LA IMAGEN ROBADA
por JORGE MILIA
Editorial diario Castellanos.- Rafaela. Santa Fe
Una imagen vale mil palabras pero es grave que aquellos que
utilizan, aquellos que usan las imágenes, no sepan cuáles son las palabras que
una imagen representa. Ahora, es aún peor que sabiéndolo traten de darle un
falso mensaje. Esto no es de extrañar entre los cultores de la mentira. La
Presidente siempre nos sorprende, siempre inaugura un nuevo escalón al subsuelo
de la decadencia o el ridículo. En este caso lo hace llevando a su candidato de
la mano, de la manera más lamentable. Como una quinceañera que hace colar a un
noviecito a una fiesta, Cristina Fernández hizo colar a Insaurralde a una
reunión protocolar de jefes de Estado. Al hacerlo traicionó la confianza de su
anfitriona, Dilma Rousseff, la de sus pares y la del papa Francisco. Insaurralde
quedó como un imbécil, en el primigenio sentido de la palabra: alguien que
necesita un bastón para apoyarse; Insaurralde se apoya en Cristina y ésta
supone que con tan maravillosa foto vamos a creer que ella tiene el apoyo del
Papa. "Nunca se desanimen, no dejen que la esperanza se apague", las
palabras del papa Francisco dichas a los jóvenes en la Jornadas Mundiales de la
Juventud, puestas sobre la foto, las suponen como dichas para ellos. Con esa
foto empapelaron ayer Buenos Aires. Bueno sería que – en el improbable caso de
recibirlos – Cristina Fernández las hiciera suyas y las dijera a los Qom, a los
familiares de los muertos de Once, o a cualquier víctima de la inseguridad.
Bueno sería, también, que las hubiese tenido en cuenta cuando le negó al
Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J. catorce pedidos de audiencia. Como si lo
anterior fuera poco, luego de la aparición de estos bochornosos afiches,
Insaurralde intentó despegarse: "No los he visto. No forma parte de la
campaña del Frente para la Victoria". A mentir se aprende rápido y más con
buenos maestros… Según parece, él o su hijo se curó de algo y quería ir a
agradecer… ¿A quién? ¿A Francisco? ¿A Dios? ¿Quién lo curó? Posiblemente Dios,
está en todas partes… pero nadie se puede sacar fotos con Él. La foto no sólo
ofende a los católicos, ofende a los argentinos, ofende a la honestidad y a la
inteligencia. Quizá hubiera sido mejor que utilizaran fotoshop porque así
podrían haber incluido a otros más, quizás a Milani y Carlotto tomados de la
mano. Lo bueno de las imágenes es que también hablan por sí solas a quienes
saben mirarlas y develan el carácter de quienes representan. De esa manera,
esta lamentable estafa, sólo produce vergüenza ajena, pero al mismo tiempo nos
alerta de quiénes son los que pretenden capitalizar lo que no les pertenece.