martes, 15 de septiembre de 2015

LA POLITÍCA NACIONALISTA Y NOSOTROS LOS CATÓLICOS


LA POLITÍCA NACIONALISTA Y NOSOTROS LOS CATÓLICOS





LA POLITÍCA NACIONALISTA Y NOSOTROS LOS CATÓLICOS.
Un buen católico puede ser definido como un hombre piadoso, que cumple los mandamientos, que es fiel a la doctrina de siempre, que lleva vida sacramental. Si todo esto lo hace con particular energía, podemos hablar de un católico fervoroso.


Algunos amigos dan por hecho que ese católico "fervoroso" para completar su "currícula espiritual" debe ser nacionalista. Y la verdad es que no siempre sucede esto. Y más aún, ¿tiene que ser necesariamente así? En mi caso he conocido excelentes católicos que no adherían al nacionalismo. Con mucho, eran simples patriotas, pero no más. Un nacionalista les podía generar desconfianza. Esos católicos, quizás con una alta vida espiritual, no tenían por qué ser nacionalistas. No sentían, no vibraban, no se apasionaban, no tenían inquietudes de índole política. ¿Está mal? Creo que no. El nacionalismo no es un acople de la religión, es una opción libre.

Por otra parte conozco nacionalistas que no se distinguen por ser piadosos. Son católicos de bautismo, o católicos "culturales", jamás hostiles al factor religioso; en el peor de los casos indiferentes (pero no traidores). Tienen códigos morales de orden natural: gente de palabra, que no roba, que no disfraza lo bueno diciendo que es malo.

Y finalmente, conocemos una suerte de síntesis, la de aquellos nacionalistas decididos, tan fervorosos como fe religiosa llevan en su alma. Algunos hablan de política y lo hacen para un público formado, que entiende de principios. Esto es muy válido. Pero también es necesario, más que nunca, el nacionalista que atraiga, que convenza, que produzca verdaderas conversiones políticas (después vendrán las religiosas). Que sin callarse ni ocultar nada, sepa que su mensaje tiene que ser oído para dar frutos. ¿Para qué hará política entonces? ¿para que lo escuchen los "formados"? ¿para que lo sigan los cuatro o cinco amigos? Nos hemos repetido tantas veces que el "número" es lo de menos que terminamos creyendo que cuantos menos seamos es mejor (!!!) No!, queremos ser muchos y buenos. Cuanto más... mejor!

Entre quienes nos precedieron en la lucha había cosas muy claras. Podríamos citar a varios, como Enrique Osés o Roberto de Laferrere. Pero vamos a alguien más conocido, más "famoso". Leonardo Castellani decía en 1969 hablando sobre estos temas que aquello de "la política primero" no significa que la política esté por encima de todo, "religión incluso, sino que en ciertos adjuntos llega a ser lo primero, no en la dignidad como si dijéramos, sino en el tiempo. Y así en la Argentina, si no se resuelve primero el problema político, no se puede resolver ninguno de los otros, aunque sean en sí superiores y principaliores; o sea, económicos, financieros, religiosos, artísticos, científicos; ni siquiera el sempiterno problema de la educación".

Bajar los principios en bloque a un auditorio como el que nuestra sociedad representa (hablándole quizás a lo "mejorcito" de nuestra sociedad) es como hablar en chino mandarín en el medio de Bagdad.

La política bien entendida nos llevará al camino de la victoria (no sabemos de derrotas!). Y después podrá hablarse en chino mandarín ante cualquier auditorio. Pero primero arar la tierra, pasar con los bueyes o el moderno tractor, pero arando, removiendo, ablandando la superficie. Luego, recién luego, irá la semilla. Eso es la política. El resto es tirar la semilla sobre una carpeta de concreto que no tiene la más mínima capacidad de ser regada.

Hernán Capizzano

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