Uno de los grandes genocidios de la historia
y poco conocido, fue el perpetrado por el judío Iosif David Vissarionovich
Dzhugashvili, más conocido como José Stalin. Esta atrocidad perpetrada por el
estado comunista en contra de la población ucraniana se conoce como Holodomor,
que en esa lengua significa “Gran Hambre”.
La propaganda sionista se encargó de tapar
este como otros hechos históricos provocados por sus agentes, y para esto
usaron el subterfugio o engaño de victimizarse mintiendo y exagerando el que
los tuvo por supuestas víctimas, para minimizar u ocultar los otros que los tuvo como victimarios.
Después de establecerse el gobierno
bolchevique en Rusia en 1917, Ucrania declaró su independencia de este país en
enero de 1918, siendo reconocida esta por muchos países del mundo inclusive por
el gobierno de Lenin pero después este judío traidor, recuperó gran parte del
territorio ucraniano, siendo ocupada en el occidente por Checoeslovaquia,
Polonia y Rumania. En sus prácticas habituales de sometimiento, el Ejército
Rojo hizo padecer al pueblo ucraniano grandes humillaciones, entre las que
nunca faltan las violaciones masivas de mujeres, que también padecieron las
mujeres alemanas en la segunda guerra mundial. El accionar de estas bestias
comunistas generó gran resentimiento e incentivó el sentimiento nacionalista de
la gente.
La revolución bolchevique planeada y
financiada por la judería internacional, tenía como enemigos naturales de sus
planes de sometimiento absoluto a los nacionalismos de cualquier tipo, ya que
los planes de dominación judeo-masónicos, siempre tienen como uno de sus
objetivos principales la abolición de los estados-naciones.
Un dato al margen para graficar la sumisión
comunista rusa a la plutocracia capitalista judía, es que los Rockefeller
tenían explotaciones petroleras en ese país desde 1920.
Con la llegada al poder del carnicero judío
Stalin, este consideró que los granjeros con más de 10 hectáreas eran
contrarevolucionarios y empezó su persecución, confiscando sus tierras para el
estado en su plan de “colectivización”. Ante esto los granjeros incendiaban sus
cultivos antes de entregárselos al gobierno comunista e iniciaron milicias para
contrarrestar al ejército. Por temor a que este sentimiento nacionalista pueda
extenderse a toda Rusia en 1932 Stalin ordenó la completa confiscación de la
producción de agrícola y ganadera de Ucrania. Esta producción se exportó a fin
de financiar el gobierno bolchevique y se cerraron las fronteras para de
encerrar al pueblo sin alimentos y dejarlos morir de hambre.
Primero empezaron a comerse los perros, gatos
y aves; cuando estos se hubieron acabado, comieron todo el pasto que había en
el campo. Carentes absolutamente de alimentos, empezaron a morir de tifus,
agotamiento, suicidios masivos, y finalmente de hambre. Se vieron inclusive
actos de canibalismo.
Los padres llevaban a sus hijos a las fronteras
y trataban de hacerlos pasar por los alambrados de puas para que en los pueblos
cercanos pudieran hacerse cargo de ellos, pero cuando los soldados comunistas
los descubrían los recogían en camiones y los tiraban en el campo a 50
kilómetros de cualquier población para que mueran de hambre y frío.
Estas atrocidades cometidas por el asesino
más grande que hubo en la historia, fueron tapadas por toda la prensa mundial,
especialmente la de Gran Bretaña, Francia y EEUU. Tampoco tomó cartas en el
asunto la antecesora de la ONU, la globalista "League of Nations"
(Sociedad de las Naciones).
El número final de muertos por esta acción
fue de 10 millones de personas, como denunció en 2006, Viktor Yuschenko,
presidente de Ucrania, ante la Asamblea General de la ONU, haciendo un llamado
al reconocimiento mundial de dicho genocidio, y denunciando a la indiferencia
de la mayoría de los países al respecto.
Desconocer la verdad histórica nos hace
vulnerables a la propaganda sionista, que se victimiza para poder oprimirnos
contando con nuestra complicidad. Complicidad dada por nuestra pereza
intelectual al aceptar sin más reparos, las mentiras transmitidas por los
medios masivos de comunicación en calve sentimentalista. De esta manera hacemos
causa común con nuestros enemigos, al compadecernos de sus lamentos, sin
investigar la veracidad de sus propuestas.
Hoy la opresión del sionismo masónico
internacional es casi absoluta, por lo que el combate se presenta en su forma
más difícil, que es, en el plano puramente espiritual. Para formarnos para
enfrentar este terrible combate al que estamos llamados como soldados de
Cristo, debemos primero informarnos.
Sin pretender conseguir victorias en estas
batallas, ya que las mismas solo le corresponden a Dios; preparémonos para
resistir la avanzada del mal, sin hacer nunca concesiones con la mentira, el
error.
Trabajando
para que Cristo Reine y vuelva pronto.
Augusto
TorchSon
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista