Si a usted, amable lector, le causaren repugnancia algunas citas que aquí aparecen, no descargue su ira sobre mí persona, puesto que no voy a pretender más que dar testimonio de la Verdad, y no veo mejor forma que exponiendo a la luz lo que está oculto; trataré de demostrar que los judíos no veneran ni se guían por la Ley ni por los Profetas, sino por las opiniones de los rabinos.
Sin embargo, la frontera entre la Sinagoga y la Esposa de Cristo, aunque es absoluta, no es meramente territorial ni es tan fácil de distinguir su perímetro difuso, sino que atraviesa sinuosamente a los mismos miembros de la  iglesia conciliar e incluso algunos “tradicionalistas” que campan a sus anchas; por eso se encuentran en ésta esposos y hermanos, padres e hijos, uno de los cuales será llevado y otro dejado; y sobretodo, muchos pastores que introducen al lobo en el aprisco, canes mudos, doctores bobos, maestros de la inmundicia, ‘santos’ adictos al ‘blu-jeans’ a la ‘cocacola’ y al ‘hog-dost’, monas del gran San Bernardo, caricaturas de Santa Catalina de Siena y ‘papas’ que conducen a su grey a las fauces de los anticristos reunidos en la Sinagoga de Roma, de Buenos Aires, Bogotá, New York  o en cualquier otro Kahal,  (1) desde los cuales quieren dominar toda la tierra (Jn. 8, 39 ss.).
Sí, he dicho también “papas”, y lo digo con muchísimo dolor y tristeza, pero me es imposible callar la verdad.