jueves, 6 de diciembre de 2012

MEMORIAS Y OLVIDOS



Mirando pasar los hechos

TRISTE MEMORIA
  
Desde hace mucho tiempo la población de Gaza soporta un sitio riguroso, que hasta le impide incluso recibir asistencia alimentaria o médica. Asedio tenaz,  acompañado de ataques aéreos sobre la población civil y la destrucción de viviendas o edificios públicos. Siempre envolviendo a todos —mujeres, niños y ancianos— bajo la acusación de “terroristas”… Bernard Henry-Levy —severo crítico contra Hamas— reconocía en aquel entonces sentirse “perturbado por las imágenes de los niños palestinos muertos”.
   Una joven idealista norteamericana, Rachel Corrie, concurrió a Gaza movida por sus ideales humanitarios. El domingo 16 de marzo de 2003 se plantó ante un tanque bulldozer del ejército israelí, que se disponía a derribar la casa de un médico palestino en Rafah. El tanque la aplastó destrozándole el cráneo, las piernas y todos los huesos de la columna. Murió de inmediato. Tenía 23 años
   Cuando una flotilla humanitaria procuraba acercarle auxilios a la población de Gaza, fue abordada por tropas israelíes que produjeron matanzas llevándose una cantidad de presos. La explicación del premier Benjamín Netanyahu fue que “no era un crucero de amor; no era una operación pacífica, era una operación terrorista…” (cfr. “La Nación” del 3 de junio de 2010).
   FELIZ MEMORIA
   Hace unos años, dieciocho pilotos  de combate  israelíes, se negaron noblemente a cumplir la orden de realizar ataques aéreos sobre la población palestina.
   Anteriormente el ciudadano judío Mordechai Vanunu, movido por  su altos principios, informaba sobre la existencia de una fábrica clandestina de armas nucleares en Israel. A raíz de lo cual fue condenado a dieciocho años de prisión —doce en confinamiento aislado— en medio del gran silencio general. Primero fue secuestrado por el Mossad en Londres y luego llevado a Israel pasando por Roma. (Ninguno de los dos países protestaron por la violación de sus fronteras - cfr. “La Nación”, 14 de octubre de 2003).
   MEMORIA SELECTIVA
   “Sé que en algún momento nos van a volver a atacar desde Gaza”.  Títular de un interviú de Elisabetta Piqué (“La Nación”, 24 de noviembre de 2012).
   A NADIE LE IMPORTA…
   Los obispos argentinos acaban de publicar sus reflexiones al acercarse la Navidad,  bajo el rótulo testimonial: “Creemos en Jesucristo, Señor de la historia”. Con una coherente introducción —resaltando los orígenes cristianos de la nacionalidad— que justificaría por sí sola el documento por encima de todo lo demás. Siendo perceptible —y dicho con el mayor respeto— que más adelante las  expresiones van perdiendo precisión o contundencia. Por ejemplo,  al resaltar una honda preocupación por algunos “síntomas” (sic)  de la crisis moral y cultural persistente… Menguando la certeza el término “síntoma”, como mero indicio de un padecimiento oculto.
   También reafirman que la familia fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer es la base de toda la sociedad y nada puede remplazarla. Empero —señalan— un conjunto de iniciativas legislativas “parecen soslayar su importancia o dañar su identidad”. (Corresponde acotar que “parecen” las cosas posibles, sin certeza de su importancia y menos si sólo soslayan…).
   Sobre la Educación Pública (materialista, laica, con escandalosa instrucción sexual) los prelados manifiestan la “necesidad de mejorar el sistema educativo…” (Otra digresión ineludible: se mejora lo bueno).
   En fin, sin agotar el análisis, el Episcopado corona su reflexión registrando que “a casi treinta años de la democracia”, corremos el peligro de una división irreconciliable. Y recuerda sombras históricas, como la oposición entre  unitarios y federales… sin duda acercando un paralelo desproporcionado con la aniquilación de la República. Hoy usurpada por el terrorismo, atribulada por la delincuencia asesina ostensiva de “Batallones Militantes”… Mientras para mayor sarcasmo,  en las mazmorras yacen centenares de prisioneros de guerra, torturados hasta la muerte.
   Es muy llamativa la desilusión de los prelados ante  el fracaso de los “treinta años de democracia”, como sorprendidos por el amargo fruto de la panacea. Pero justamente un personaje inescrutable, vino a reponer el sentido de las cosas, desentrañando la fatalidad de  los escrutinios en su condición de genuino fruto de las urnas. Y para cerrar desde su autoridad todo comentario sobre el documento eclesial, ha decretado con gracejo rockero: “¿Qué documento?… a nadie le importa" (cfr. “La Nación”, 30 de noviembre de 2012).
   Algunos acotan que la insolencia tiene relación con los desplazamientos de la óptica religiosa hacia la visión sociopolítica. Y el típico lenguaje encogido o diluyente de los “políticos”, por momentos asido al patetismo.  Pero ante todo causal de  penosas  confusiones, a menudo ahondadas e ilustradas por infaltables Voceros…
   Casimiro Conasco
Noviembre de 2012