Revolución Gramsciana: nuevo concepto de familia
El teórico comunista italiano Antonio Gramsci (1891-1937) desarrolló el concepto de que la toma del poder debe ser precedida por un cambio de la mentalidad de las personas.
Con esta nueva visión, los intelectuales se convirtieron en
combatientes; la enseñanza se convierte en el arma más importante, y la escuela se torna el campo de batalla.
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Para Gramsci, las masas deben deshacerse de los “prejuicios y tabúes”, que son parte de la visión del mundo de la clase dominante.
No hace falta ser un gran intelectual o un sociólogo para llegar a la
conclusión de que, a partir de un análisis de la situación actual, la educación se va tornando cada vez más gramsciana.
Ejemplos de ello son los folletos de educación sexual difundidos en
varios países, así como la cuestión del género, según la cual los niños
de ambos sexos deben tener entre sí un trato igualitario e indefinido
sexualmente, libre de todo paradigma, y que puedan elegir libremente
su propia sexualidad y la manera de vivirla.
Es interesante analizar en este contexto, la crítica que hizo la
Ministro de los derechos de las mujeres y portavoz del gobierno
francés, Vallaud-Najat Belkacem, de origen marroquí, sobre los libros de
texto: “Hoy en día, estos manuales ignoran obstinadamente la
orientación LGBT (lesbianas, gay, bisexual y trans) de personajes
históricos o autores, aun cuando esta orientación explica gran parte de
su obra, como en el caso de Rimbaud [...] sería de gran ayuda para las
familias homoparentales que sean incorporadas a las campañas de
comunicación del Gobierno con el fin volver banal este hecho, tornándolo
más popular”.
La Ministro sabe bien que defender esto en su país de origen o en
otros países islámicos es simplemente impensable. Y que éste es uno de
los puntos por los que los musulmanes se burlan de Occidente y amenazan
conquistarlo, ya que aquí todas las aberraciones no sólo son permitidas,
sino que se castiga a aquellos que se atreven a actuar en la dirección
opuesta…
La Ministro prometió apelar a la Misión Interministerial de
Vigilancia y Lucha contra las Sectas (Miviludes) “para poner fin a estos
verdaderos abusos que son las ‘terapias de transición’”. Estas terapias
son para ayudar a las personas con tendencia homosexual para que no
caigan en el abismo moral.
Por último, añade: “Francia sostendrá el discurso político por la
despenalización universal de la homosexualidad y pondremos nuestro
aparato diplomático en movimiento para exigir una resolución de la ONU
en ese sentido. Voy a trabajar en el ámbito europeo para la Unión
Europea adopte medidas y directrices contra la homofobia”.
Este discurso de la Ministro refleja el pensamiento de los supuestos defensores de la democracia y de la libertad,
para los cuales una persona no tiene derecho a tratar de revertir su
tendencia desordenada; pero el Estado, sí, tiene el deber de utilizar su
maquina para cambiar la forma de pensar de los ciudadanos, forzándolos a
aceptar el nuevo tipo de “familia” que se quiere implantar. Son
palabras dignas de los revolucionarios que para derrocar el trono y el
altar, gritaban: “igualdad, libertad, fraternidad o muerte”,
pero adaptadas al siglo XXI, donde el objetivo es erradicar la
institución de la familia a través de un incentivo constante de las
relaciones estériles y antinaturales.
Todo esto hace parte de la teoría gramsciana, que
propone modificar las concepciones y mentalidades tradicionales mediante
la enseñanza, creando nuevas generaciones completamente vulnerables a
los errores revolucionarios y prontas para realizar el viejo sueño de
los enemigos de Dios, es decir, la destrucción de la humanidad misma.
Héctor Buchaul