Dolores. Es donde se ventilan las derivaciones grabadas de aquel lamentable desplazamiento hacia Pinamar.
Cuando Marcelo D’Alessio, El Girador, llevó al empresario Etchevers, El Embocado que justamente los iba a embocar. Al Girador y al Girado.
La politización de la Justicia Giratoria terminó por pudrir las identidades.
Era la extorsión macrista contra la “operación sucia” del kirchnerismo. Derraparon.
Pero con la internacionalización del grotesco, el resultado es peor. Guiones de espionaje de Guerra Tibia. Muestras de pedantería provinciana.
En adelante, la utopía del macrismo jurídico consiste en “extraerle”, al juzgado de Dolores, el grotesco de Pinamar.
Consta que la “extracción” es una especialidad oral del Girador. El gran conocedor de helicópteros artillados que hoy está preso. Con el riesgo de llevarse puesto trayectorias honorables.
Al trascender sus anécdotas desopilantes se demuelen los prestigios inmaculados.
Se impone extraer la causa del quirófano pueblerino de Dolores, para trasladarla al quirófano múltiple de Comodoro Py. Aquí el tratamiento es más profesional con los amigos, aunque simbólicamente se huela la putrefacción.
Al máximo nivel, El Ángel Exterminador anuncia la cruzada heroica para desplazar al juez Ramos Padilla, portador insano del virus kirchnerista.
Pero no se puede minimizar la magnitud del bochorno. La virulencia del Efecto D’Alessio amenaza con contaminar el admirable tráfico de transparencia.
Es la dulce mercadería que supo aportar la doctora Carrió, La Demoledora, al Colectivo Cambiemos. Junto a las abnegadas luchadoras, como la señora “Paulita”.
Así -“Paulita”- la llamaba con cercano afecto El Girador, que se atrevía a girar a la ejemplar diputada Olivetto.
Ambas, Carrió y Paulita, debieron jugarse por el fiscal, tan girado como el digno periodista.
Y pretendieron bajar el precio de su fuente, el Girador, que supo cederles líneas argumentales para las denuncias llave en mano, a los efectos de pulverizar corruptos a la carta.
Una lástima que el Efecto D’Alessio salpique también a la señora Patricia Bullrich, La Piba, que tiene portación de fotografías.
Y salpique a dos comisarios que reportaban al Gerente de la Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo 11. La que abrió seis sucursales de inteligencia en la provincia de Buenos Aires, para contar con buena información sobre los marginales que podían armar caravanas y saqueos. Aunque las bases se emanciparon y se lanzaron a abrir créditos por su cuenta. Y a caminar, como si fueran Gente de Smiley, al Potro Ritondo, ministro de Seguridad de la provincia. Y a estudiar con minuciosidad los movimientos probablemente afectivos y económicos de Sor Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
Es -Sor Vidal- quien atormenta con la superioridad en las encuestas. Con el amague contenido del Plan V.
El Barbita
La causa Cuadernos viene relativamente averiada desde el inicio por la falta de los cuadernos de referencia.
El barrido informativo básico admitió las re-escrituras de taller literario. Con el correcto manejo del “punto y coma” y la regla del punto de vista.
La historia es contada desde el chofer, Oscar Centeno, el remisero de la fortuna. En cuadernos que fueron fotocopiados y después incendiados. Para producir el primer rostro de distraído del fiscal, El Girado. Mostraba perplejidad frente a las cámaras cuando se enteró que los originales estaban piadosamente convertidos en humo.
Pero las fotocopias aluden al relato del narrador que adhiere a la modalidad monótona del naturalismo.
Un costumbrista -Centeno- que extorsionaba con astucia, como su mujer, al funcionario disciplinado que hacía visitas de médico, a un conjunto de generosos que desbordaban de emoción al apoyar el proyecto político.
A veces, después de dejar en su casa al funcionario, el narrador solía llevar, hasta la suya, al Barbita. Un joven atlético que portaba siempre una mochila.
El Barbita iba a nadar por las mañanas a una pileta de Belgrano, y después se iba directamente a su trabajo.
El narrador sabio le calculaba 200 mil dólares en la mochila. Pero El Barbita llevaba un short, alguna remera, ojotas, desodorante, champú y alguna toalla.
No obstante, El Barbita se comió cinco meses en la prisión de Ezeiza. Lo dejaron irse cuando se dieron cuenta que era un procesado inofensivo. Que no les servía siquiera como arrepentido.
Sólo podía arrepentirse de su maldita obsesión por nadar.
Robar para trabajar
Degradar la magnitud de los cuadernos por haber sido fotocopiados y no poder peritarse, es, a esta altura, una chicana académica.
Porque la causa comienza a estremecer a partir de los desbordes sentimentales de Enrique Wagner, El León de Esuco, y de la cuidadosa locuacidad de Chediack, El Prócer.
Como dijo el Fiscal Carlos Rívolo, sostén del Girado:
“Detrás de las fotocopias se nos sentaron los principales empresarios del país a decir lo que hicieron”.
Con sus panegíricos, ambos superaron la instancia inspiradora. Describieron la distribución teatral de las obras en “la Camarita”.
Es la sede alterna de la Cámara de la Construcción.
Explica que el Ángel Exterminador, en un registro conmovedor, compadezca a los empresarios como su padre, que ingresaron en el esquema corrupto.
“Debieron robar para poder trabajar”.
Cabe admitir que los ladrones justificados se anotaban en las ceremonias del delito con una energía que avasallaba en las subastas.
Consta que, cuando alguien renunciaba a una obra, para beneficio de otro, le decía: “Me debés un pase”.
Y si no se lograba el acuerdo, y quedaban dos interesados sin bajarse, se armaba una UTE (Unión Transitoria de Empresas).
Línea de corte
El Arrepentido cuenta que el Arrepentidor que lo ablandaba le dijo:
“Si negás todo vas preso. Si contás la verdad, vas preso igual. Pero si decís lo que necesitan escuchar, esta noche comés y dormís con tu mujer”.
Optó, por supuesto, por decir lo que necesitaban escuchar.
El Arrepentido hoy vive amargado. Come en su casa, duerme con su mujer. Pero se despierta triste.
Mientras tanto al Girado le entró la bala de Dolores. Y las proezas del Girador pulverizaron la credibilidad de las damas que se destacaban por la transparencia.
Para que la causa no se caiga, para “salir del limbo”, para apuntalarla, se impone incorporar nuevos fiscales.
Surge, entonces, Guillermo Marijuan, el fiscal que supo esmerarse con las excavadoras televisivas en medio de la nada.
O Franco Picardi, el fiscal que exhibe inusitada destreza para el salto con garrocha. Se eleva con elegancia y cae de pie.
Sangre de fiscales nuevos para introducirse en la complejidad de los robos viejos. Para fortalecer el estado de derecho y dibujar, en el aire, una línea de corte.
Se espera que el juez federal Bonadío, Yo Claudio, después de tonificarse con los nuevos fiscales, dibuje la línea de corte, tal vez en mayo.
Pero la peste contagiosa de arrepentimiento lo obliga a convocar flamantes muñecos de segunda línea. Del interior o del mismo Maxi Quiosco Autónomo.
Para indagatorias reproductoras de precipitados arrepentidos, con deseos de contar hasta lo que se olvidaron.
Aunque se encuentren con los arrepentidores cansados, sin intención de ablandar más a nadie.
Es que ya no hay nada que falte saberse en la enciclopedia viviente de Comodoro Py.
OBERDÁN ROCAMORA
Cronista implacable. Por cualquier otro dato, consultar con Jorge Cayetano Zaín Asís.
Stornelli
D'Alessio
Centeno
cuadernos
Comodoro Py
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Jorge Asis Digital). Averías
La causa moral de los cuadernos está moralmente averiada.
Caen cáscaras, como en una pared de yeso ordinario.
El efecto D’Alessio fue devastador. Produjo estragos banales.
“Pronto, de seguir así, los presos de Ezeiza podrán salir en andas”, confirma la Garganta. “Como los presos de Villa Devoto en 1973”.
Si no llega pronto el auxilio, la moral de la causa puede quedarse en la banquina.
Falta sangre de fiscales nuevos para tratar los robos viejos.
Otra Garganta de Comodoro Py baja la línea.
“Causa Cuadernos no se va a caer. Pero entró en el limbo. Pierde impulso y credibilidad”.
Carolina Mantegari
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Ocurre que al fiscal Carlos Stornelli, El Girado, le entraron las balas.
Lo arrastra el ventarrón del juzgado de Dolores. Es donde se ventilan las derivaciones grabadas de aquel lamentable desplazamiento hacia Pinamar.
Cuando Marcelo D’Alessio, El Girador, llevó al empresario Etchevers, El Embocado que justamente los iba a embocar. Al Girador y al Girado.
La politización de la Justicia Giratoria terminó por pudrir las identidades.
Era la extorsión macrista contra la “operación sucia” del kirchnerismo. Derraparon.
Pero con la internacionalización del grotesco, el resultado es peor. Guiones de espionaje de Guerra Tibia. Muestras de pedantería provinciana.
En adelante, la utopía del macrismo jurídico consiste en “extraerle”, al juzgado de Dolores, el grotesco de Pinamar.
Consta que la “extracción” es una especialidad oral del Girador. El gran conocedor de helicópteros artillados que hoy está preso. Con el riesgo de llevarse puesto trayectorias honorables.
Al trascender sus anécdotas desopilantes se demuelen los prestigios inmaculados.
Se impone extraer la causa del quirófano pueblerino de Dolores, para trasladarla al quirófano múltiple de Comodoro Py. Aquí el tratamiento es más profesional con los amigos, aunque simbólicamente se huela la putrefacción.
Al máximo nivel, El Ángel Exterminador anuncia la cruzada heroica para desplazar al juez Ramos Padilla, portador insano del virus kirchnerista.
Pero no se puede minimizar la magnitud del bochorno. La virulencia del Efecto D’Alessio amenaza con contaminar el admirable tráfico de transparencia.
Es la dulce mercadería que supo aportar la doctora Carrió, La Demoledora, al Colectivo Cambiemos. Junto a las abnegadas luchadoras, como la señora “Paulita”.
Así -“Paulita”- la llamaba con cercano afecto El Girador, que se atrevía a girar a la ejemplar diputada Olivetto.
Ambas, Carrió y Paulita, debieron jugarse por el fiscal, tan girado como el digno periodista.
Y pretendieron bajar el precio de su fuente, el Girador, que supo cederles líneas argumentales para las denuncias llave en mano, a los efectos de pulverizar corruptos a la carta.
Una lástima que el Efecto D’Alessio salpique también a la señora Patricia Bullrich, La Piba, que tiene portación de fotografías.
Y salpique a dos comisarios que reportaban al Gerente de la Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo 11. La que abrió seis sucursales de inteligencia en la provincia de Buenos Aires, para contar con buena información sobre los marginales que podían armar caravanas y saqueos. Aunque las bases se emanciparon y se lanzaron a abrir créditos por su cuenta. Y a caminar, como si fueran Gente de Smiley, al Potro Ritondo, ministro de Seguridad de la provincia. Y a estudiar con minuciosidad los movimientos probablemente afectivos y económicos de Sor Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
Es -Sor Vidal- quien atormenta con la superioridad en las encuestas. Con el amague contenido del Plan V.
El Barbita
La causa Cuadernos viene relativamente averiada desde el inicio por la falta de los cuadernos de referencia.
El barrido informativo básico admitió las re-escrituras de taller literario. Con el correcto manejo del “punto y coma” y la regla del punto de vista.
La historia es contada desde el chofer, Oscar Centeno, el remisero de la fortuna. En cuadernos que fueron fotocopiados y después incendiados. Para producir el primer rostro de distraído del fiscal, El Girado. Mostraba perplejidad frente a las cámaras cuando se enteró que los originales estaban piadosamente convertidos en humo.
Pero las fotocopias aluden al relato del narrador que adhiere a la modalidad monótona del naturalismo.
Un costumbrista -Centeno- que extorsionaba con astucia, como su mujer, al funcionario disciplinado que hacía visitas de médico, a un conjunto de generosos que desbordaban de emoción al apoyar el proyecto político.
A veces, después de dejar en su casa al funcionario, el narrador solía llevar, hasta la suya, al Barbita. Un joven atlético que portaba siempre una mochila.
El Barbita iba a nadar por las mañanas a una pileta de Belgrano, y después se iba directamente a su trabajo.
El narrador sabio le calculaba 200 mil dólares en la mochila. Pero El Barbita llevaba un short, alguna remera, ojotas, desodorante, champú y alguna toalla.
No obstante, El Barbita se comió cinco meses en la prisión de Ezeiza. Lo dejaron irse cuando se dieron cuenta que era un procesado inofensivo. Que no les servía siquiera como arrepentido.
Sólo podía arrepentirse de su maldita obsesión por nadar.
Robar para trabajar
Degradar la magnitud de los cuadernos por haber sido fotocopiados y no poder peritarse, es, a esta altura, una chicana académica.
Porque la causa comienza a estremecer a partir de los desbordes sentimentales de Enrique Wagner, El León de Esuco, y de la cuidadosa locuacidad de Chediack, El Prócer.
Como dijo el Fiscal Carlos Rívolo, sostén del Girado:
“Detrás de las fotocopias se nos sentaron los principales empresarios del país a decir lo que hicieron”.
Con sus panegíricos, ambos superaron la instancia inspiradora. Describieron la distribución teatral de las obras en “la Camarita”.
Es la sede alterna de la Cámara de la Construcción.
Explica que el Ángel Exterminador, en un registro conmovedor, compadezca a los empresarios como su padre, que ingresaron en el esquema corrupto.
“Debieron robar para poder trabajar”.
Cabe admitir que los ladrones justificados se anotaban en las ceremonias del delito con una energía que avasallaba en las subastas.
Consta que, cuando alguien renunciaba a una obra, para beneficio de otro, le decía: “Me debés un pase”.
Y si no se lograba el acuerdo, y quedaban dos interesados sin bajarse, se armaba una UTE (Unión Transitoria de Empresas).
Línea de corte
El Arrepentido cuenta que el Arrepentidor que lo ablandaba le dijo:
“Si negás todo vas preso. Si contás la verdad, vas preso igual. Pero si decís lo que necesitan escuchar, esta noche comés y dormís con tu mujer”.
Optó, por supuesto, por decir lo que necesitaban escuchar.
El Arrepentido hoy vive amargado. Come en su casa, duerme con su mujer. Pero se despierta triste.
Mientras tanto al Girado le entró la bala de Dolores. Y las proezas del Girador pulverizaron la credibilidad de las damas que se destacaban por la transparencia.
Para que la causa no se caiga, para “salir del limbo”, para apuntalarla, se impone incorporar nuevos fiscales.
Surge, entonces, Guillermo Marijuan, el fiscal que supo esmerarse con las excavadoras televisivas en medio de la nada.
O Franco Picardi, el fiscal que exhibe inusitada destreza para el salto con garrocha. Se eleva con elegancia y cae de pie.
Sangre de fiscales nuevos para introducirse en la complejidad de los robos viejos. Para fortalecer el estado de derecho y dibujar, en el aire, una línea de corte.
Se espera que el juez federal Bonadío, Yo Claudio, después de tonificarse con los nuevos fiscales, dibuje la línea de corte, tal vez en mayo.
Pero la peste contagiosa de arrepentimiento lo obliga a convocar flamantes muñecos de segunda línea. Del interior o del mismo Maxi Quiosco Autónomo.
Para indagatorias reproductoras de precipitados arrepentidos, con deseos de contar hasta lo que se olvidaron.
Aunque se encuentren con los arrepentidores cansados, sin intención de ablandar más a nadie.
Es que ya no hay nada que falte saberse en la enciclopedia viviente de Comodoro Py.
OBERDÁN ROCAMORA
Cronista implacable. Por cualquier otro dato, consultar con Jorge Cayetano Zaín Asís.
Stornelli
D'Alessio
Centeno
cuadernos
Comodoro Py