martes, 1 de septiembre de 2015

CARTA ABIERTA A LA SENADORA BEATRIZ ROJKES DE ALPEROVICH TUCUMAN - ARGENTINA OPINIÓN


CARTA  ABIERTA A LA SENADORA

BEATRIZ ROJKES DE ALPEROVICH

TUCUMAN - ARGENTINA

OPINIÓN
https://40.media.tumblr.com/67f77ca92fe99e685275e61a18cc96fc/tumblr_npu5goBw4i1sg2hkeo1_500.jpg



Si un individuo dijera que se siente muy conforme de pertenecer al pueblo  que se vincula; que no le molesta el color de su piel, que está muy satisfecho de sus antepasados y de descender de ellos, que pertenece a una raza por decisión de Dios, no por elección propia, pero que se siente feliz de esa decisión, ese tal individuo, si es negro, indio, judío, chino o esquimal, será bien visto y se valorará su actitud. Todos tienen derecho a valorar lo que les viene de sus raíces, de su pueblo, de su raza. No está claro el origen de la palabra “raza”. Se pensó que vendría del latín  “radix, radicis” con el sentido de raíz. O del antiguo alto Alemán “reiza” que significa  serie, línea, linaje. 

O del Latín “ratio” que sería calculo, cuenta, y pasando por el sentido de índole, modalidad, vino a significar naturaleza y calidad de la gente. Cualquiera fuera su origen, la palabra “Raza” trae idea de todo eso, de raíces, de linajes, de naturaleza y calidades. Un pueblo, para proponerse una empresa, debe estimar su naturaleza, sus calidades, su forma de ser. Debe tener  satisfacción de su raza, no sentirse disminuido ni aspirar a ser otro distinto del que es. Por eso es lógico que el Estado  debe estimular a exaltar nuestras raíces. El presidente Don Hipólito Irigoyen lo hizo por medio de un decreto que firmo el 4 de octubre de 1917, estableciendo que el que el descubrimiento de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos. Que se debió al genio hispano, descubridora y conquistadora, que volcó sobre el continente enigmático y magnifico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos afirmar y mantener con júbilo y reconocimiento. Señora es un honor ser Indio, Negro o blanco. Somos imagen y semejanza de Dios nuestro Señor. No se olvide. Tucumán es Mariano.

JORGE B. LOBO ARAGÓN