Por Diego Hernán Córdoba
Desde la Redacción de APM 29072009 (Ria Novosti)
Las secuelas del militarismo dictatorial ocasionaron graves quiebres en la sociedad argentina. Esto, sumado a la despreocupación política, imposibilita modernizar y perfeccionar su sistema de Defensa.
De a poco se está vislumbrando que las hipótesis de conflicto del
Siglo XXI serán la de los alimentos, agua, energía y la atención de
regiones escasamente pobladas pero altamente productivas. Ese escenario
hace que varios países latinoamericanos trabajen para reforzar sus
sistemas de Defensa.
En el caso de LA Argentina, uno de los recursos naturales más
importantes que posee es el acuífero Guaraní. Esta reserva de agua
dulce, la más grande del mundo, abarca los cuatro países del Mercosur.
Su extensión aproximada es de un millón 190 mil kilómetros cuadrados. En
LA Argentina abarca casi la totalidad del litoral, ocupando las
provincias de Misiones, Corrientes y Entre Ríos; incluso hay expertos
que consideran que se expande hasta el Sur de la región pampeana y el
Norte de la patagónica. Al Norte del Brasil ocupa una superficie de unos
850.000 kilómetros cuadrados; en Paraguay 700.000 y hacia el Este, en
Uruguay, 45.000 kilómetros cuadrados.
El acuífero Guaraní posee suficiente agua para abastecer a toda la
población del mundo, seis mil millones de habitantes, durante 200 años.
Asimismo, en el mes de abril de este año el gobierno argentino
presentó ante LAS Naciones Unidas (ONU) la información sobre los límites
de la plataforma continental argentina, más allá de las 200 millas de
sus costas, con la intención de que se reconozca la legalidad de sus
aguas jurisdiccionales y de su Zona Económica Exclusiva hasta las 350
millas.
La importancia económica de esta área reside en su potencial pesquero
y en la corteza oceánica, donde, se calcula, existe una cuarta parte
del petróleo y el gas que quedan en el planeta.
En entrevista exclusiva con APM, Carlos Alberto Pereyra Mele,
especialista en geopolítica y geoestrategia y miembro del Centro de
Estudios Estratégicos Suramericanos, explicó la importancia que tiene
para la Argentina perfeccionar su sistema de Defensa.
“El tema Defensa en nuestro país es un tema tabú porque se lo
identifica con militarismo o dictadura, lo cual es un grave error.
Lamentablemente pagaremos las consecuencia de ese ideologismo caduco”,
dijo Pereyra Male.
“Ningún país -señaló- que se precie de serio carece de sistemas de
inteligencia, que es lo primero que se debe mantener para adecuar un
pensamiento geopolítico y un sistema de defensa acordes con los
objetivos nacionales permanentes. Es la forma de utilizar correctamente
los recursos económicos y tecnológicos con ese fin”.
Además agregó: “¿Cuáles son nuestro aliados y nuestros adversarios?
¿Dónde debemos tener más presencia y preparación en la defensa de
nuestros legítimos intereses? Son preguntas que nos debemos hacer como
Nación”.
En el siglo XX el único gobierno argentino que tuvo un pensamiento
geopolítico y de Defensa propio fue el encabezado por el presidente Juan
Domingo Perón, quien se animó a no desempeñar el rol que le había
trazado primero el Reino Unido y tiempo más tarde la potencia que lo
reemplazó, Estados Unidos.
En relación a la importancia que le dio el gobierno peronista al
desarrollo de políticas de Defensa, Pereyra Mele explicó que “se
implementó la ocupación definitiva de la Patagonia y se fortaleció
nuestra presencia en la Antártida, con la creación de la Dirección
Nacional de la Antártida”.
“Se desarrolló el complejo industrial militar -puntualizó Pereyra
Mele-, fortaleciendo las industrias de punta: la aeroespacial con
aviones a reacción, aviones de ala en flecha y misiles teledirigidos; la
naval, con la construcción de buques y equipamientos y la petroquímica,
con la independencia en el suministro de productos que sólo se obtenían
en Estados Unidos”.
“Se implementó la doctrina de la Nación en Armas, no como un país de
desarrollo imperialista, sino como un país eje para la integración
regional. En ese marco, las Fuerzas Armadas actuaron en campañas para la
eliminación de enfermedades endémicas y en la lucha contra plagas que
afectaban profundamente a nuestra economía agropecuaria”.
En 1952 Juan Perón planteó la unión del Cono Sur con la alianza de
Argentina, Brasil y Chile, conocida como el Proyecto ABC. La formación
de ese bloque tenía como propósito resistir el apetito hegemónico de
Estados Unidos.
En un discurso pronunciado el 11 de noviembre de 1953, en la Escuela
Nacional de Guerra, Perón decía: “Pensamos que la lucha del futuro será
económica (…) La República Argentina sola no tiene unidad económica;
Brasil solo no tiene tampoco unidad económica; Chile solo, tampoco; pero
estos tres países unidos conforman quizá, en el momento actual, y sobre
todo para el futuro, una extraordinaria unidad económica”.
Sobre ese punto, Pereyra Mele sostuvo que “los intentos de
implementar un acuerdo integracionista con el Proyecto ABC fueron
atacados por Estados Unidos, siguiendo la geopolítica de posguerra que
había diseñado Nicolas John Spykman, quien con claridad planteó que
Estados Unidos no debía permitir el surgimiento de ningún bloque en las
Américas”.
Pereyra Mele agregó: “Ellis Brigs, director de la oficina de Asuntos
de las Repúblicas Americanas del Departamento de Estado, en un
memorándum del 20 de marzo de 1947, observaba: ‘existe el peligro de que
la Argentina aspire a organizar un bloque del Cono Sur, bajo su
dominación política y económica’. Al mismo tiempo expresaba que Estados
Unidos debía oponerse a toda posibilidad que pudiese facilitar la
formación de tal bloque”.
En la actualidad, la Argentina se enfrenta a grandes desafíos, como
proteger sus reservas de agua dulce (Acuífero Guaraní y los hielos
continentales). Recordemos que ése será el recurso natural que causará
más tensiones en los próximos años, situación que obliga al trazado de
políticas de defensa adecuadas.
De la misma forma, deberá controlar el nuevo espacio marítimo que se
incorporó con el reconocimiento de las 350 millas, para lo cual se
requieren fuertes inversión y sistemas de control eficaces.
Al respecto, Pereyra Mele opinó que “las hipótesis de conflictos
actuales son varias, la más grave es nuestra indefensión del Mar
Argentino y sus recursos. La Argentina es un país agredido por una
potencia ocupante y esto no es hipótesis. Vemos que nuestros mares son
depredados en sus recursos pesqueros con autorización del Reino Unido,
Estado que, además, está en la búsqueda de recursos minerales”.
“Están reforzando la base militar Malvinas con aviones de última
generación y equipos electrónicos sofisticados. Recientemente, expertos
ingleses han asesorado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN) diciendo que la misma debe reforzar sus bases en ultramar, o sea
en el estrecho que separa a las Malvinas”, añadió.
“La navegación por el estrecho de Drake se incrementará seguramente
por las dificultades que tienen los gigantes del mar para utilizar el
canal de Panamá. Debe ser tenida en cuenta asimismo la proyección sobre
la Antártida conforme fue planteado recientemente en la Convención de
Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar”, destacó.
A raíz de lo mencionado anteriormente, el actual gobierno argentino
ha tomado algunas medidas para reforzar su sistema de defensa nacional.
El 10 de julio del 2008, la presidente Cristina Fernández de Kirchner
anunció el lanzamiento de la maestría en Defensa Nacional y Estrategia,
que se dicta en la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
En aquella ocasión, la presidenta aseveró “un sistema de defensa
nacional se debe articular en torno a un modelo de desarrollo económico y
social y debe tener un fuerte contenido regional, porque de otra manera
puede no ser eficiente y eficaz”.
Para finalizar, Pereyra Mele expresó: “podemos ver que, en materia de
Defensa, la Argentina está dando pasos muy lentos en la recuperación
del complejo industrial militar. Hay que proponer un marco adecuado para
que las Fuerzas Armadas defiendan los recursos naturales, lo que
implica una nueva redistribución de los efectivos militares sobre las
áreas más críticas de nuestro interés nacional”.