No nos esperábamos este verdadero
desastre, ni en la Capital ni en los lugares de Buenos Aires donde ocurrió.
Lo cierto es que la magnitud de las lluvias precipitó
una marea donde finalmente, acumulados como los residuos del tsunami, quedaron
allí a la intemperie a la vista y paciencia de todo el mundo, lo que es la
partidocracia primeramente gestionando políticas de Estado y finalmente sacando
provecho de las consecuencias de su propia ineptitud. A ellos poco les importa
la gente de carne y hueso, si mueren, si se quedan sin casa, sin los bienes conseguidos con duro trabajo.
Quieren seguir tirando para adelante y esquivando responsabilidades
Lógicamente que nadie podía
prever lo que ocurriría si cayeran de
golpe más de 400 milímetros de lluvia o mejor dicho podía avizorarse lo peor,
pero la realidad con la que nos encontramos es que los que gobiernan no tienen
planes contingentes ni para la mitad de lo que cayó de agua.
Las falencias de todo tipo que se
evidenciaron nos dan a entender que estamos bajo el paraguas de la providencia
o sea a la buena de Dios y que sería muchísimo peor si no fuera por la enorme
solidaridad del pueblo Argentino. A los políticos hay que salir a buscarlos a
alguna playa del extranjero o a Paris, donde veranean o hacen no sabemos qué
cosa. La población, generalmente víctima de las resoluciones de esos políticos
fue la que afrontó poniendo el cuero, esta tremenda emergencia.
Resulta en definitiva cierta,
aquella frase de que “solo el pueblo salvará al pueblo”, porque si se espera
algo de los profesionales de la policía
podemos morir en la espera, como les
habrá ocurrido a muchos vecinos, algunos de ellos desvalidos como los ancianos
y chicos. Sin luz, sin policía ni rescatistas en las calles, con el agua al
cuello hasta ser salvados por otros vecinos o morir por hipotermia o ahogados,
con los gritos lejanos, de otros que demandaban socorro, en los oídos.
Ese fue el destino de muchos
compatriotas. Esa desesperación se trocó en gritos e insultos contra Scioli,
Macri o Alicia Kirchner, cuando fueron a visitar
a los damnificados. Los putearon
literalmente y a esta altura es saludable que ello ocurra: que no haya temor
reverencial en referencia a estos personajes. La mafia partidocratica hace años
que debiera haber sido archivada en el desván de los recuerdos más detestables.
Pasa que el pueblo argentino, a pesar de lo expeditivo que se muestra en
situaciones como ésta no puede entender por qué dichas situaciones se presentan
y a pesar de conocer quiénes son los
responsables, les falta esclarecimiento para saber qué hacer con ellos.
Más de medio centenar de muertos
oficialmente reconocidos, aun se sigue buscando personas desaparecidas en villa
Elvira y Villa Progreso suburbios de La Plata, dicen los rumores, que habría
más de 200 desparecidos y que hay que esperar que bajen las aguas para
determinar fehacientemente cuantas son las víctimas. Hay medios independientes
que afirman que el Estado oculta la cantidad real de fallecidos en la tragedia
con la complicidad de algunas usinas periodísticas. Lo mismo que la magnitud de
los saqueos realizados por la delincuencia y marginalidad habitual. Lógicamente
no se puede pedir que el Estado progre-liberal proceda a la aplicación de la Ley Marcial contra
estos desalmados que agregan miseria a la miseria que representa este desastre
para miles de argentinos de bien.
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la solidaridad partidocratica: un asco |
Lo cierto es que más allá de los
eventuales responsables políticos se llamen Macri, Scioli o Bruera lo que queda
absolutamente en evidencia, lo que resalta enseguida es:
1.- Ausencia del Estado: es el mismo fenómeno que se manifiesta en
diferentes formas como es el caso de la inseguridad, donde el Estado no tiene
fuerza para responder al delito o se
enreda en la maraña del garantismo penal. El Estado es malo nos dicen
los liberales, recuerdo aquella frase infame de “achicar el Estado es agrandar
la Nación”, es malo porque cobra impuestos, porque su actividad es improductiva
en términos económicos. El Estado es malo para los progresistas por que
representa la autoridad y la autoridad “reprime” al “pueblo”, por ello la
autoridad es mala también conforme su esquema anarquista. Por esos axiomas
absolutamente erróneos hoy no hay Estado, del que se acuerdan cuando ocurren
estas cosas. Los que se acuerdan, curiosamente son los mismos políticos que han
contribuido a su deshuase con el asesoramiento de fundaciones y tanques de
ideas extranjeros y de países explícitamente enemigos. Por estos ideologismos absurdos, de raíz
económica o política hoy Argentina carece del Estado, necesario en situaciones
límites, llámese a estas catástrofes naturales, delincuencia desbocada y no
hablemos de una emergencia bélica, pues no existe nada para contrarrestar un
ataque externo. Allí sí que nos veríamos en figurillas sin aparato de defensa.
Esta tragedia sería Disneylandia.
2.- Dependencia de la Usura:
para la realización de las obras necesarias. Macri se desligo en parte de
su responsabilidad diciendo que el gobierno central no le daba avales para
contratar un préstamo en el Banco Mundial para realizar obras necesarias. O sea
que el Estado está imposibilitado de realizarlas en casos de apuro y la vida y
bienes de los argentinos dependen
de consultoras, comisiones y coimas necesarias para lograr el
préstamo que permita la realización de las acciones necesarias para impedir que
nos tape el agua. Nos preguntamos ¿El
Estado carece de técnicos calificados para realizar dicha obra pública cuando
hay apuro de hacerla? ¿Si emite para sufragar el gasto publico improductivo
como es pagar sueldos siderales a zánganos becarios de la política, porque no
emite para algo útil y que no crea inflación, como es la obra pública? Que al
mismo tiempo produce un evidente efecto multiplicador creando trabajo y
demandando bienes y servicios con la consiguiente reactivación de la economía.
Esa justamente es la función del Estado velar por el bien común y el bien común
no puede depender de que un banco usurero nos de créditos para que la población
no se ahogue.
3.- Irresponsabilidad y oportunismo de los gobernantes: Lo más curioso
de todo esto es que la mafia partidocrática saca provecho de forma oportunista
de hechos trágicos cuya responsabilidad es única y exclusivamente de ella. Pudo
verse a La Campora con remeritas alusivas a su organización cargando víveres y
al mismo tiempo haciéndose autobombo y capitalizando la tragedia. Cuidado con
que algún periodista les preguntara algo sobre el tema, porque el exabrupto, el
ninguneo y la chicana ofensiva iba a ser la única respuesta, como ocurrió con
el jefe de esta barra brava cuyo
apodo es El Cuervo (apodo de barra
justamente) quien se cree con patente de corsario para no dar explicaciones a
nadie. Ellos pilotean el desarme del Estado y finalmente capitalizan los
efectos desastrosos que ese desarme tiene sobre la sociedad, por que como se
dice siempre lo que ocurre es obra de la
fatalidad.
Tendremos que esperar un tiempo
para tener cabal idea de lo que ha ocurrido en La Plata especialmente, porque
la oleada todavía no ha terminado. Luego de esto se avizoran protestas sociales
de los afectados. Las consecuencias de la tragedia no terminarán aquí y ahora.
Guillermo Rojas