Me viene al pelo esta nota; estoy cansado de decirlo durante años y nadie me cree.
Subject: FIDEL APOYÓ A VIDELA POR ORDEN DE LA URSS
Queridos Amigos /as Esto es una clara vision de que el PC
(Partido Conunisto version rusa ) y el PCR (partido Comunista version china
) fueron pilares donde se acento el golpe ; luego de
derrotado el proceso se combirtieron en criticos ,durante el mismo cabe
recordar las relaciones de : Sabato y Videla; Rebora y la Aeronautica
Heller y el banco credicop con Martines de Hoz Zanini
Menendes etc . A esto hay que agregalle los quebrados y
esto es el progresismo ,un fuerte
abrazo
JUAN MANUEL
(5-19-13-4:40PM)
Fidel Castro, insólito aliado de la dictadura
militar argentina de Jorge Videla
Por Claudia
Peiró.
El castrismo no sólo calló ante los
crímenes del gobierno que presidía el general Jorge Rafael
Videla, sino que le aportó respaldo diplomático en los foros
internacionales, lo que evitó que la Argentina fuese
condenada por la violación masiva de los derechos humanos.
Este hecho es cuidadosamente ocultado por las izquierdas
latinoamericanas, que se siguen referenciando en la
Revolución cubana e idolatrando a su Líder. Son las mismas
que, año a año, compiten por ver quién condena con más
dureza al Proceso militar argentino de 1976-1983.
Para desconcierto de estos mismos
"antiimperialistas", fue el gobierno estadounidense, bajo la
presidencia de James Carter, el que llevó la voz cantante en
la condena a los atropellos humanitarios del gobierno de
facto que presidía Videla. En aquellos años de dura
represión, el régimen cubano contribuyó, a través de su
representante en la ONU, a evitar que la Comisión de
Derechos Humanos del organismo, emitiese una condena contra
la Argentina y organizase una misión de inspección. El favor
fue devuelto. El dictador Videla, que en Argentina decía
estar combatiendo al "marxismo apátrida y ateo", ordenaba a
su representante en la ONU votar en contra de cualquier
condena a La Habana.
En realidad, todo el Movimiento de Países No
Alineados fue cómplice de la dictadura militar argentina,
tal como lo señala Gabriel Salvia, presidente del Centro
para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL):
"Parece escapar a la memoria de varios funcionarios del
gobierno nacional, legisladores, periodistas y activistas de
derechos humanos de la Argentina el hecho de que el
régimen cubano de Fidel Castro fue un actor decisivo para
bloquear la condena a la dictadura militar
argentina en la Comisión de Derechos Humanos de la
ONU, para lo cual operó junto a los países del Movimiento
de No Alineados y del extinto Bloque Socialista, evitando la condena internacional
promovida por los Estados Unidos de América".
Salvia sostiene que quienes estén realmente
interesados en "memoria, verdad y justicia" -leit motiv de
los organismos de derechos humanos de la Argentina, entre
otros- "deberían exigirle explicaciones a Fidel Castro, pues
si la dictadura de Pinochet fue condenada en Ginebra,
mientras que los militares argentinos se salvaron de esa
condena internacional, ello se debió a la intervención del
régimen cubano". Sin embargo, sucede lo contrario: a Fidel
no sólo no se le piden explicaciones sobre esta conducta,
sino que se lo homenajea y es rutina de organizaciones como
la de las Madres de Plaza de Mayo fotografiarse con el
dictador cubano, cómplice del régimen que aniquiló a sus
hijos. "Por un puñado de rublos" ¿Cómo se explica el hecho
de que Fidel Castro en sus discursos en la Plaza de la
Revolución de fines de los 70 y principios de los 80
denunciaba todas las dictaduras que rodeaban a la Argentina,
Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Bolivia y Brasil, evitando
cuidadosamente nombrar a la primera?
El sinsentido es sólo aparente. Hay otro dato
que la izquierda procubana oculta prolijamente: el indigno
sometimiento de Cuba a la entonces Unión Soviética -un
imperialismo "benigno" según el imaginario del progresismo
de entonces. Esto, que fue la clave del silencio y la
complicidad del régimen castrista con los crímenes de la
dictadura argentina, fue recordado recientemente por un
sobrino del propio Ernesto Guevara.
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Martín
Guevara (foto) es hijo del menor de los hermanos del Che,
Juan Martín. A los 10 años de edad, se exilió con su familia
en La Habana, donde pasó buena parte de su vida, hasta 1988.
Su testimonio es contundente. Durante su exilio en Cuba, fue
testigo directo de la complicidad de Fidel con Videla
como pago por los suministros de cereales argentinos a la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), un aporte
alimentario que fue más apreciado aun cuando Moscú comenzó a
padecer el embargo dictado por Washington tras la invasión
de Afganistán.
En concreto, fue la
Junta Militar de la República Argentina -de supuesto ideario
anti marxista- la que rompió el boicot que Estados Unidos
impuso a la URSS. Y esa fue la razón del apoyo de
Fidel Castro al dictador Jorge Rafael Videla. Una verdad
muy difícil de aceptar para quienes ven, en La Habana, un
faro que ilumina el camino "revolucionario" en el
continente. Cuba demostró en esa conducta que no era más que
un satélite soviético, sin el menor margen para
diferenciarse.
A Martín Guevara le tomó mucho tiempo poder
hacer esta denuncia. Recién en el año 2010 publicó un
artículo sobre el tema: "Durante muchos años y por razones
de lealtad familiar, y quizá cierto adoctrinamiento de
izquierda, renuncié a mi derecho a contarlo". No por tardía,
su denuncia es menos lapidaria: "El gobierno de la URSS,
presidido por Leonid Ilich Brezhnev, sin reparar demasiado
en los miles de militantes de izquierdas que se encontraban
en campos de concentración, torturados salvajemente y luego
arrojados desde aviones al Río de La Plata, manda a colocar
la medalla de Lenin en la pechera de altos mandos militares
argentinos, por contribuir a la causa de la Patria de los
proletarios".
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Lágrimas argentinas Guevara relata el
desconcierto que esta conducta generaba en él y en otros que
creían haberse refugiado en el paraíso en la tierra: "Una y
otra vez, los exiliados argentinos en Cuba escuchábamos como
su principal dirigente, Fidel Castro Ruz, en sus extensos
discursos, jamás denunció las prácticas fascistas ni
dictatoriales en la tierra de quien había sido, según él,
uno de sus mejores amigos, de sus grandes guerreros, el Che
Guevara". Y todo "por un puñado de rublos", dice. También
describe la confusión de los mismos cubanos: "(Fidel) jamás
denunció siquiera al gobierno de la junta militar argentina.
Tal era así que mis amigos no sabían por qué estábamos
exiliados en Cuba y lo dudaban cuando yo se los explicaba.
En realidad daba la sensación de que no teníamos (en
Argentina) un gobierno lo suficientemente malo como para
exiliarnos, ni como para que mi padre estuviese preso ocho
años y medio, ni como para que hubiese 30.000 desaparecidos,
más que el doble de la cantidad de muertos en Chile". "Vi
lágrimas en los ojos de hombres duros -recuerda también
Martín Guevara-, de militantes de organizaciones de
izquierdas argentinas, que estaban en Cuba, aceptando las
migajas de un exilio en absoluto silencio, como quien da
albergue al violador del pueblo. Lágrimas cuando, al esperar
una declaración en el tribunal de la ONU por los derechos
humanos, Fidel a través de sus enviados, bajo apercibimiento
de la URSS, calló, haciéndose cómplice histórico de
semejante villanía".
En su denuncia de este hecho, Guevara roza
también, sin decirlo explícitamente, el espinoso tema de la
traición de Fidel al Che, al decir: "Cuando debió callar,
leyó en la Plaza de la Involución aquella carta de despedida
de su amigo Guevara, que sólo debía ser leída en caso de
muerte. Cuando debió hablar para hacer revolución, para
hacerle un honor a su ex amigo con respecto a su patria,
calló"- (Publicado por
el Prof. Antonio Romero
Piriz-Uruguay)
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