LUTERO Y EL TERREMOTO – Flavio Infante
Aun
sin dejar de ser por ello católicos, hay que ser muy snobs para echar un velo
de distante escepticismo sobre la posible y misteriosa vinculación entre el
notorio acto de apostasía ínsito en la presencia de Francisco en Lund para
festejar a Lutero y el terremoto que, anticipándose en veinticuatro horas al
viaje papal, demolió la basílica de Nursia y abrió grietas en algunos
históricos templos romanos. Enrostrándoles razones a los descreídos, Maurizio
Blondet señala que «hasta ayer, quien hubiese osado pronunciar una idea
semejante habría sido linchado por los media, por los obispos y cardenales, por
"Francisco"; esta hipótesis, que detrás de un terremoto u otra
calamidad colectiva pudiese haber un significado, un mensaje de Dios a causa de
algunos de nuestros comportamientos colectivos, se hallaba confinada en el
rango de las supersticiones más oscurantistas e ignorantes; era simplemente
algo que el hombre moderno y el cristiano iluminado (por el Concilio) no podía
ni siquiera permitirse pensar.
Ahora se puede. Debemos agradecer a la alta
personalidad que -digámoslo así- destrabó el espinoso nexo de causa y efecto,
quitándolo del basurero de las supersticiones dignas de vergüenza para elevarlo
a la luz de lo políticamente correcto: el señor Ayub Kara.
Tal es el eximio viceministro israelí para la
Cooperación Regional [...] Como quizás sepáis (o quizás no), él mismo, en
visita por Italia, quiso comunicar a las agencias lo que sigue: "estoy
seguro de que el terremoto sobrevino a causa del voto italiano a la UNESCO".
Era hora de que alguno lo dijese: el 18 de octubre, la
UNESCO adoptó oficialmente una resolución sobre Jerusalén-Este (querida por los
países árabes para la protección del patrimonio cultural palestino), en la cual
los lugares santos de la Ciudad Vieja están indicados sólo con su nombre árabe,
cosa que indignó a los israelitas. 26 naciones se abstuvieron de votar, entre
las cuales Italia. Abstención, se observe, que no voto a favor de la posición
palestina; pero basta con esto para suscitar la venganza cósmico-geológica de
YHVH [...]
Ningún periódico, ningún canal de televisión, ninguna
autoridad civil o religiosa osó sumergir al judío bajo acusaciones de
supersticioso oscurantismo. Es más, el viceministro Kara recibió el consenso de
la máxima autoridad religiosa en funciones. Quizás no haya sido aclarado, pero
Kara estaba visitando a El Papa [así en el original] cuando divulgó esta su
certeza íntima de que nosotros sufrimos los terremotos porque no votamos como
ordena Ysrael: lo lindo es que Francisco le dio la razón. De hecho, le dijo a
Kara con claridad: "Dios
ha prometido la tierra a la gente de Israel". Él lo sabe
con certeza, porque Dios no es católico. Y después de haber agradecido a Kara
"por sus esfuerzos en favor de la Iglesia y los cristianos de Israel"
(esfuerzos acerca de los cuales estaríamos contentos de conocer algo más),
Bergoglio le dijo que él "desaprobaba fuertemente" la resolución de
la UNESCO. Más aún: Kara fue más allá en su narrativa: "mientras escuchaba
el discurso de El Papa, sintió que El Pontífice estaba enviando un mensaje
directo a la UNESCO". En resumen: según él,"Francisco" increpó a
la UNESCO por provocar la venganza sísmica con sus pronunciamientos
anti-sionistas».
Mientras
redactamos estas líneas seguían sucediéndose movimientos telúricos de
importancia en el Apenino central, y al paso que Francisco firmaba la
declaración conjunta católico-luterana en la que resalta la apelación al
"recibir juntos la Eucaristía en una Mesa" (soslayando, por supuesto,
todas aquellas cosas que nos dividen, como la teología sacrificial de la Santa
Misa y la fe en la transubstanciación), los sismólogos siguen alertando sobre
venideros estragos en la espina dorsal de Italia. Más de uno hizo notar, con
justificado enojo, que cualquier jefe de Estado suspende sus compromisos
internacionales cuando una devastación natural golpea a su Nación, y a
Francisco se le reclamó concretamente que, si no es para aventar la sospecha de
una conexión entre su ominoso periplo sueco y las fallas tectónicas de la
península itálica, al menos deponga por piedad su programado mitín con tal o
cual lésbica obispesa luterana para apersonarse ante las ruinas de la basílica
que honraba al patrono del monacato occidental, hoy representativas de la
Iglesia y su tragedia.
La
grieta de la nave central de San Pablo Extramuros refleja a suficiencia la
hendidura abierta por el hereje sajón en el cuerpo de la Cristiandad, separando
de la Iglesia a un número considerable de almas y naciones y desatando, con su
incuestionable "genio (contra)religioso", todas las pestes morales y
espirituales que arreciaron progresivamente en los cinco siglos que le
siguieron. Con razón anotaba el padre Casimiro Galiberti en su obra Lutero convicto (1744), reprochándole al
grasiento prevaricador una de sus numerosas y groseras herejías, que «habiendo
sido solamente dadas a Pedro las llaves de abrir y cerrar en la potestad de la
confesión, tibi dabo claves Regni Caelorum, como muerto san Pedro [Lutero
pretende que] no es ya más viva en nosotros la facultad de perdonar. Con esta
herida de heretical perfidia, se persuade el presuntuoso Lutero de hacer un
gran terremoto contra el edificio de la Iglesia romana». Terremoto que se
prolonga hasta nuestros días con un remozado concepto de «misericordia» tan afín
al extrinsecismo luterano de la gracia, como para hacer del don de Dios una
mera capa de nuestras inmundicias.
Sí,
ya podemos darlo por confirmado: hay una estrecha relación entre la traición
judaizante y ecumenista de Bergoglio y los desastres naturales en espantoso
vigor.
Eduard
Schoen, Lutero como gaita del demonio, grabado, ca. 1535
Visto
en: In Expectatione
Nacionalismo Católico San Juan Bautista