DESPLOME DE LA RELIGIÓN DEL NOVUS ORDO: AMARGOS FRUTOS DEL VATICANO II

   por Mons. Donald Sanborn
Recientemente, un sacerdote del Novus Ordo de Maryland tuiteó lo siguiente:
En pocas palabras, cada diócesis está llena de parroquias cuyos fieles ahora son mucho menos numerosos, y en gran parte de mayor edad, en edificios antiguos y con menos dinero, y en pocos años tocaremos la curva desdencente de la campana tanto en personas como en dinero. Ahora, apenas estamos comenzando a hablar de eso.
Nuestras escuelas se están cerrando, y las que permanecen abiertas se están convirtiendo en escuelas “privadas” sólo para los que pueden pagarlas, mientras luchamos por hacer entender qué significa “identidad católica” a un cuerpo de estudiantes, que en su mayoría no asiste a la misa dominical.
El conocimiento promedio de la fe en la mayoría de las comunidades católicas se encuentra en un punto bajo, aunque probablemente empeorará. Mientras tanto, la práctica del Sacramento de la Reconciliación prácticamente ha desaparecido, al igual que otras tradiciones que habían marcado culturalmente a los católicos en el pasado.
El nombre del sacerdote es Matthew Fish, y es el administrador pastoral de la iglesia Católica Holy Family en Hillcrest Heights, Maryland. Él apunta como causa de todo esto al “colapso de la cultura católica”.
Ante este  horroroso y exacto análisis del P. Fish, me horroriza el 
hecho de no ver la causa de esta descomposición en el Vaticano II. Toda 
la cultura católica, de la que lamenta el colapso, estaba viva antes del
 Concilio Vaticano II, por ejemplo, las escuelas católicas eran 
accesibles a todos (debido a los numerosos hermanos y hermanas que 
 enseñaban  en ellas), había hospitales católicos, orfanatos católicos, 
Organizaciones católicas juveniles, asociaciones de abogados y médicos 
católicos, Sociedades del Santo Nombre, Cofradías, Sociedades del 
Rosario y muchas otras organizaciones similares. Había largas filas para
 confesarse todos los sábados con muchos sacerdotes que se prestaban a 
ello. Los Seminarios y Noviciados estaban a rebosar de vocaciones. Había
 procesiones públicas con el Santísimo Sacramento. Existía la Legión de 
la Decencia. En otras palabras, existía todo un mundo católico que 
preservaba la moral y la cultura católica en todos los aspectos de la 
vida. Soy testigo de esto, ya que lo viví de niño. Después, el Vaticano 
II lo arruinó todo. ¿Por qué ninguno de los clérigos de Novus Ordo dice 
esto? ¿Cuándo dirán que el Concilio fue obra de los enemigos de la 
Iglesia, los modernistas, llamados por San Pío X los peores enemigos de 
la Iglesia Católica? Nunca en su historia la Iglesia ha visto una 
destrucción tan devastadora de la Fe en su gente y en sus instituciones.
Antes del Concilio, la Iglesia Católica tenía mucho cuidado de 
proteger a los fieles de las influencias del mundo no católico en el que
 vivían. La razón de todas las instituciones y organizaciones que 
mencioné anteriormente era, precisamente, construir  un mundo católico 
para los católicos que vivían en una cultura no católica, incluso 
anticatólica. La idea misma de proteger a los católicos de una 
influencia maligna, fue destruida por el Concilio Vaticano II, por medio
 de  la idea modernista de adaptación al mundo moderno.
Incluso recuerdo asistir a una clase de religión en 1966, en la que 
el maestro, un hermano religioso, hablaba positivamente sobre el cambio 
en el pensamiento de proteger a los católicos de las influencias del 
mundo moderno. Se refería a todas las organizaciones que mencioné 
diciendo que la tendencia ahora era su desmantelación, dejando que los 
católicos se mezclasen  con los no católicos. El hecho de que pueda 
recordarlo, ahora 53 años después, muestra que la idea me molestó mucho.
El Vaticano II es, por supuesto, la causa de la descomposición y el 
colapso de que habla el “sacerdote” del Novus Ordo. Vemos que  la 
disminución gradual en los últimos sesenta años de la fe, la moral y la 
cultura católicas, que se aceleran a medida que pasa el tiempo,  es 
absolutamente coincidente con el Vaticano II y sus reformas posteriores.
 Pero alguien puede decir: “No se puede acusar al Vaticano II sólo 
porque estos problemas  coincidan en el tiempo con él”. Es cierto, pero 
sin embargo el fenómeno atrae nuestra atención. Así que deberíamos 
indagar en las causas intrínsecas. El principio básico del 
modernismo es que la Iglesia Católica debe adaptarse al mundo moderno. 
Esta idea es lo que ha dominado el Vaticano II y sus reformas. 
Pero el mundo moderno promueve  ideas y prácticas perversas, ateas, 
relativistas, agnósticas e inmorales, Ia adaptación  de Ia Iglesia a 
todas las cuales ha sido preconizada por el Vaticano II. Pero conformar 
la Iglesia Católica a estas cosas es matarla. Esto es precisamente lo 
que está pasando ante nuestros ojos.
La religión Novus Ordo todavía sigue funcionando aprovechándose de 
 la inmensa fuerza del catolicismo anterior al Vaticano II. Al igual que
 un huracán que se cierne sobre la tierra,  el Vaticano II continúa su 
giro incluso después de haber perdido la fuente de su poder; la iglesia 
del Novus Ordo sigue funcionando como institución porque aún se está 
aprovechando del poder anterior al Vaticano II. Pero al igual que un 
huracán se desvanece poco a poco,  también se desvanecerá en la nada 
esta nueva y falsa religión del Vaticano II. Los jóvenes, en su mayor 
parte, simplemente no tienen interés alguno en ella.
De In Veritate

