1º de Abril de 2013
Más nuevos y más antiguos Nobel
Museo del premio Nobel.Oslo,Noruega.Freedom Forum.
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Nosotros reivindicamos el valor de una lucha, que sí la hubo armada ()
esa violencia es la que tuvo San Martín y los héroes cuando tuvieron que
defender la patria. (Ellos, por los desaparecidos) defendieron a su
manera, con errores, virtudes y defectosSabemos lo que hicieron y cómo
lo hicieron. Yo estoy orgullosa de mi hija, que dio la vida, tenía 23
años cuando la mataron, qué tenemos de dar explicaciones a esta altura,
de este tipo. Es absurdoLo malo fue el terrorismo de Estado y lo bueno,
una generación que dejó la vida y nos dejó la democracia[1] afirmó días
atrás la empresaria de los derechos humanos Estela Carlotto,
reivindicando así los homicidios, secuestros y atentados cometidos por
los terroristas Montoneros en los años 70`, de cuyas filas delictivas
participaron dos de sus hijas.
No contenta con esta confesión, seguidamente Carlotto mintió al sostener que estos asesinos nos dejaron la democracia, afirmación falsa dado que la banda que por entonces supo comandar Mario Firmenich, no sólo no creyó jamás en la democracia sino que atentó contra ella llevando adelante el 52% del total de los asesinatos que cometieron justamente en la democracia obrante entre mayo de 1973 a marzo de 1976 (a la sazón gobernada por el mismo partido político que gobierna hoy).
A muchos les llamó la atención esta sórdida declaración de Estela de Carlotto, pero a quienes desde siempre la hemos considerado una farsante, esta manifestación lo único que hizo fue desnudar un poco más la naturaleza ideológica de la dirigente kirchnerista en cuestión.
Carlotto nunca tuvo un discurso claro. Siempre fue impreciso, ambivalente, confuso y contradictorio. Se vendió como defensora de los DDHH a la vez que defendió al terrorismo local e internacional.
Con mayor mesura y habilidad gestual que su colega Hebe de Bonafini, la líder de Abuelas de Plaza de Mayo explotó a todo propósito la muerte de su hija explicando y narrando una suerte de episodios presuntamente padecidos que no sólo nunca fueron aclarados sino que tampoco fueron corroborados.
Lo cierto es que una de las hijas de Carlotto, llamada Laura y de nombre de guerra Rita, murió en la guerra antisubversiva (habría sido ejecutada tras haber estado un tiempo detenida), y la otra hija suya, de nombre Susana Estela (también montonera pero que sobrevivió en la contienda), por entonces contrajo matrimonio con Jorge Falcone, Oficial Montonero, mano derecha de Firmenich y hermano de la montonera Claudia Falcone (protagonista del episodio distorsionadamente conocido como La Noche de los Lápices)[2].
Desde hace varios años, Carlotto viene afirmando que su hija Laura, estando detenida en supuesto estado de preñez, dio a luz una criatura que en vez de ser entregada a sus ascendientes cosanguíneos en segundo grado, fue irregularmente trasladada a manos de otra familia. Pero esto no es más que una frágil hipótesis esbozada por la propia Carlotto, ya que no se conoce constancia fehaciente de que su hija muerta en la guerra haya estado embarazada alguna vez.
En efecto, a fines de 1977 Carlotto denunció la desaparición de su hija, sin mencionar ningún estado de embarazo según consta en el Legajo CONADEP, número 2085. Por entonces, con motivo de la profusa amistad que frecuentaba Carlotto con Marta Bignone (hermana del Gral. Reynaldo Bignone y a quien había conocido como compañera de trabajo en el área docencia), aprovechando sus aceitados contactos con las cúpulas castrenses Carlotto se entrevistó en 1977 con el mismísimo Bignone (entonces Secretario Gral. del Ejército) en 1977, y posteriormente le fue entregado el cuerpo de su hija, sin que ninguna autopsia determinara jamás el estado de embarazo.
Tan insustancial resultan los fundamentos de Carlotto (quien tiene el cuerpo de su hija y con una mera autopsia ad hoc quedaría dilucidado el enigma), que en oportuno reportaje publicado en la Revista dominical del diario La Nación, la Periodista le pegunta: ¿Está segura de que su nieto nació? y Carlotto en lugar de contestar en función del categórico rigor científico vagarosamente respondió Un chico que cumplía el servicio militar y que hoy es testigo la custodió hasta la sala de partos. Luego le quitaron al hijo y Laura vivió dos meses más Seguidamente la Periodista le pregunta ¿Cómo dio con su hija desaparecida? (E. Carlotto) Mediante una carta anónima supimos que estaba viva y embarazada. Nueve meses después nos citaron en una comisaría para que reconociéramos el cadáver de Laura.[3]
A esta respuesta tan poco consistente, otro aspecto por demás sugestivo, lo hallamos en el extraño hecho de que la incorporación de Carlotto a las Abuelas de Plaza de Mayo posee una profusa curiosidad, la cual consiste en que ésta, mucho antes de haber recibido esa supuesta noticia anónima informando que su hija habría estado embarazada, ya estaría integrando el grupo Abuelas de Plaza de Mayo. ¿En carácter de qué lo integraba si todavía no era abuela?. Interesa la pregunta porque durante uno de los llamados Juicios por la Verdad, el 17 de Marzo de 2004 en La Plata, la misma Carlotto confesó: Yo ya estaba trabajando incorporada a las Abuelas de Plaza de Mayo, ya fundadora desde Octubre del 77[4] (no quedando claro el momento de su incorporación). Pero más allá de ello, prosigue Carlotto en ese mismo testimonio alegando que recibe la mentada información en Abril del 78 cuando se acercó hasta la fábrica, hasta el negocio de mi esposo, una Señora vecina, de apellido Campos que había compartido con Laura el secuestroLaura le pidió que fuera a ver a su papá para decirle que estaba bien, que estaba esperando un bebé en un embarazo de seis meses, que iba a nacer en Junio del 78[5] (¿no había dicho en reportaje transcrito arriba que la información recibida era anónima?).
Otro dato por demás interesante, es que Carlotto mantuvo contacto con su hija (quien estaba en la clandestinidad pero no detenida) por lo menos hasta el 16 de noviembre de 1977 (jamás su hija en esos contactos le manifestó la noticia de estar con más de dos meses de embarazo). En efecto, relata Carlotto que ella vivía con su compañero y a mí me llamaba por teléfono, cada semana o por lo menos cada 10 días y me enviaba una carta también, fechada el mismo día que me llamaba por teléfono para contarme como estaba la última carta que recibí de Laura fue fechada el 16 de Noviembre del 77 y el último llamado fue ese mismo día también a la Escuela 43, donde yo ejercía la docencia Luego el silencio, no hubo más cartas, no hubo más llamados[6].
A estas declaraciones de Estela Carlotto (tan difusas en cuanto a fechas), se le sumaron los testimonios expuestos ante el Juez Bagnasco (quien desarrolló el caso Carlotto con pruebas insuficientes y rebuscadas), excepto por el relato de dos testigos que habrían también estado detenidos (la Sra. Alcira Ríos y su marido Luis Córdoba), quienes dicen haber visto a Laura Carlotto un mes después del presunto parto (ya que estos llegaron al lugar de prisión un mes después del hipotético episodio) y según ellos, la misma Laura les habría comentado haber tenido un hijo. O sea, no son testigos de embarazo ni parto alguno, sino que solo repiten palabras no verificadas de una persona confirmadamente muerta. Pero para potenciar el desconcierto, sendos testigos dicen en el mismo texto, que cuando conocieron a Laura, ésta les manifestó que había sido detenida aproximadamente en el mes de octubre de 1977. Lo cual no es cierto, pues hasta Estela Carlotto confirma su última comunicación con su hija el 16 de noviembre, y el Juez Bagnasco estima la detención el 26 de noviembre (10 días después de la última comunicación). Por ende, tenemos una diferencia de casi dos meses.
No contenta con esta confesión, seguidamente Carlotto mintió al sostener que estos asesinos nos dejaron la democracia, afirmación falsa dado que la banda que por entonces supo comandar Mario Firmenich, no sólo no creyó jamás en la democracia sino que atentó contra ella llevando adelante el 52% del total de los asesinatos que cometieron justamente en la democracia obrante entre mayo de 1973 a marzo de 1976 (a la sazón gobernada por el mismo partido político que gobierna hoy).
A muchos les llamó la atención esta sórdida declaración de Estela de Carlotto, pero a quienes desde siempre la hemos considerado una farsante, esta manifestación lo único que hizo fue desnudar un poco más la naturaleza ideológica de la dirigente kirchnerista en cuestión.
Carlotto nunca tuvo un discurso claro. Siempre fue impreciso, ambivalente, confuso y contradictorio. Se vendió como defensora de los DDHH a la vez que defendió al terrorismo local e internacional.
Con mayor mesura y habilidad gestual que su colega Hebe de Bonafini, la líder de Abuelas de Plaza de Mayo explotó a todo propósito la muerte de su hija explicando y narrando una suerte de episodios presuntamente padecidos que no sólo nunca fueron aclarados sino que tampoco fueron corroborados.
Lo cierto es que una de las hijas de Carlotto, llamada Laura y de nombre de guerra Rita, murió en la guerra antisubversiva (habría sido ejecutada tras haber estado un tiempo detenida), y la otra hija suya, de nombre Susana Estela (también montonera pero que sobrevivió en la contienda), por entonces contrajo matrimonio con Jorge Falcone, Oficial Montonero, mano derecha de Firmenich y hermano de la montonera Claudia Falcone (protagonista del episodio distorsionadamente conocido como La Noche de los Lápices)[2].
Desde hace varios años, Carlotto viene afirmando que su hija Laura, estando detenida en supuesto estado de preñez, dio a luz una criatura que en vez de ser entregada a sus ascendientes cosanguíneos en segundo grado, fue irregularmente trasladada a manos de otra familia. Pero esto no es más que una frágil hipótesis esbozada por la propia Carlotto, ya que no se conoce constancia fehaciente de que su hija muerta en la guerra haya estado embarazada alguna vez.
En efecto, a fines de 1977 Carlotto denunció la desaparición de su hija, sin mencionar ningún estado de embarazo según consta en el Legajo CONADEP, número 2085. Por entonces, con motivo de la profusa amistad que frecuentaba Carlotto con Marta Bignone (hermana del Gral. Reynaldo Bignone y a quien había conocido como compañera de trabajo en el área docencia), aprovechando sus aceitados contactos con las cúpulas castrenses Carlotto se entrevistó en 1977 con el mismísimo Bignone (entonces Secretario Gral. del Ejército) en 1977, y posteriormente le fue entregado el cuerpo de su hija, sin que ninguna autopsia determinara jamás el estado de embarazo.
Tan insustancial resultan los fundamentos de Carlotto (quien tiene el cuerpo de su hija y con una mera autopsia ad hoc quedaría dilucidado el enigma), que en oportuno reportaje publicado en la Revista dominical del diario La Nación, la Periodista le pegunta: ¿Está segura de que su nieto nació? y Carlotto en lugar de contestar en función del categórico rigor científico vagarosamente respondió Un chico que cumplía el servicio militar y que hoy es testigo la custodió hasta la sala de partos. Luego le quitaron al hijo y Laura vivió dos meses más Seguidamente la Periodista le pregunta ¿Cómo dio con su hija desaparecida? (E. Carlotto) Mediante una carta anónima supimos que estaba viva y embarazada. Nueve meses después nos citaron en una comisaría para que reconociéramos el cadáver de Laura.[3]
A esta respuesta tan poco consistente, otro aspecto por demás sugestivo, lo hallamos en el extraño hecho de que la incorporación de Carlotto a las Abuelas de Plaza de Mayo posee una profusa curiosidad, la cual consiste en que ésta, mucho antes de haber recibido esa supuesta noticia anónima informando que su hija habría estado embarazada, ya estaría integrando el grupo Abuelas de Plaza de Mayo. ¿En carácter de qué lo integraba si todavía no era abuela?. Interesa la pregunta porque durante uno de los llamados Juicios por la Verdad, el 17 de Marzo de 2004 en La Plata, la misma Carlotto confesó: Yo ya estaba trabajando incorporada a las Abuelas de Plaza de Mayo, ya fundadora desde Octubre del 77[4] (no quedando claro el momento de su incorporación). Pero más allá de ello, prosigue Carlotto en ese mismo testimonio alegando que recibe la mentada información en Abril del 78 cuando se acercó hasta la fábrica, hasta el negocio de mi esposo, una Señora vecina, de apellido Campos que había compartido con Laura el secuestroLaura le pidió que fuera a ver a su papá para decirle que estaba bien, que estaba esperando un bebé en un embarazo de seis meses, que iba a nacer en Junio del 78[5] (¿no había dicho en reportaje transcrito arriba que la información recibida era anónima?).
Otro dato por demás interesante, es que Carlotto mantuvo contacto con su hija (quien estaba en la clandestinidad pero no detenida) por lo menos hasta el 16 de noviembre de 1977 (jamás su hija en esos contactos le manifestó la noticia de estar con más de dos meses de embarazo). En efecto, relata Carlotto que ella vivía con su compañero y a mí me llamaba por teléfono, cada semana o por lo menos cada 10 días y me enviaba una carta también, fechada el mismo día que me llamaba por teléfono para contarme como estaba la última carta que recibí de Laura fue fechada el 16 de Noviembre del 77 y el último llamado fue ese mismo día también a la Escuela 43, donde yo ejercía la docencia Luego el silencio, no hubo más cartas, no hubo más llamados[6].
A estas declaraciones de Estela Carlotto (tan difusas en cuanto a fechas), se le sumaron los testimonios expuestos ante el Juez Bagnasco (quien desarrolló el caso Carlotto con pruebas insuficientes y rebuscadas), excepto por el relato de dos testigos que habrían también estado detenidos (la Sra. Alcira Ríos y su marido Luis Córdoba), quienes dicen haber visto a Laura Carlotto un mes después del presunto parto (ya que estos llegaron al lugar de prisión un mes después del hipotético episodio) y según ellos, la misma Laura les habría comentado haber tenido un hijo. O sea, no son testigos de embarazo ni parto alguno, sino que solo repiten palabras no verificadas de una persona confirmadamente muerta. Pero para potenciar el desconcierto, sendos testigos dicen en el mismo texto, que cuando conocieron a Laura, ésta les manifestó que había sido detenida aproximadamente en el mes de octubre de 1977. Lo cual no es cierto, pues hasta Estela Carlotto confirma su última comunicación con su hija el 16 de noviembre, y el Juez Bagnasco estima la detención el 26 de noviembre (10 días después de la última comunicación). Por ende, tenemos una diferencia de casi dos meses.