JOSE M. GARCIA ROZADO
El régimen
acorralado por las denuncias de corrupción generalizada y que le toca en forma
personal a la Presidente, inicia un camino peligroso para la república, que no
por conocido y ya transitado no sea muy perjudicial. Este camino es el de la
absoluta anormalidad institucional que conlleva aparejado el de avasallar los
poderes del Estado y desconocer la Ley fundamental de la Patria lo que nos
conduce a un estrecho desfiladero por el que deberemos recorrer los próximos
meses hasta encontrar, con el imprescindible acompañamiento popular, la única salida
que es acotar el presente despropósito propuesto por el cristinismo.
Somos un país peculiar,
producimos hechos en apenas 48 horas que en cualquier otro lugar del mundo
llevarían años, quinquenios y hasta décadas; esa permanente intensidad, este
ritmo vertiginoso y alocado, que no conduce nunca a ningún buen puerto o
destino cierto, a la vez, sube y baja de cartel y del interés nacional
cuestiones de una gravedad y magnitud que, un ninguna otra latitud podrían ser
posibles, es más, en latitudes distintas –hasta en nuestros vecinos más
próximos- atraerían, por cada una de ellas, la atención y la polémica, cuando
no el escándalo más impresionante, de la sociedad por muchísimo tiempo,
llegando a producir desestabilizaciones políticas, económicas y sociales
imposibles de ser sorteadas por gobierno alguno.. Nosotros por el contrario,
durante esta última década en particular nos hemos naturalizado a la
anormalidad más brutal y cruel, esta es la medida exacta de nuestro desvarío
político, económico, institucional y social.
Todo se hace enunciando grandes propósitos que en la realidad camuflan, o
esconden para ser más precisos, el
objetivo único y verdadero de ir por todo y de controlarlo todo; la supuesta “democratización de la justicia” no es
otra cosa que capturar, dominar y cooptar a dicho poder del Estado para
subrogarlo a sus más mezquinos intereses; el “blanqueo de capitales” verdaderamente vergonzoso esconde dos
elementos: el primero hacerse de 4
a 5 mil millones de dólares imprescindibles para llegar
a octubre con capacidad de cooptación clientelar, y segundo “blanquear el dinero sucio producto de la
corrupción generalizada”. Avanzar sobre las acciones de empresas mediante
la intervención de la Bolsa de Comercio es atentar contra el principio de la “propiedad privada”, y si ahora van por
Papel Prensa para “domesticar al
periodismo no cooptado”, después pueden avanzar sobre cualquier otra
propiedad; el negar la modificación constitucional, no es otra cosa que tirar
un globo de ensayo para ver cuanto preocupa a la sociedad dicho tema, y
habilitar a los alcahuetes de turno a ir por ella. ¡Como vemos todo muy
orquestado!
Todo esto en medio de la
etapa más nefasta de la historia nacional en cuanto a las denuncias y las
actividades absolutamente corruptas y desembozadas de un régimen que nunca
pretendió gobernar para el pueblo, sino que por el contrario se encaramó en el
poder para esquilmar cuanta caja tuvo a mano a fin de autoenriquecerse, en
particular la pareja presidencial y como prestanombres y cajeros, y a cambio de
una comisión -¿del 10%?- de seudo empresarios, funcionarios, legisladores y
todo otro aquel que se sumó a la cohorte de obsecuentes, amigos y simples
ladrones que se prestaron para semejante inmoralidad. Es tan cruda y notoria la
realidad que el pus es imposible de tapar, y la pestilencia llega desde los
rincones más recónditos del Estado, incumpliendo los mandatos populares y
riéndose de las sanas intenciones de un pueblo que creyó en ellos. Son tan
inmorales que llegan al paroxismo de creer que el pueblo todo es estúpido,
infantil y crédulo. La impunidad de la que hacen gala es verdaderamente
descomunal, y cuenta con la complicidad de un sector del poder judicial que fue
cooptado y comprado mediante dineros sucios, carpetas de antecedentes non
sanctos o aprietes desembozados y mafiosos.
Los argentinos estamos
tan adormecidos que aceptamos un sistema de apropiación –no es una ironía- de
dinero producto del sacrificio del pueblo trabajador, comerciantes,
profesionales y hasta algunos sanos empresarios, sin que nos conmovamos y
revelemos organizadamente. Nos roban descaradamente en las propias narices y
pareciera que a muchos o no les importa o les gusta que los violen y estafen.
Apenas un sector –pues si fuese una mayoría amplia ya hubiere “tronado el escarmiento en forma
sanguinaria”- se siente conmovido por el descubrimiento, ahora imposible de
ser tapado o desvirtuado mediante falacias y mentiras o “relatos-discursos seudo epopéyicos y vacíos de contenido”, de esta
verdadera gangrena pestilente y que avanza en forma imparable. ¡Esa que ahora
se quiere ocultar corriendo el horario del Futbol para Todos! Una seudo
tragedia, más parecido a un sainete dantesco y feliniano que a una obra
dramática pues es imposible de ser tomado en serio, sólo digno de un repudio
popular tan generalizado cuya marea se los lleve como lo realiza la descarga
del inodoro pestilente luego de la deposición humana.
“El poder desgasta al que
no lo tiene”, decía el actor de El Padrino de Francis Ford Coppola, y ese es
el pensamiento de Cristina y era el de Néstor desde siempre; ella y “su cohorte y guardia imperial de
obsecuentes y alcahuetes aplaudidores” así también lo creen; lo que no
entienden, desconocen o se olvidan es que su aplicación tiene que compadecerse
con la realidad, aunque más no sea que en una ínfima porción, y ahora se
empiezan a notar ciertos signos y síntomas de rechazo y de hartazgo que están
comenzando a marcar un cambio de tendencia y aquello, que hasta hace apenas 19
meses era impensable, comienza a palparse como una nueva y peligrosa –para
ellos- realidad. El pueblo, o una parte de éste reconoce que la “realidad del discurso-relato”, no se
condice con la que ellos viven cotidianamente en el trabajo –porque temen
perderlo-, en el supermercado –porque todo aumenta y se vuelve casi
inalcanzable para el bolsillo-, en la calle –donde la inseguridad ya los
alcanza en forma violenta y personalmente-, en los servicios –cada vez más
deficitarios, cuando no directamente ausentes (cortes de suministro de luz
domiciliaria o de gas en el caso de las empresas)-, en la falta de educación
–por los paros docentes, especialmente en la provincia de Buenos Aires-, o en
la salud –donde las carencias en hospitales públicos o en las prestaciones de
las Obras Sociales sindicales por falta de inversión y/o porque se apropiaron
de los dineros de aquellas- donde esta es cada vez más deficitaria.
¡Todo comienza a hacer
agua, porque el barco se escora muy peligrosamente! Cuando la anormalidad se
naturaliza, y eso es lo que está ocurriendo en Argentina (donde cada vez más
nos parecemos a la Venezuela chavista, y como nunca antes a la del mediocre e
infantil, si no fuera por lo perverso, Maduro), lo excepcional se hace
cotidiano, y así se degrada el sistema democrático y republicano, y cada vez
más nos convertimos en una republiqueta bananera –y encima sin bananas que nos
permitan comer o comercializarlas-, donde lo único serio es que se divide al
pueblo y se terminan afectando hasta las relaciones personales. ¡Nuevos gestos,
viejas obsesiones! Vienen no ya por un poder del Estado, vienen por la Constitución Nacional
misma, algo que ni siquiera el régimen sedicioso y golpista del 55 y del 76 del
siglo pasado fueron capaces de llevar a cabo, lo están realizando esta banda de
facinerosos absolutamente corruptos e inmorales. Y encima Cristina se jacta de
poder corrernos o controlarnos mediante los mercenarios juveniles y no tanto de
La Cámpora, el Movimiento Evita, Unidos y Organizados, Kolina, la Tupac Amaru, etc. y
las demás seudo organizaciones sociales, verdaderos antros del robo y el
narcolavado más descarado y verdaderamente peligrosos para la integridad
nacional.
Ya ni siquiera aquello
que la caracterizaba a ella –CFK-, o sea su filoso y casi siempre, preciso uso
de la palabra, cada vez más chabacanizado y de matrona de bajo fondo y arrabal,
la logra separar de la mentira descubierta popularmente, por eso es hora de
prestar atención a su modo tan articulado de construir argumentos falaces, expresar deseos ocultos, fijar objetivos
generalmente tapados por palabras y gestos que significan todo lo contrario, y
definir enemigos, que en realidad no lo son sino simples adversarios, o
denunciantes y descubridores de sus manejos espurios o de sus trapisondas
absolutamente corruptas y de apropiación indebida de valores materiales o
espirituales, imprescindibles para seguir sosteniendo un sistema verdaderamente
democrático y republicano, cuando ella ya lo está terminando de transformar en
una simple y definitiva tiranía y una muy burda dictadura desembozada. Así, la
primera y más clara conclusión a la que se llega después de observar sus
movimientos de estos 19 meses transcurridos desde aquel nefasto 24-O, y luego
de soportar sus soporíferas intervenciones en la “cadena nacional de la alegría y el todo bien” es que, aún de modo
elusivo, jugando con la idea más que estampando una definición irrevocable,
Cristina Fernández estableció con claridad meridiana cuál es la clave del
escenario político que ella impone para este crucial año 2013: “la reforma de la Constitución Nacional”,
que no es otra cosa que hacer lo que ellos hicieran anteriormente en Santa
Cruz. Que fue, antes y allá, y lo pretende ahora y acá y que no es otra cosa “que subsumir la Constitución Nacional
Argentina a sus designios y pareceres, y a través de esto
quedarse con la Nación y la Patria”.
¡En nosotros está que esto
no suceda! ¡¡¡Para eso sólo existe un remedio, la lucha frontal y decidida!!!
Quienes no lo entiendan, serán tibios que vomitará Dios, pero además serán “infames y cobardes traidores al pueblo, la
Nación y la Patria, y está así se los demandará”.
Buenos Aires, 23 de Mayo
de 2013.
Arq.
José M. García Rozado
MPJIRucci
– LIGA FEDERAL –
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