EL TALMUD AL DESNUDO (1/3)
Si a usted, amable lector, le causaren
repugnancia algunas citas que aquí aparecen, no descargue su ira sobre
mí persona, puesto que no voy a pretender más que dar testimonio de la
Verdad, y no veo mejor forma que exponiendo a la luz lo que está oculto;
trataré de demostrar que los judíos no veneran ni se guían por la Ley
ni por los Profetas, sino por las opiniones de los rabinos.
Sin embargo, la frontera entre la
Sinagoga y la Esposa de Cristo, aunque es absoluta, no es meramente
territorial ni es tan fácil de distinguir su perímetro difuso, sino que
atraviesa sinuosamente a los mismos miembros de la iglesia conciliar e
incluso algunos “tradicionalistas” que campan a sus anchas; por eso se
encuentran en ésta esposos y hermanos, padres e hijos, uno de los cuales
será llevado y otro dejado; y sobretodo, muchos pastores que introducen
al lobo en el aprisco, canes mudos, doctores bobos, maestros de la
inmundicia, ‘santos’ adictos al ‘blu-jeans’ a la ‘cocacola’ y al
‘hog-dost’, monas del gran San Bernardo, caricaturas de Santa Catalina
de Siena y ‘papas’ que conducen a su grey a las fauces de los
anticristos reunidos en la Sinagoga de Roma, de Buenos Aires, Bogotá,
New York o en cualquier otro Kahal, (1) desde los cuales quieren
dominar toda la tierra (Jn. 8, 39 ss.).
Sí, he dicho también “papas”, y lo digo con muchísimo dolor y tristeza, pero me es imposible callar la verdad.
¿Qué significan, sino, estas palabras suyas que resalto?: “Hasta entonces [¿la parusía?], Israel mantiene su propia misión.
Está en la mano de Dios, el que en el tiempo que quiera, los salve
“totalmente” cuando el número de los gentiles se haya completado”. (
“Papa” Benedicto XVI en la obra “ Jesús de Nazaret II ”P. 63); o estas otras del mismo autor “Y si los judíos no ven las promesas que se cumplen en Él, no se trata de mala voluntad por su parte, sino realmente a causa de la oscuridad de los textos. … Hay buenas razones, entonces, para negar que el Antiguo Testamento se refiere a Cristo y para decir, ‘No, eso no es lo que dice‘ “( Ratzinger en Dios y el Mundo, pág. 209) o éstas del “santo súbito” Wojtyla
“¡Shalom!… El encuentro entre el pueblo de Dios de la Antigua Alianza,
que nunca fue rechazada por Dios, y el de la Nueva, es asimismo un
diálogo interior a la Iglesia misma, como si fuera entre la primera y la segunda parte de la Biblia (…) Judíos y cristianos están llamados como hijos de Abraham a
ser bendición para el mundo (…) Diálogo entre las dos religiones que,
con el Islam, deben dar al mundo la fe en el único e inefable Dios que
nos interpela”.( Antipapa Juan Pablo II a la comunidad judía en Maguncia el 11/7/80) o ésta del mismo y anterior ‘doctor’ “A quienes comparten con nosotros la herencia de Abraham, nuestro padre en la fe, y la tradición del Antiguo Testamento, es decir, los judíos;
y a quienes, como nosotros, creen en Dios justo y misericordioso, es
decir, los musulmanes, dirijo igualmente esta llamada, que hago
extensiva, también, a todos los seguidores de la grandes religiones del
mundo” (Encíclica Sollicitudo Rei Socialis del Antipapa Juan Pablo II) o
ésta del Antipapa Francisco “La Iglesia oficialmente reconoce que el pueblo de Israel sigue siendo depositario de las promesas” (Bergoglio en Sobre el Cielo y la Tierra, pag. 176) ¿Pero
no se cumplieron ya las antiguas promesas en Cristo, al que no aceptan
los judíos talmúdicos, Francisco? ¿cómo van a ser herederos de las
promesas los que rechazan al Verbo de Dios, si Él mismo les dice en
Jn.8, 24: “ Si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados”;
y en otro pasaje les dice que no tienen por padre a Abraham, sino al
demonio? ¿Qué, pues, significa la comunicación en lo sagrado del card.
Bergoglio, cuando participó en la fiesta de la Janucá judía o en sus rezos en la Sinagoga?
Francisco y sus predecesores están enseñando que el Antiguo Pacto no
fue abrogado, contra lo que dice infaliblemente la Santa Iglesia
Católica “[La Iglesia] Firmemente cree, profesa y enseña que las
legalidades del Antiguo Testamento, o sea, de la Ley de Moisés, que se
dividen en ceremonias, objetos sagrados, sacrificios y sacramentos, como
quiera que fueron instituidas en gracia de significar algo por venir,
aunque en aquella edad eran convenientes para el culto divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo (Concilio de Florencia DZz 1348). Doctrina confirmada siempre en la Iglesia:“Y
en primer lugar, por la muerte de nuestro Redentor el Nuevo Testamento
tomó el lugar de la antigua ley que había sido abolida…por su muerte
Jesús dejó sin efecto la Ley con sus decretos [Ef. 02:15] … se establece
el Nuevo Testamento en su sangre derramada por toda la raza humana.” A tal punto, por consiguiente,
“dice San León Magno al hablar de la Cruz de nuestro Señor, se llevó a
cabo la transferencia de la Ley al Evangelio, desde la sinagoga a la
Iglesia, de muchos sacrificios a una sola Víctima, que, cuando nuestro
Señor había expirado, se desgarró violentamente de arriba abajo el velo
místico que cubría la parte más interna del templo y su secreto sagrado.
En la cruz, murió la antigua ley; murió, para inmediatamente ser enterrada y ser portadora de muerte … “ (Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi # ‘s 29-30, 29 de junio de 1943)
Pues bien, sean suficientes estas
citas y gestos tan dolorosos, entre cientos que podría traer, de este
último falso obispo de Roma y de sus más inmediatos predecesores para
exhibir las vergüenzas de quienes, en vez de llevar a las ovejas a
verdes y tiernos pastos, las conducen a los abrojos de las peñas donde
serán más fáciles presas del lobo sanguinario, y las abrevan, no en
pozos de aguas cristalinas, sino en los charcos estancados y
contaminados de ponzoña, predicando una doctrina que ya no es católica.
Parece, pues, que según aseguran los antipapas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Bergoglio,
los judíos siguen hoy la Torá y a los Profetas, manteniendo su propia
misión: Pero eso es un error de consecuencias gravísimas para los fieles
católicos, porque los rabinos ni guardan ni se someten, en primer
lugar, a Ley la de Moisés, como se demuestra por la lectura del Talmud,
del cual vamos a hablar y a usar como fuente; y en segundo lugar, aunque
de mayor calado, aunque así fuese, porque la Antigua Alianza fue
abolida.
Tal vez se pregunte, si hasta aquí ha llegado, amable lector, qué es el Talmud. La presunta enseñanza oral transmitida por los rabinos es el Talmud. Esta vasta obra consta del Mischnat, el Gemarah y el Tosephot como partes principales, más las notas marginales del rabino Ascher llamado el Piske Tosephot y el Perusch Hamischnaoth de
Maimonides. El Talmud completo contiene, pues 63 libros y 524
capítulos. Existen otros 4 tratados breves, pero que no han sido
incluidos en el Talmud ordinario. Ahora bien, habiendo estado en
desacuerdo los rabinos sobre la interpretación de muchas de sus partes,
surgió la necesidad de un libro que ofreciera soluciones concisas;
necesidad que satisfizo el rabino Joseph Caro (1488-1577) con su
comentario Schulchan Arukh –‘La Mesa
Preparada’-; pero como las costumbres de los judíos orientales diferían
profundamente de los judíos occidentales, no sirvió para contentar a
todos; por tal motivo el rabino Mosche Isserles escribió un comentario
sobre ‘La Mesa Preparada’ bajo el título de Darkhe Mosche –El
Camino de Moisés-, que tuvo la misma buena aceptación en Oriente y en
Occidentes, el cual se usó durante siglos. Sin embargo, en la actualidad
el Schulchan Arukh de Joseph Caro es el que
se utiliza principalmente en los estudios. Es muy difícil para los
cristianos obtener una copia auténtica, ya que éstos suelen comprar,
engañados, ediciones espurias que ocultan la mayor parte de las ofensas a
Nuestro Señor escritas en él, ofertados en las librerías “católicas”,
para más agravio. Con brevedad expliquemos estas partes y cómo surgen.
Los judíos del Talmud, que no de la
Antigua Alianza derogada por Dios, afirman que Moisés recibió de Dios,
además de las Tablas de la Ley, también oralmente las
interpretaciones de la misma. Esta interpretación oral no fue
transmitida a Josué, pero si a Josías y al cabo del tiempo a la Gran
Sinagoga, y luego a ciertos rabinos hasta que ya no fue posible
retenerla más. En el siglo II después de J. C.N.S., viendo los judíos
que esta ley oral se desvanecía, un rabino de nombre Jehuda recopiló
todas las cartas y formó el primer Mischnat, es decir, fijó las presuntas leyes orales por escrito.
Aceptado, al principio, por las academias de Babilonia y Palestina, con
el correr del tiempo surgieron muchas divergencias. Estas polémicas y
diferentes resoluciones escritas sobre el Mischnat pasaron a formar parte del Talmud, llamándoselas el Gemarah.
Pero existe, en principio, un doble Talmud: el palestino cuyo Gemarah
es obra de un solo autor y de contenido bastante vago y el babilónico,
obra de varios rabinos durante distintas épocas, por lo que éste ha sido
tenido en el más alto concepto por los judíos. Pues bien, al Gemarah le siguen ciertos agregados u opiniones de algunos rabinos posteriores que los usaron para explicar la Mischnat en los colegios, pasando también al Talmud y se denominan Tosephot. Pero
hubo también otros comentarios de doctores externos, es decir fuera de
los colegios de enseñanza; estos comentarios se compilaron en sentencias
breves y pasaron igualmente al Talmud, llamándoseles Piske Tosephot. El
Talmud babilónico estaba casi terminado en el siglo VII después de
Cristo, y casi nada se añadió durante 400 años, salvo algún relevante Tosephot al comienzo del siglo XI y sobre todo, casi al final de ese largo periodo, el Perusch Hamischnaoth de Maimonides.
Sea lo anterior suficiente para
hacerse idea de la existencia de una creencia, extra bíblica, en una ley
oral distinta de la Ley de Moisés, que ni Caudillos o Reyes, y ni
siquiera los Profetas dieron testimonio alguno de conocerla, como los
propios judíos afirman. Obviamente, en la plenitud de los tiempos,
cuando vino el Mesías prometido, la religión estaba tan pervertida en
manos de los escribas, saduceos y fariseos, y su corazón tan endurecido,
que no quisieron reconocer al Prometido.
Por desgracia, se nos intenta
convencer hoy de que los judíos actuales, aunque no han reconocido al
Hijo de Dios, veneran la Ley y los Profetas, es decir, se rigen por lo
establecido en nuestro Antiguo Testamento. Nada más incierto y ninguna
anestesia más poderosa que ésta para adormecer los débiles
entendimientos de la mayoría de los católicos actuales.
Hay que destacar, pues, que esta vasta
obra, El Talmud, se considera sagrada por los judíos y mucho más
importante que las Sagradas Escrituras, según sus creencias, y que,
incluso, dentro de aquélla ni siquiera la supuesta ley oral o Mischnah es la parte más venerada, sino los comentarios a ésta de los rabinos o Gemarah . No son delirios nuestros estas afirmaciones, pues es el propio Talmud quien lo asegura. Así podemos leer en él:
“Aquellos que se dedican a leer la Biblia ejercitan una determinada virtud, pero no mucha; aquellos que estudian la Mischnach ejercitan una virtud por la que serán premiados; pero, no obstante, aquellos que se dedican a estudiar el Gemarah ejercitan la más grande de las virtudes”. (2).
“La Sagrada Escritura se asemeja al agua, el Mischnah al vino, y el Gemarah al vino aromático” (3)
Esta siguiente cita es ya bastante más conocida para muchos estudiosos:
“Hijo mío, presta atención a las palabras de los escribas antes que a las palabras de la Ley” (4)
Para los judíos, la razón de esta inversión de la Revelación divina se encuentra, entre otros lugares, en lo que dice el Tratado de Shanedrín, X, 3, f. 88b, sentenciando: “aquél que quebranta las palabras de los escribas peca más gravemente que aquellos transgresores de las palabras de la Ley.
En el Tratado de Erublhin, f. 13b, donde consta que existió una grave diferencia de opiniones entre la escuela de Hilel y Schamai, se concluye para perplejidad de la inteligencia sana, que “Las palabras de ambos son las palabras del Viviente” . Es
decir, que las palabras contradictorias de las dos escuelas son la
Palabra de Dios; no forma, pues, parte de la Revelación de Dios la
Sagrada Escritura, sino la vanidad de las opiniones humanas y vehementes
de los rabinos, aunque unos se contradigan a los otros. Nada más
alejado del concepto de Revelación que mantuvieron los Profetas del
Antiguo Testamento, que es el mismo los católicos. Esta negación del
objeto formal de la Revelación no mantiene ni los más elementales
presupuestos filosóficos, aceptando en sus alocadas y extraviadas mentes
hasta el principio de contradicción como argumento y desvariando, por
lo tanto, hasta en el mismo objeto material.
Con mayor claridad aún, si cabe, afirman en varios lugares más la supremacía del Talmud sobre las Sagradas Escrituras. “No existe nada superior al Sagrado Talmud” (5)
Muchos fueron los papas que condenaron
el Talmud. He aquí una breve lista de los Romanos Pontífices, que no
pretende ser exhaustiva y que sancionaron al Talmud por blasfemo contra
Cristo y los cristianos: Gregorio IX, Inocencio IV, Julio III, Pío IV, Pio V, Gregorio XIII, Clemente VIII, Alejandro VII, Benedicto XIV, León XIII… Otra cosa no podían hacer, pues el mismo Logos Encarnado dijo a los judíos: «Si
fuerais hijos de Abraham obraríais como él.; pero ahora queréis matarme
a mí, al Hombre que os dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no
hizo eso. Pero vosotros obráis como vuestro padre». Ellos le dijeron:
«Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que
es Dios ».[¿no es lo mismo que dicen, por desgracia, los
antipapas Benedicto XVI, Juan Pablo II, Francisco. y el concilio V. II
en los textos citados ‘ut supra’, y lo digo con profundo dolor?] «Jesús
prosiguió: «Si Dios fuera vuestro Padre, vosotros me amaríais, porque
yo he salido de Dios y vengo de Él. No he venido por mí mismo, sino que
Él me envió…vosotros [los judíos que no aceptan a Cristo] tenéis por padre al demonio y queréis cumplir los deseos de vuestro padre [matar al Hijo de Dios entonces, y hoy a su Cuerpo Místico la Iglesia]. Desde
el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es,
porque es mentiroso y padre de la mentira” (S. Juan 8 39, ss). Y el Apóstol de los gentiles no cambia una tilde de la doctrina del Divino Maestro, diciéndoles a los de Tesalónica “..los judíos, los cuales no contentos con matar al Señor Jesús y a los profetas, también a nosotros nos persiguieron: que no agradan a Dios y son contrarios a todos los hombres …
obstinados siempre en colmar la medida de sus pecados pero está para
descargar sobre ellos la ira hasta el colmo”. (I Tesalonicenses 2:14-16). Y la Esposa Inmaculada de Cristo, fiel transmisora del depósito de la divina fe, ha sentenciado ex cathedra la misma doctrina, que debe ser creída como de fe divina definida: “[La Iglesia] Firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo Testamento,
o sea, de la Ley de Moisés, que se dividen en ceremonias, objetos
sagrados, sacrificios y sacramentos, como quiera que fueron instituidas
en gracia de significar algo por venir, aunque en aquella edad eran
convenientes para el culto divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo,
quien por ellas fue significado, y empezaron los sacramentos del Nuevo
Testamento” (Decreto para los jacobitas -Concilio de Florencia –XII
ecuménico-De la Bula Cantate Domino, de 4 de febrero de 1441, (fecha
florentina) ó 1442 (actual), del Papa Eugenio IV DZ 1348).
Los defensores contemporáneos del
Talmud se expresan sobre él de la misma manera que los judíos
contemporáneos de Cristo que le rechazaron; y en nada se distinguen,
pues, de sus antepasados, sino en que ahora ostentan un poder capaz de
orientar el mundo. Como nada tiene que ver Cristo con Belial, tampoco su
Cuerpo Místico con la Sinagoga; así pues, no escuchéis a los falsos
pastores, y guardad impoluta la fe de los Apóstoles, porque los hijos
del diablo, no pueden ser ni hermanos mayores nuestros, y ni siquiera
parientes lejanos.
Continuará, Dios mediante más
adelante, denunciando las blasfemias contenidas en el Talmud contra
Cristo, Vida nuestra, y su Santísima Madre, esperanza de todos nosotros
pecadores.
(1) El Kahal es la forma suprema de
organización judía. Es un centro gubernamental que coordina unidades
representativas locales alrededor del mundo que a su vez se dividen en
distritos llamadas kehillas
(2)Tratado de Baba Metsia, fol.33ª; El Talmud desenmascarado, pag. 22. El Talmud desenmascarado; Pranaitis, S. pestesburgo 1892; Ed Alpa Miami, pag.22
(3) Tratado Sophereim, XV,7, fol 13b; Ibid; pag.22
(4) Erubhin, f.21b. Ibid.
(5) Mizbeach (12) cap V.; Cf. Joan, Bustorf, Recensio operis Talmud, p. 225; ibid.
Sofronio