miércoles, 20 de marzo de 2019

LOS POLITICOS LIBERALES,

martes, 19 de marzo de 2019




DESDE MEDIADOS DEL SIGLO XIX, ININTERRUMPIDAMENTE, LOS POLÍTICOS LIBERALES SE INSPIRARON EN EL SERVILISMO MENTAL QUE ADOPTARON LOS DESQUICIADOS “PRÓCERES” UNITARIOS, PARA INSTAURAR LA “COLONIZACIÓN PSICOLÓGICA INGLESA”; TRANSFORMANDO NUESTRA NACIÓN SOBERANA EN UNA FACTORÍA ANGLO-YANQUI.



AHORA BIEN, EL MÉTODO PARA SOMETERNOS PSICOLÓGICAMENTE VARÍA SEGÚN LAS CIRCUNSTANCIAS HISTÓRICAS, PERO EL FIN PROPUESTO QUEDA INCÓLUME. HOY DÍA, COMO NO PUEDEN ANULAR TOTALMENTE EL AMOR A LA PATRIA, SÓLO PERMITEN QUE SE EXPANDA EN LAS CANCHAS DE FUTBOL, MIENTRAS EL PAÍS AGONIZA POLÍTICAMENTE. YA NI SIQUIERA SOMOS EL “GRANERO DEL MUNDO”; SOMOS UNA FACTORÍA CON DIRIGENTES CORROMPIDOS, Y UN PUEBLO QUE SE DIVIERTE JUGANDO AL FUTBOL Y BAILANDO TANGO. 




CADA DÍA MÁS DESPROTEGIDO, NUESTRO PAÍS ESTÁ ACTUALMENTE SOMETIDO POR LA INAUDITA INTROMISIÓN EN ASUNTOS ESTRICTAMENTE NACIONALES DE ORGANIZACIONES DE “DERECHOS HUMANOS”, FMI, SECTAS AMPARADAS POR USA, SIONISMO, ETC. ESTAS SE ADJUDICAN, GRACIAS A LOS DÓLARES QUE REPARTEN PRÓDIGAMENTE ENTRE LOS MIEMBROS CONSPICUOS DEL RÉGIMEN, FALSOS DERECHOS SOBRE NUESTRO PAÍS. 



SIMULTANEAMENTE, DETRÁS DE ESTA MANIOBRA, LA HIPOCRESÍA “PROGRESISTA” Y MARXISTA PROTESTA CONTRA EL IMPERIALISMO JUDEO-CALVINISTA, PARA ENTREGARNOS A LA SERVIDUMBRE JUDEO-MARXISTA. 



TRANSCRIBO A CONTINUACIÓN, DEL ARTÍCULO: “DEL SERVICIO SECRETO INGLÉS AL JUDÍO DICKMANN”, ESCRITO POR:



Ramón Doll



EL CAPÍTULO:

“LA COLONIZACIÓN PSICOLÓGICA INGLESA”



Una muy eficaz es la campaña de los vencedores de Caseros, que continúa hasta ahora, tendiente a demostrar que nuestro derecho público, constitución, leyes, organización, etc., son superiores al pueblo argentino. No hay día que la gran prensa no diga y repita hasta la saciedad que las leyes son excelentes pero los argentinos no estamos preparados, somos muy rudos, muy atrasados para comprender las exquisiteces de una ley Sáenz Peña o de un régimen representativo que cuesta millones de pesos mensuales a la nación.

Véase porqué esta patraña innoble no resiste el menor análisis y que de primera intención se advierte en ella un propósito divisionista de modo que esté siempre escindida la sociedad argentina. La idea de que nuestro pueblo es inferior a las instituciones que nos rigen es un idea desarrollada en la prensa argentina inmediatamente después de Caseros hasta la fecha y mantiene al país en estado de guerra civil permanente entre las minorías dirigentes y las clases populares dirigidas, pues si estas son indignas de acceder al gobierno, aquellas tienen derecho a ejercer una tutela política mediante el fraude, tutela que inmediatamente de discernida se empieza atacar, porque entonces  se recuerdan las leyes según las cuales el pueblo debe gobernar. Si gobiernan los jefes populares, malo porque las masas argentinas no saben gobernar; si gobiernan las minorías tutoras, malo también porque es el pueblo el que debe gobernar.



En ese rompecabezas estamos desde1810 y nos mantienen en ese estado de provisorato crónico, para que no nos podamos dar un Estado autóctono y original que calce en la nación como el guante en la mano. Y si digo que Inglaterra es la que estimula el divisionismo entre clases populares y clases regentes, no es una humorada o una explicación traída por los cabellos, pues eso lo ha hecho aquí y en todos los países hispanoamericanos, y en España misma, importando su liberalismo y su sistema de partidos turnantes que polarizan a la sociedad en bandos irreconciliables.




Otra idea inculca el Imperio Británico a sus colonias, por lo tanto a la Argentina, y es la de que, para nosotros, pagar las deudas externas que hemos contraído con sus banqueros judíos es una cuestión de honor nacional. Nosotros esquilmaremos al contribuyente, paralizaremos toda iniciativa industrial con gabelas prohibitivas y ahorraremos sobre el hambre y la sed del pueblo, pero ¡Qué no se deje de pagar un solo cupón a los usureros de Londres! Desde chicos nos enseñaron un servilismo abyecto a los prestamistas Baring Brothers que cobraron su célebre empréstito de 1823 diez veces en intereses compuestos. Ahora se está comprobando que la mayoría, parte o todo el dinero que nos han prestado, provino de nosotros mismos, era nuestro, y los Baring Brothers se limitaron a cobrar su punto o punto y medio de comisión como intermediarios de una operación que consistía en sacarle al prestatario dinero de su bolsillo izquierdo y ponérselo en su bolsillo derecho.



Otra forma de la colonización intelectual británica ha sido declararnos campeones del pacifismo internacional. Por ahí, de vez en cuando, halagan la vanidad de dos o tres profesores pedantones de derecho internacional público y le hacen traducir los libros al inglés. Otras veces nos nombran árbitros de ignoradas pesquerías en Terranova o en casos más apremiante lo colocan a un monigote internacionalista en la presidencia de la Sociedad de las Naciones para que defienda la independencia de Abisinia contra un país con el cual nos ligan vínculos indestructibles de sangre. Por supuesto que somos pacifistas y amamos el arbitraje, siempre arreglamos nuestras cuestiones de límites llamando a Inglaterra para que los fije, la cual nos cercena siempre territorios porque, como somos paladines del arbitraje, no podemos protestar, y en cambio, protestarían los otros si les quitaran a ellos los territorios. Esta vocación irresistible de internacionalistas y pacifista que Inglaterra nos ha encontrado a nosotros, esa que Alfredo Palacios llama generosa tradición argentina para arreglar sus pleitos, nos ha inhibido para toda clase de política internacional y, sobre todo, nos ata las manos para que ejerzamos el poderío que nos brindó la naturaleza al concedernos la llave de la cuenca del Plata. Inglaterra fue la que nos hizo perder su señorío total, consiguiendo la independencia del Uruguay; Inglaterra fue la que bregó para que los dos ríos Paraná y Uruguay sean internacionales; Inglaterra siguió internacionalizándonos colocando siempre en el ministerio de Relaciones Exteriores argentino los solemnes guacamayos de vistoso plumaje que están siempre frente a la modesta tarea de pacificar al mundo con teorías y pactos y no saben una palabra de nuestra geografía y de nuestra historia.



He aquí un fragmento nada más de una infiltración psicológica de la que no hablarán jamás nuestros adversarios. +



Escrito en 1939, y reproducido por Dictio, pgs. 191/220.