martes, 1 de octubre de 2013

DE LOS MUELLES CRISTIANO AL CRISTIANISMO DE LOS MUELLES


OSKO: DE LOS MUELLES CRISTIANOS AL CRISTIANISMO MUELLE

Escollera_Sur,_Mar_del_Plata 
DE LOS MUELLES CRISTIANOS
AL CRISTIANISMO MUELLE
 LEA TODOS LOS ARTÍCULOS DE OSKO HACIENDO CLICK AQUÍ
Escollera: Construcción hecha con grandes rocas o bloques de cemento que se arrojan al fondo del mar hasta levantar una especie de muro o rompeolas que sirve de protección contra la acción del mar.
Espigón: Muro que se construye en la orilla de un río o en la costa del mar de forma que avance en el agua y pueda proteger esa orilla o cambiar la dirección de la corriente.
Muelle: Obra construida en un puerto de mar o en la orilla de un río navegable para facilitar las tareas de carga y descarga o para atracar los barcos. Cierto tipo de construcción maciza que procura proteger las costas o resguardar embarcaderos amortiguando la acción de las olas.
Muelle: Carácter o forma de ser en que hay pasividad y suavidad excesiva.
Todos sabemos que los espigones o las escolleras son unas estructuras que se construyen en el litoral marítimo. Tienen una razón de ser y una finalidad específica. Otro de sus nombres es Murallones. También se los suele llamar muelles. Este nombre es muy apropiado puesto que esos murallones hacen “muelle”, más blando, el golpe de las olas disminuyendo o disipando su energía cinética y consecuentemente su violencia.
Hay muelles de embarque o amarre de embarcaciones, y los hay también que son diseñados para la “contención”. A estos últimos se los erige para proteger la costa terrestre del avance destructivo de las aguas del mar.
Todos sabemos que el mar es figura del mundo o de las cosas mundanas.
Todos sabemos que la tierra es figura de la Iglesia o de la Religión Verdadera.
Como prácticamente todas las cosas han sido subvertidas en esta época que nos toca vivir, también ha sido desvirtuado el valor y significado de los otrora “muelles cristianos de contención”.
La Iglesia a lo largo de toda su historia construyó muelles de contención para proteger la tierra (la religión y las almas) de la agresión de las olas de ese mar del mundo mundano, enemigo de la salvación de las almas.
Muelles que, además, permitían la llegada, el amarre y posterior desembarco de hombres que navegaban en embarcaciones provenientes de distintas partes del mundo y que la Iglesia acogía maternalmente.
Esos muelles fueron los Concilios Dogmáticos que, en número de VEINTE, condenaron los errores de su tiempo. Fueron convocados oportunamente para frenar el avance de las olas de las herejías.
Las Cartas Apostólicas, Bulas y Encíclicas, eran muelles también. Eran muelles sobre los cuales, además, la Iglesia colocaba faros de luz, que no son otra cosa que la Verdadera Doctrina.
Las Definiciones Dogmáticas servían para que los hombres afincados en la tierra, esto es, en la Verdadera Religión su vieran fortalecidos en su Fe, pudieran además defenderse frente a los errores (las olas); y al mismo tiempo fueron creados para que aquellos hombres que se encontraban en buques o barcos, navegando por los mares del mundo, viendo la Luz de la Verdad que emitían esos faros, pudieran acercarse a la tierra de la Religión Verdadera de un modo adecuado y sin ponerse en riesgo, evitando también el embate de las olas del mar mundano.
En fin. Se acabó. Todo eso se acabó.
Desde el Concilio Vaticano II fueron quitados los Faros de arriba de los muelles. Y los muelles… los muelles pasaron a tener un significado distinto.
Lo que finalmente han conseguido fue hacer “muelle” la vida cristiana; blanda, fofa… ligth, como se suele decir ahora o también descafeinada. Es lo mismo.
Ya no más sacrificadas vidas de oración y mortificaciones. Hay que ser felices, hay que estar siempre alegres. Esto, que puede ser entendido bien y cristianamente en el sentido de que debemos estar alegres porque Cristo nuestra salvación ha consumado y porque nos ha abierto las Puertas del Cielo, antes cerradas, y porque no nos abandona, sino que nos acompaña en nuestro peregrinar por esta tierra que culmina en el Cielo, fue convertido en otra cosa.
Ambiguamente, subrepticiamente, de un modo suave y también “muelle” o blando, para evitar que nos demos cuenta, se hizo o se fue haciendo que finalmente todo sea “muelle”.
La vida muelle.
Hasta donde sabemos, la vida muelle conduce a la perdición eterna.
La neo-iglesia conciliar ha procurado que los muelles fueron re-orientados, como si dijéramos, ponerlos en otro sentido. Justamente, perdieron el oriente. Puesto que el mundo ha invadido la tierra, los muelles ya no tienen sentido. Al menos no tienen el sentido que tenían antes.
En una brutal y satánica inversión, lo que hoy se ha tornado “muelle” es la manera en que los cristianos del orbe son llevados a vivir su cristianismo. Son llevados por los falsos pastores, por supuesto.
Algunos ejemplos ilustrarán perfectamente lo que estamos diciendo:
El sólido muelle de la recta doctrina que cortaba y condenaba las olas de las falsas doctrinas y las herejías, fue convertido en una “muelle nueva pastoral” que no condena a los herejes, sino que comulga con ellos…
El robusto muelle de la recta predicación de las advertencias contra el espíritu del mundo, enemigo de Dios y de nuestra salvación, se ha convertido en una “muelle nueva pastoral”, que “construye con el mundo”, que “también tiene la religión del hombre”, que “se asocia con los poderes de mundo” para construir juntos la llamada “civilización del amor”…
El rudo muelle de la recta moral cristiana, que cortaba y condenada tajante y taxativamente (un ejemplo entre otros muchos, la ola de la sodomía), se ha convertido ahora en una “muelle nueva pastoral” que no condena las aberraciones sino que “comprende” a los aberrados…
El inconmovible muelle de la recta Disciplina Sacramental que procuraba resguardar la sacralidad en los Oficios Divinos y la administración de los Sacramentos, se transformó en una “muelle nueva pastoral” pseudo-sacramental que por estos días alienta las payasescas y probablemente inválidas “misas” Novus Ordo o la irreverente “comunión en la mano”, oscureciendo aun más la ya golpeada fe en la Presencia Real de Cristo en el Altar (ni altares dejaron) y la fe en la Transustanciación, que, por otra parte, no creemos que ocurra en las misas neo-católicas…
Bergoglio es fiel expresión de todo eso. A él le da lo mismo si a un niño lo educa un musulmán, un cristiano a un ateo, siempre y cuando le maten el hambre… aunque le maten el alma.
Da lo mismo si Mons. Ricca protagonizó en el pasado reciente algunos episodios escabrosos en el Uruguay, él igual lo puso en el cargo que quiso, lo defendió públicamente y nadie se atrevió a decir ni una sola palabra más.
Da lo mismo como viven los jóvenes, mientras que estén dispuestos a “hacer lío” y ser “revolucionarios”.
Da lo mismo que “vos seas ateo”, “si sos honesto, si tu conciencia no te acusa, si crees estar haciendo lo que tu conciencia te indica”, “Dios te quiere igual y te vas a salvar”.
Lo mismo (mucho más) enseña don Bergoglio respecto de los musulmanes y los judíos; después de todo ellos adoran al mismo dios (que, por supuesto, no es el verdadero), que también es el falso dios de Bergoglio.
Del verdadero Dios, del Culto a Dios, del respeto por los Derechos de Dios, de la Voluntad de Dios… de eso mejor no se habla. Y si a alguno se le ocurre hacer una mínima mención al respecto, caerá fulminante sobre él la condena: “No sea pelagiano”. “Cristiano triste”. “Cristiano de sacristía”. “Cristiano que mira el piso”. “Solterona espiritual”. etc. etc…, más burlón y peyorativo imposible.
Para Bergoglio es mucho más importante “ir hasta las periferias existenciales”… ¿para hacer qué?, para acompañar, tocar, besar y trabajar en el proceso deconstructivo que edificará un nuevo mundo sin Dios y consecuentemente anti-Dios o anti-Cristo.
El mundo de las periferias de Bergoglio es, ciertamente, tan periférico que se salió por completo del marco de lo sobrenatural y de lo Divino, asentándose firmemente en las arenas del mar de la inmanencia antitrascendentalista del Reino del dios Humanidad.
En ese mundo, y de ese modo, se ha pasado casi sin que nos demos cuenta, de los MUELLES DE CONTENCIÓN del Cristianismo a un Cristianismo “muelle”, sin contención ninguna. Por eso es que se ha llegado a un modo de entender las cosas que cada vez es más blando y amortiguado.
Este proceso que continúa, ya que se encuentra todavía lejos de alcanzar sus objetivos, es la Revolución Anticristiana que gobierna en el mundo y que ha conseguido ridiculizar y neutralizar a la “Constructora de Muelles de Contención” mediante el muy astuto mecanismo de ECLIPSARLA a la vista de los hombres por medio de una falsa Iglesia que profesa un “cristianismo” al que todo le da lo mismo.
Se puede ser ateo, musulmán, judío, budista… lo que usted quiera; hay una sola cosa que usted no puede hacer: preferir y añorar los antiguos muelles, las antiguas costumbres; los antiguos usos; la antigua forma de vivir la Fe y la vida cristiana.
Eso no se puede. Eso es considerado hoy como parte de la nueva herejía, dizque pelagiana, condenada por el magisterio bergogliano.
"Las aguas que viste, sobre las cuales tiene su sede la ramera, son pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas" Ap. 17 - 15
“Las aguas que viste, sobre las cuales tiene su sede la ramera, son pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas” Ap. 17 – 15