Jorge Lanata volvió al aire, en Canal 13, haciendo mucho ruido. El periodista reanudó su ciclo "Periodismo para Todos" mostrando un informe lapidario sobre actos de corrupción del grupo Kirchner, a través del sindicado como testaferro de Néstor, Lázaro Báez.
Y el informe vino, aderezado, con la participación estelar de los esposos de las celebrities Karina Jelinek e Iliana Calabró, respectivamente, Leonardo Fariña y Fabián Rossi.
Una lástima por el querido Juán Carlos Calabró, que está penando con su salud y que es una persona particularmente noble y generosa. Flaco favor le hará esta exposición de su propio yerno.
No profundizaremos en el informe en sí, porque el lector interesado seguramente ya habrá visto el programa, y leído bastante respecto del contenido.
Diremos sí, que lo que mostró Lanata, fue la punta del enorme iceberg de corrupción que envuelve al gobierno nacional y popular, desde el año 2003 a la fecha.
Pudo mostrarlo de una manera descarnada, porque documentó sobradamente todo lo denunciado, y porque contó con la anuencia de implicados directos. Vale decir, sostiene su credibilidad y prestigio desde el cúmulo de evidencia aquilatada a lo largo de un año y medio de investigación.
No hay todavía mucho arrepentido en el kirchnerismo, que se anime a relatar secuencias de corrupción, de una manera tal frontal como para que la diputada Elisa Carrió anuncie que incluirá el video en la causa que oportunamente abrió contra Néstor Kirchner, Cristóbal López y Lázaro Báez.
Fuentes nos indican que Leonardo Fariña no fue un desprevenido y soberbio parlanchín frente a la cámara oculta de PPT, sino que jugó del mismo modo que al casarse con Jelinek, buscando, desde la exposición mediática, un salvoconducto para su propia vida.
A partir de este informe de Lanata, puede ocurrir que algunos otros piensen que es hora de sacar los pies del plato, y se amplifique la luz que cae sobre la mugre oficial.
Básicamente hemos visto una dosis de la corrupción con la obra pública. Plato dilecto de la mesa populista K, porque permite mostrar inicios de obras y varias inauguraciones, y porque los fondos que mueve son siempre suculentos.
No en vano el cajero de Néstor Kirchner no ha sido un hombre de la economía ni del Banco Central, sino Julio de Vido, su ministro de obras y servicios públicos. Una sociedad aceitada que viene funcionando desde las épocas de Santa Cruz, la prueba piloto del modelo que luego se federalizó, y hasta se internacionalizó en los vínculos de corrupción bolivariana, con el eje chavista, y en las compras a China, mediante el padre del caballo del comisario...
Dijo textualmente Fariña : "6000 palos en un sótano, como los tiene el jefe".
Se refería al pozo acumulado por Néstor Kirchner, del que Jorge Asís ya ha dado cuenta en alguna de las notas de su portal bajo el nombre de "Fort Knox".
El mismo pozo que algunos estiman en más de 10.000 millones de euros. El que no sólo se conformó desde la obra pública, sino fundamentalmente desde los retornos por los subsidios otorgados a las empresas de servicios, que se mantienen al día de hoy.
A partir del programa de Lanata, algunos habrán encontrado esas pruebas que tanto reclamaban, para terminar de admitir que el gobierno kirchnerista muestra una inédita corrupción.
Muchos se escandalizarán, y los fanáticos K seguramente hablarán de una operación de prensa. Inventada por Magnetto, o por Duhalde, o por el Papa Francisco. Vaya a saber a quien le cargan la cuenta esta vez....
La realidad es que Lanata le ha insuflado una interesante dosis de renovada indignación a la marcha del #18A, y que si la tónica de sus programas en este año electoral será la del primer envío, también tendrá cierta influencia en los comicios.
Es buena cosa mostrarle a la gente lo que ocurre. Siempre es importante que alguien salga a decir la verdad. Especialmente a un pueblo tan peculiar como el argentino, tan afín al voto cuota, al voto lástima o al voto plan.
Porque mostrando la verdad, se van acabando las excusas para apoyar al que se roba descaradamente el trabajo de la gente, al que miente gloriosos pasados y venturosos futuros, al que manipula cualquier cifra en su favor, y al que escritura el país de nuestros hijos a nombre propio.
Al que, en su desesperada huída hacia adelante, no repara en desmembrar a la mismísima república, intentando reconvertir al poder judicial en otra escribanía de sus propios intereses, y garantizarse impunidad.
Hay que ver al gobierno de Cristina Kirchner como al coyote del correcaminos, que corría locamente hacia adelante hasta que, en un momento, se le acababa el piso......
Fabián Ferrante