Mestre, el cordobesista que dinamitó Cambiemos
El
intendente logró conformar un polo de tribus radicales bajo su
conducción que no aceptan el mandato de la Casa Rosada y retoma la
bandera del autonomismo cordobés frente al poder de la Presidencia, en
un corsi e ricorsi perpetuo de la historia política provincial. Mario
Negri, sin estructura deviene en mero delegado de Macri en Córdoba y
Mestre logra el respaldo de la conducción nacional del radicalismo.
Por Guillermo Posada @cortodemira – 11-3-19
A esta altura queda claro que Cambiemos
tiene poco vida como alianza electoral en Córdoba. El sábado quedó en
manos de la jueza electoral provincial Marta Vidal el devenir del frente
que conformaron la UCR, el PRO y el Juecismo. Pero este lunes la
cuestión la resolvió la conducción nacional de Cambiemos, que dispuso la
disolución del frente, y que el PRO y la UCR marchen por separado en
las próximas elecciones para gobernador en Córdoba.
A la par Luís Juez anunciaba el retiro
de su partido, el Frente Cívico, de la alianza, y anunciaba su
candidatura nuevamente a intendente de Córdoba. A la par que enfilando
contra las banderas anticorrupción del PRO – Cambiemos declaraba: “El
PRO de Córdoba es el espacio político más retrógrado y complicado, lo
maneja Germán Kammerath, un exintendente del que yo me encargué que lo
condenara la Justicia por corrupto. Y lamentablemente ahí tenemos un
problema”.
Es llamativo que Córdoba aparezca como
actora clave de la crisis, que los propios radicales amenazan con llevar
a los demás distritos del país, después de contribuir con 1.5 millones
de votos al triunfo de Macri en 2015. Aquel año el actual Presidente le
ganó por 700 mil votos a Daniel Scioli el balotaje.
En ese marco, el intendente radical de
Córdoba Ramón Mestre, titular de la UCR provincial tiene en estas horas
más estrellas para mostrar por el temple que ostenta en el tire y afloje
con Mauricio Macri, a comparación con su gestión de la recolección de
basura o el bacheo de la segunda ciudad de país.
Apoyado en la sólida estructura
partidaria que maneja con mano de hierro, hizo frente a la candidatura
de Mario Negri, que el Presidente Macri pretendió designar para competir
con el gobernador justicialista Juan Schiaretti.
Ultra cronicada, la crisis cambiemista
cuenta no solo con el motín del radicalismo cordobés, que se niega a
aceptar el ‘dedazo macrista’ –como definió Mestre al rol de Negri– sino
también con la colaboración del grupo ucedeista del Pro, comandado por
el diputado nacional Nicolás Massot.
Del otro lado quedan Mario Negri y una
minoría de dirigentes radicales, más el ex árbitro mundialista Héctor
Baldassi y el grupo ‘popular’ del Pro (para diferenciar de los ‘chetos’
de la Ucede), que también integran el golfista Gato Romero, a cargo de
la municipalidad de Villa Allende y Gabriel Frizza, de Jesús María. El
grupo variopinto se completaba con el incombustible Luis Juez, aspirante
a volver a la municipalidad de Córdoba que lo vio nacer como dirigente
de proyección, que finalmente decidió cortar con Cambiemos.
En pocos días quedará una resaca de
presentaciones judiciales y rencores propios de comité radical, que para
más desnorte se puso en manos de la jueza Vidal, magistrada que cuenta
como principal blasón para su CV en la intervención a medida de Unión
por Córdoba para resolver las fraudulentas elecciones de 2007. ¿Cómo no
recordar a Vidal consagrándose en las tablas del Teatro Libertador
cuando entregó el diploma de gobernador a Schiaretti, bajo aplauso
generalizado?
Cabe desconfiar tanto de la vocación
democrática del mestrismo para definir las candidaturas en una elección
interna donde manejará a su gusto la fiscalización y control de los
resultados, como el argumento de Negri-Baldassi-Juez-Marcos Peña, en el
sentido que no tienen tiempo de organizar esa elección.
Las razones son políticas. Más que
ningún otro dirigente radical, Mestre decidió confrontar los deseos de
Macri, cruzando a sus ministros en los medios de CABA, defendiendo la
alternativa de la elección interna. De esta forma, demostró al menos que
ni 2015, ni la categórica victoria en 2017 le alcanzaron para conducir
políticamente a los cordobeses.
Indudablemente, la vocación macrista
para sostener una relación cercanísima con Schiaretti tampoco contribuyó
a solidificar una estructura propia en Córdoba. Más bien pareció
siempre que estaba más cómodo usando ropa prestada.
Pero el desafío mestrista a la voluntad
presidencial puede buscarse también en la tradición cordobesa de
confrontar históricamente con el poder del puerto de Buenos Aires,
cuadro que aunque resulte bisoño se alinea con los parámetros culturales
provincianos de los cordobeses, quizás desde la conformación de la
Nación en el siglo XIX.
Hay cierto autonomismo local de las
elites políticas cordobesas que interpretaron en su momento desde
radicales como Sabattini y los peronistas como Obregón Cano, llegando a
Angeloz y De la Sota, en ocasiones aliados y otras confrontados, pero
siempre diferenciados de la conducción política nacional.
Experimentados dirigentes que vienen del
riñón de su padre, como Alberto Zapiola, lo impulsan a defender esa
postura histórica de lo que hoy se denomina cordobesismo.
En ese sentido, Ramón Mestre le niega
más entidad a Macri que a Negri para conducir la oposición cordobesa al
peronismo, que gobierna la provincia hace 20 años y que tiene todas las
fichas para continuar ejecutando, a la luz de las encuestas y del
cambalache que transformaron los propios actores a la propuesta
alternativa para disputar El Panal a Unión por Córdoba.
Pero Mestre saldrá mejor parado que sus
oponentes internos en cualquier caso: su manejo de la estructura
partidaria le garantiza la vigencia como dirigente en la provincia,
tanto si es el único candidato como si divide los votos con el propio
Negri.
Este juego de cálculos y especulaciones y
pugna por el poder, son banales para los problemas urgentes de los
cordobeses, que sufrieron la inflación más alta del país en el último
bimestre, y la más alta caída en el empleo privado. Por
su parte presidente de la UCR a nivel nacional, el gobernador mendocino
Alfredo Cornejo, declaró al diario Perfil que prefiere la interna,
apoyando la postura mestrista. Pero finalmente se abstuvo de concurrir a
la cumbre de Cambiemos en Buenos Aires, que dispuso la disolución de
Cambiemos para las inminentes elecciones para gobernador.
En
algún momento se barajó la posibilidad de una intervención del comité
nacional a la UCR cordobesa, como sucedió recientemente en Santa Fe, y
las últimas versiones hablaban que de Macri le pediría a Negri que
decline su candidatura. Pero finalmente el conflicto derivó en la
disolución de Cambiemos, al menos en la pugna electoral para gobernador.
Así la capacidad de Macri para conducir
el espacio oficialista quedó fuertemente mellada. Si Negri también es
candidato junto al intendente, dividiendo los votos y dinamitando el
frente Cambiemos, las consecuencias para la candidatura de Macri a la
reelección aun no fueron mensuradas en su real dimensión.
Entretenido, Schiaretti seguirá
disfrutando del camino de pétalos que sus opositores le siembran para
lograr por consagrarse por tercera vez, sin tutores ni denuncias de
fraude, como gobernador de Córdoba.
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