Acrobacia para proseguir el saqueo
por Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
Para muchos que la ven moverse en un camino zigzagueante, ella ha
entrado en una especie de delirio enfermizo de contradicciones…
Las acciones… absolutamente superficiales… que impulsa con una
inexplicable vehemencia, ninguna de las cuales puede escaparse del
formato populista… objetivamente, no tienen destino. Ha decidido
arrojarse al vacío… Y hacerlo en público. En efecto, como una graciosa y
torpe acróbata de un circo de barrio… y con sus medias caladas
visiblemente raídas… piensa intentar una cabriola, sin tener la menor
idea de las consecuencias… Parece que no tuviera red. Pero la red somos
todos nosotros.
Para ella… estrellarse contra el piso… es simplemente un ejercicio de
cada día, que es practicado a expensas de nuestros intereses, de nuestro
futuro… y básicamente de nuestro estado de ánimo.
Tomar por idiota a toda la ciudadanía… es una práctica compulsiva que ya
no le alcanza a ella ni a su recua de mercaderes para seguir andando a
los tumbos en esta senda de improvisaciones. Ha tomado… orgullosa… la
vanguardia de la inmoralidad… todos sus súbditos… cruzan con ella
-alegremente- la raya del delirio y de la falsificación… demasiadas
veces por día.
Mareados ahora, en el mito degenerado… de la autoridad sin límites y
acaso en su continuidad eterna en el poder… han logrado que ella
convierta su rostro en una maldita mueca de soberbia, cuya sonrisa de
Gorgona… le sale, siniestramente, de costado…
Una sonrisa de falsa suficiencia…que suele notársele bastante más cuando
pasea por delante de la pleitesía… y de la capitulación moral de todos
los arrastrados que asisten a su atril diario. La velocidad de su
enriquecimiento en los últimos seis años… ha superado las proporciones
de lo entendible para un buen contador avezado.
Un experto en cuentas… queda en un estado de estupefacción al ver la
evolución impresionante de sus ganancias… un récord mundial que
establece marca de medalla de oro en “personas a sueldo”.
Y esto… que puede parecer una exageración… no se refiere al valor
adquisitivo de su fortuna mal habida, sino sólo al ritmo extravagante de
la acumulación de dinero en la “unidad de tiempo”.
Cualquier inversión (la que sea) que quiera tomarse en los últimos 30
años en el país, desde el mejor de los bonos domésticos, todos, las
locaciones inmobiliarias hoteleras más exitosas, los bonos de cualquier
deuda, incluso los depósitos a plazo fijo que hayan sido más redituables
e inverosímiles, los Money Market Funds estrella, no alcanzan ni
siquiera al 28 % de lo que le han rendido a esta mujer.
Eso admite un solo nombre: DESFALCO A MANSALVA.
A la hora de buscar excusas, sin siquiera sonrojarse… su gesto no puede
superar al de un niño… escapado de una calesita.
Y así… hablando de mil imbecilidades en la cadena nacional… casi todos
los días… ella… lo más campante, nos vuelve a sonreír… pues cualquier
colectivo, la deja bien. Los cartuchos quemados de todas las bengalas… y
el acre olor a la bacanal de los fondos desfalcados, son, como todo ha
sido en ella, sólo vestigios desparramados por el piso… de lo que hoy…
ya no puede verse. Son los restos… las señales, o las huellas
desdorosas… del gran latrocinio histórico… el mayor de la República, en
el último siglo.
Un día asaltaron la Intendencia de Río Gallegos y convirtieron a los
chóferes en apoderados, a los porteros en dueños de escalones cruciales
del Estado y a los secuaces de sus primeras horas, en buscadores de
fondos para depredar en poblado y en banda.
Y así… parapetada en su moral hostil a la pupila de los honrados, ella
confirma linealmente su desprecio por los hombres probos e indomables. Y
aparece casi, condenada ahora… a seguir con la conscripción de los
lacayos domesticados y envilecidos… A seguir tapando con ramas… la
trágica huella de su desfalco Buscando disimular las pateaduras hechas
en todas las puertas y cajoneras que han sido mutiladas para robar… Pero
le será difícil.
Y aun así… la ignorancia colectiva… preferirá quedarse callada… cuando
el parlamento decida escriturar otra reforma ortopédica y compulsiva…
para darle a ella otra retorcida oportunidad de seguir arrasando el
país. El 65% de la población la desprecia… quién diga lo contrario que
lo pruebe, yo estoy en condiciones de hacerlo. Basta con medir los
ratings de la televisión cada vez que hay cadena nacional. Más del 70%
de los televisores o se apagan o cambian de canal.
La historia del mundo, nos enseña como han terminado las personas como
Cristina Fernández.
Lic. Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar