sábado, 6 de abril de 2013

LOS K Y SU NATURALEZA DE LADRONES

Ratifico mi apreciación: Quienes los rodean no son simples colaboradores ¡SON CÓMPLICES!
 
EN MUY POCAS PALABRAS, CLARAS Y CONCISAS, DESCRIBE CON RIGOR CIENTÍFICO, LOS ORÍGENES Y LOS MOTIVOS DE LA CONDUCTA DE LA FAMILIA K
 
Los K y la naturaleza de los ladrones
- Por Marcelo López Masia -
 
Descripción: http://www.notiar.com.ar/Data/fotos/L%c3%b3pez%20MasiaNva.jpg
 
Hace diez años viajé a Santa Cruz por primera vez para averiguar qué había pasado con los desaparecidos mil millones de dólares que la provincia había reunido gracias a las regalías petroleras mal liquidadas, los célebres fondos de Santa Cruz.
 Por entonces, el recientemente desaparecido periodista Daniel Gatti, autor de la primera biografía sobre Néstor Kirchner llamada “El amo del feudo”, me dio una visión muy particular sobre el matrimonio que gobernaba desde Río Gallegos.
"No son de derecha, ni de izquierda. No son estatistas, ni privatistas. En esencia, son ladrones", me contaba.
Desde su punto de vista, era irrelevante buscar el destino de los fondos, ya que él estaba convencido que nunca íbamos a enterarnos qué pasó con semejante masa de dinero.
Desde entonces, traté de entender la psicología de estos dos tipos que a principios de los años 80 ya eran dueños de más de 20 propiedades, pero cuya voracidad, lejos de ir menguando, crecía y crecía a medida que más bienes y dinero poseían.
Hace una década que escucho a los ingenuos o cómplices políticos de la oposición repetir frases tales como: “Hay que hacerle entender a Cristina” o bien “seguro que la Presidenta se dará cuenta de tal o cuál error”.
En las últimas semanas, comencé a bucear sobre la sicología de los ladrones y encontré a un autor norteamericano, oriundo de Augusta, que dio en la tecla sobre este tipo de sicopatía.
El doctor Hervey Cleckley estableció hace ya más de 70 años cómo se genera este trastorno antisocial de la personalidad y cuáles son las características principales de estos delincuentes.
Concretamente, los ladrones son personas agresivas e irresponsables a las que el citado médico aborda extensamente en su obra “La máscara de la sanidad”.
El autor explica que se trata de personas que "padecen un egocentrismo patológico e incapacidad para amar al resto". Este profesional estadounidense señala que el ladrón es “altamente agresivo e impulsivo y carece de sentimientos y de culpa (a veces no por completo), y sería incapaz de crear lazos de afecto duradero con otras personas (...) superficialidad emocional, trato social aparentemente agradable e incapacidad para aprender de la experiencia".
Alcoyana-alcoyana. Esta suerte de Nostradamus yanquee describió con justeza a CFK ya en el año 1941.
Acting-out. “Se trata de la forma como el individuo internaliza en la acción sus fantasías neuróticas particularmente hostiles. Acting out se refiere a la libre, deliberada y a menudo maliciosa autoindulgencia en el impulso, particularmente en la esfera de la agresión”.
¿Ustedes escucharon algún discurso de Cristina donde no termine chicaneando o insultado a algún partenaire de ocasión?
Para el cierre: “Casi todas sus conductas delictivas tienen una significación mágica: exaltar o restaurar un sentimiento primitivo de omnipotencia. Esto le da al ladrón una visión distorsionada de la realidad. Así, la hostilidad proyectada, es como un mecanismo de compulsión a la repetición. A pesar de su habilidad para aprender cosas, no obtiene provecho de las lecciones de su propia experiencia. Miente aun cuando no exista una razón lógica para hacerlo. El delincuente-ladrón busca tener cada vez más poder, el cual le hace sentir que él puede decidir qué es malo y qué es bueno".
Una perla, tipo post data, para entender la locura de los K por la renta, antes que por el esfuerzo: "el ladrón parece no recibir satisfacción alguna del trabajo productivo. Lo desprecia".
Cerramos con Cleckley y volvemos al principio, al amigo Daniel Gatti: "No se trata de un problema político, son ladrones".
Quién quiera oír, que oiga. Quién quiera seguir negociando con ellos, que Dios lo ayude.

Marcelo López Masia