jueves, 30 de mayo de 2013

LAS ETIQUETAS IDEOLOGICAS NO PUEDEN OCULTAR LA REALIDAD CIENTIFICA DEL ABORTO

Lo disfrazan de liberalismo o progresismo, pero abortar es matar a los hijos por nacer
  
Hoy Gallardón ha tenido una intervención brillante en el Congreso, defendiendo a los niños por nacer frente a la ofensiva abortista del PSOE. Las palabras del ministro contrastan, eso sí, con sus decepcionantes declaraciones de la semana pasada. Además, me ha llamado la atención ver a Eduardo Madina, del PSOE, diciendo que el aborto es el “corazón de nuestra democracia”, y a Gallardón pidiéndole que sea progresista y defienda al más débil.
Cierto es que matar a los miembros más débiles de la sociedad no es ninguna forma de progreso, si entendemos por tal cosa un proceso de perfeccionamiento de la sociedad, claro. Porque si entendemos el progreso como un mero paso hacia adelante, indudablemente el aborto lo es: un paso adelante hacia un abismo ético, moral, democrático y demográfico. En este tema, los que se autodenominan progresistas, casi todos ellos defensores del relativismo moral, han asumido sin rechistar los más absurdos y anticientíficos disparates para negar el derecho a vivir por razón de edad. Es lo que ocurre cuando se anteponen las tesis de una ideología a la verdad y a la realidad. Algo que no ocurre sólo con el llamado progresismo.
¿Tardaremos mucho en ver a algunos defendiendo el ‘derecho’ a robar?
Y es que en otro margen del escenario ideológico -aunque a veces los límites ya se confunden-, algunos consideran que lo liberal es conceder libertad para abortar. Con esto no hacen más que aceptar las machaconas mentiras de la propaganda abortista según las cuales matar a un hijo por nacer es un “derecho” de su madre. Considerar liberal matar a un hijo no nacido porque algunos apelan a la libertad para justificarlo, deja la puerta abierta a muchas cosas. Y es que si algunos han sido capaces de negar una evidencia científica como el inicio de la vida humana, llegando a sostener la absurda idea de que las mujeres conciben seres no humanos e incluso seres no vivos, ¿qué otras cosas menos importantes no serán víctimas de la misma óptica relativista? Por ejemplo: dentro de unos años, y previa campaña para invocar la “libertad para disponer de los bienes ajenos”, ¿cuánto tardaríamos en ver a liberales defendiendo el “derecho” a robar? No veo nada exagerada la hipótesis. ¿O acaso resultaría más difícil violar el derecho a la propiedad de lo que lo ha sido pisotear el derecho a la vida? Una vez abierta la caja de Pandora del relativismo, ya no hay límites, ni siquiera los derechos humanos.
Las dictaduras comunistas son los regímenes más abortistas
El relativismo se ha filtrado en ciertas ideologías de tal forma que algunos son capaces de defender en nombre del progreso cosas propias de los bárbaros, o en nombre del liberalismo cosas propias de los totalitarismos. De hecho, las dictaduras comunistas, salvo excepciones como la Rumanía de Ceaucescu, han sido los regímenes más abortistas de todos. La URSS lo fue. La Polonia comunista heredó el legado abortista dejado por los ocupantes nazis, y ha sido con la llegada de la democracia cuando se ha empezado a defender la vida de los concebidos en ese país. Algo parecido ha ocurrido en Hungría, cuya dictadura comunista desprotegía por completo la vida de los niños por nacer, abuso corregido por la nueva Constitución democrática del país. la Cuba castrista es hoy el país más abortista de Hispanoamérica. Corea del Norte es uno de los países más abortistas del mundo, seguido de cerca por otra dictaduras comunistas como Vietnam y China. En esta última, por cierto, el recurso al aborto ha provocado un grave desajuste demográfico, al cebarse especialmente con las niñas: hoy en día la proporción en China es de 113 varones por cada 100 niñas (la media mundial es de 107 frente a 100).
¿Es feminista una ley que mata al año a más de 57.000 niñas?
Es alarmante que muchos países democráticos hayan rebajado la protección de la vida humana prenatal hasta extremos que rivalizan con las citadas dictaduras. Lo que ya es surrealista es que algunos consideren liberal la misma desprotección de la vida prenatal que los citados países consideran propia de su ideología comunista. Resulta tan surrealista como ver a progresistas que defienden en nombre del feminismo leyes como la implantada por el PSOE: gracias a ella, en España mueren más de 57.000 niñas víctimas del aborto cada año, como ya señalé aquí partiendo de datos oficiales. Ante tal cúmulo de despropósitos, me parece ocioso discutir si el aborto es o no progresista, liberal, feminista, democrático o mediopensionista. El aborto lo pueden disfrazar con todas las etiquetas que quieran, pero sigue siendo, objetivamente, la muerte y descuartizamiento de un ser humano inocente e indefenso.
¿Alguien le quiere poner una etiqueta ideológica a esto?
Para ser más claro y gráfico, el aborto es esto:
Así es un feto humano de 10 semanas de vida, matado y descuartizado en un abortorio. Y ahora que cada uno le ponga a la imagen, para defender esta salvajada, las etiquetas ideológicas que le dé la gana. Flaco favor le hará con ello a la ideología que respalde esta monstruosidad.